2/04/2016, 13:58
La chica pareció mantener un comportamiento normal, al menos hasta que se escuchó el sonido de los cristales rotos. En ese momento, palideció y comenzó a correr, haciendo torpes señas a Juro para que este la siguiese.
Juro logró entender las indicaciones a pesar de todo, especialmente al verla correr hacia la salida del museo.
El genin la siguió por la zona de las katanas, llegando a chocarse contra un hombre gordo que ocupaba medio pasillo. Siguió la” carrera” a andar rápido a pesar de ello, y ambos consiguieron llegar hasta lo que parecía ser la salida.
- No te pares… - dijo, cuando estaban a punto de llegar.
Si algo se hubiese llegado a interponer entre ellos y la salida, probablemente hubiese sido placado por las almas jóvenes y libres que necesitaban urgentemente salir de aquel lugar. Pero hubo suerte. Ya no había más viejas meonas, ni Takeshis, ni mujeres celosas locas ni mujeriegos por la zona. Solo turistas algo sorprendidos por ver a dos chicos a paso tan rápido por el lugar.
Cuando el primer rayo de luz les dio de lleno en el rostro, Juro se sintió a salvo.
- Lo conseguimos… - murmuró, cogiendo aire – Deberíamos alejarnos más… Solo por si acaso. Este sitio me da mala espina.
Juro logró entender las indicaciones a pesar de todo, especialmente al verla correr hacia la salida del museo.
El genin la siguió por la zona de las katanas, llegando a chocarse contra un hombre gordo que ocupaba medio pasillo. Siguió la” carrera” a andar rápido a pesar de ello, y ambos consiguieron llegar hasta lo que parecía ser la salida.
- No te pares… - dijo, cuando estaban a punto de llegar.
Si algo se hubiese llegado a interponer entre ellos y la salida, probablemente hubiese sido placado por las almas jóvenes y libres que necesitaban urgentemente salir de aquel lugar. Pero hubo suerte. Ya no había más viejas meonas, ni Takeshis, ni mujeres celosas locas ni mujeriegos por la zona. Solo turistas algo sorprendidos por ver a dos chicos a paso tan rápido por el lugar.
Cuando el primer rayo de luz les dio de lleno en el rostro, Juro se sintió a salvo.
- Lo conseguimos… - murmuró, cogiendo aire – Deberíamos alejarnos más… Solo por si acaso. Este sitio me da mala espina.