4/04/2016, 01:54
Cientos de rumores se habían propagado por el país del rio sobre aquellos templos que se habían quedado abandonados a través del tiempo, tanto así que el bosque se había encargado de apoderarse del resto de las estructuras que quedaban; las paredes estaban llena de plantas trepadoras y musgo por el suelo, algunos cuantos hongos se podían apreciar por el alrededor de aquellas ruinas. En realidad era un lugar bastante curioso para aquellos quienes se hacían llamar exploradores, también podía ser escenario de alguna aventura y quién sabe si podrían sus paredes ocultar algún secreto sobre el mundo shinobi.
Mi presencia en aquel templo solo podía significar una cosa y era que mi curiosidad me podía por lo que opte por ir a visitar las ruinas y sacar mis propias conclusiones del lugar. Sin temor alguno entré, supuestamente deberían estar abandonadas o nadie debería andar por ahí pero tomé mis propias precauciones, me mantuve alerta por si había alguna baldosa falsa y pudiera activar alguna trampa, pero aquello era lo que mi imaginación me hacía creer, a ciencia cierta parecía una estructura abandonada, y aún no conseguía encontrar aquellos dibujos en las paredes, seguro estaban aún más adentro.
Afortunadamente aquellas ruinas no estaban a oscuras, o lo que mis ojos me permitían ver era así, algunos rayos solares podían entrar por lo que solían ser numerosas ventanas, pero quizá había algún sótano o cámara principal, eso quería creer y era lo que en realidad estaba buscando.
Un eco resonó en el interior del templo y estaba seguro de que no había sido yo, había alguien más y me había visto, así que me hice con un kunai que sostuve con mi diestra y lo oculte en mi espalda, caminé lentamente por donde había venido, me encontré por un pasillo en el cual no entré, de ahí debía venir la voz y entonces me topé con alguien, mi ojos se posaron en un chico rubio, mucho más que yo, piel pálida y enmascarado. —¿Qué haces por aquí?— Pregunté sin más; sujeté mi kunai con un poco de fuerza en caso de ser necesario.
Mi presencia en aquel templo solo podía significar una cosa y era que mi curiosidad me podía por lo que opte por ir a visitar las ruinas y sacar mis propias conclusiones del lugar. Sin temor alguno entré, supuestamente deberían estar abandonadas o nadie debería andar por ahí pero tomé mis propias precauciones, me mantuve alerta por si había alguna baldosa falsa y pudiera activar alguna trampa, pero aquello era lo que mi imaginación me hacía creer, a ciencia cierta parecía una estructura abandonada, y aún no conseguía encontrar aquellos dibujos en las paredes, seguro estaban aún más adentro.
Afortunadamente aquellas ruinas no estaban a oscuras, o lo que mis ojos me permitían ver era así, algunos rayos solares podían entrar por lo que solían ser numerosas ventanas, pero quizá había algún sótano o cámara principal, eso quería creer y era lo que en realidad estaba buscando.
Un eco resonó en el interior del templo y estaba seguro de que no había sido yo, había alguien más y me había visto, así que me hice con un kunai que sostuve con mi diestra y lo oculte en mi espalda, caminé lentamente por donde había venido, me encontré por un pasillo en el cual no entré, de ahí debía venir la voz y entonces me topé con alguien, mi ojos se posaron en un chico rubio, mucho más que yo, piel pálida y enmascarado. —¿Qué haces por aquí?— Pregunté sin más; sujeté mi kunai con un poco de fuerza en caso de ser necesario.