31/03/2016, 14:13
Riko se fijó en lo que aquel puesto de comida ofrecía y, quizás fuera todo marketing, pero las imágenes de las comida que servían tenían una pinta exquisita, todas y cada una de las comidas que tenían, que tampoco eran muchas, pero sí las suficientes como para ofrecer una oportuna variedad de alimentos. Rápidamente, los ojos se clavaron en uno de los alimentos, había decidido que iba a cenar aquel día.
— ¡Oiga jefe! ¡Póngame un par de pinchos morunos, por favor! —
El hombre que estaba encargándose del puesto le miró y sonrió.
— ¡Oído cocina! — Y rápidamente se centró en la parrilla que tenía, añadiendo algo que, personalmente, Riko no pudo observar, al menos no hasta que el hombre decidió que estaban suficientemente bien hecho y los sacó, ofreciéndoselos al muchacho, al que se le hizo la boca agua.
— ¡Qué buena pinta! ¡Tome el dinero! ¡Muchas gracias, jefe! —
En cuanto hubo pagado, el muchacho lanzó la primera dentellada llevándose prácticamente la mitad de uno de los pinchos morunos a la boca, justo en este instante, alguien le habló a sus espaldas.
-Pues se ha quedado buena noche, ¿Eh?-
Riko se dio la vuelta con la boca llena de aquella deliciosa carne marinada a medio masticar. Un muchacho de pelo carmesí y ojos del mismo tono cromático estaba allí parado, esperando una repuesta por parte el rastas.
— Fí, la vefaf que fe ha quefafo buema nofe — Contestó el rastas, aún sin tragar los pedazos de carne que tenía en la boca. Rápidamente se fijó en la bandana del muchacho,que llevaba atada en la frente. — ¡Eh! ¡Fomof de la mifma aldea! —
— ¡Oiga jefe! ¡Póngame un par de pinchos morunos, por favor! —
El hombre que estaba encargándose del puesto le miró y sonrió.
— ¡Oído cocina! — Y rápidamente se centró en la parrilla que tenía, añadiendo algo que, personalmente, Riko no pudo observar, al menos no hasta que el hombre decidió que estaban suficientemente bien hecho y los sacó, ofreciéndoselos al muchacho, al que se le hizo la boca agua.
— ¡Qué buena pinta! ¡Tome el dinero! ¡Muchas gracias, jefe! —
En cuanto hubo pagado, el muchacho lanzó la primera dentellada llevándose prácticamente la mitad de uno de los pinchos morunos a la boca, justo en este instante, alguien le habló a sus espaldas.
-Pues se ha quedado buena noche, ¿Eh?-
Riko se dio la vuelta con la boca llena de aquella deliciosa carne marinada a medio masticar. Un muchacho de pelo carmesí y ojos del mismo tono cromático estaba allí parado, esperando una repuesta por parte el rastas.
— Fí, la vefaf que fe ha quefafo buema nofe — Contestó el rastas, aún sin tragar los pedazos de carne que tenía en la boca. Rápidamente se fijó en la bandana del muchacho,que llevaba atada en la frente. — ¡Eh! ¡Fomof de la mifma aldea! —
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