5/04/2016, 20:48
La kunocihi pareció estar de acuerdo con Juro en el problema de la identidad. Tenían que moverse. Así pues, ella prefirió tomar la delantera y comenzar a andar en una dirección. Juro desconocía si ella sabía hacia donde iban o no, pero cualquier sitio era mejor, así que la siguió.
- Lástima que no encontramos lo que buscabas. - dijo la kunoichi, mientras procedía a quitarse la gabardina con la que Juro la había conocido.
- Tranquila, no tiene importancia - repuso, agitando su mano diestra. Prefería mil veces ponerse a salvo que eso.
No solo la gabardina. Pronto, la chica también se quitó la máscara que había asustado en un principio a Juro, y la guardó, al igual que arrebujó la prenda de ropa. Estaba tratando de protegerse, si por algún casual los pillaban. Era una buena idea. Sin embargo, Juro no tenía mucho que sacar...
Por el contrario, gracias a eso pudo ver mejor a su compañera. El maquillaje negro se extendía por toda su cara, formando una especie de triangulo por encima de la nariz, y unas líneas contorneadas por encima del labio, además de los ojos. En cierto modo, era hasta gracioso sin la máscara. Debajo de la gabardina tenía un top negro con algo menos de ropa, aunque Juro solo pudo verla de frente.
"Me pregunto por qué se escondera tanto..." - no era un bicho raro, ni un monstruo. Solo era una chica normal, incluso guapa, con sus ojos y su pelo rojizo.
- Juro… Necesito agua… - la voz de la chica le sacó de sus cavilaciones, tenía planeado quitarse el maquillaje - - ¿No sabes técnicas de agua o parecido...? -
Juro se preguntó si a su compañera le importaría que le tirase un mizurapa a la cara. Descartó mentalmente la idea, esa y la de azotarla con el látigo para usar el elemento y conseguir agua. No, tenía que haber maneras menos violentas.
Hurgó en su mochila y sacó una pequeña cantimplora. La abrió y sopesó su peso. Tal y como había imaginado. Al abrir su boquilla y suspenderla boca abajo, nada salió. Estaba completamente vacia.
- Mi hermana tenía la buena... - se lamentó, volviéndola a guardar en su sitio. Estaba sin ideas. - Puedo hacer salir agua, pero en una calle normal llena de gente lo único que conseguiríamos sería llamar la atención. Deberíamos buscar otro lugar...
Juro se paró durante unos momentos, pensando las opciones. No, definitivamente, una calle peatonal no era un buen lugar. Pero tenían que pensar algo... Y también estaba el hecho de que podían reconocerles.
- Un momento - Juro respiró, tomo aire y lo soltó. Y tras ello se quitó al bufanda amarilla, inseparable de él, la arrebujó y la guardó en su portaobjetos. Su pequeña colaboración a la ocultación -- Ya... esta.
No le gustaba, pero no podía quitarse el resto de su ropa ni ponerse nada más. Acababa de revelar la continuidad de su cicatriz en la mejilla, un mapeado mal tejido de cicatrices por su garganta y su cuello. Suspiró, tomo aire, y volvió a seguir el camino con la chica. Si ella podía, él también.
- Lástima que no encontramos lo que buscabas. - dijo la kunoichi, mientras procedía a quitarse la gabardina con la que Juro la había conocido.
- Tranquila, no tiene importancia - repuso, agitando su mano diestra. Prefería mil veces ponerse a salvo que eso.
No solo la gabardina. Pronto, la chica también se quitó la máscara que había asustado en un principio a Juro, y la guardó, al igual que arrebujó la prenda de ropa. Estaba tratando de protegerse, si por algún casual los pillaban. Era una buena idea. Sin embargo, Juro no tenía mucho que sacar...
Por el contrario, gracias a eso pudo ver mejor a su compañera. El maquillaje negro se extendía por toda su cara, formando una especie de triangulo por encima de la nariz, y unas líneas contorneadas por encima del labio, además de los ojos. En cierto modo, era hasta gracioso sin la máscara. Debajo de la gabardina tenía un top negro con algo menos de ropa, aunque Juro solo pudo verla de frente.
"Me pregunto por qué se escondera tanto..." - no era un bicho raro, ni un monstruo. Solo era una chica normal, incluso guapa, con sus ojos y su pelo rojizo.
- Juro… Necesito agua… - la voz de la chica le sacó de sus cavilaciones, tenía planeado quitarse el maquillaje - - ¿No sabes técnicas de agua o parecido...? -
Juro se preguntó si a su compañera le importaría que le tirase un mizurapa a la cara. Descartó mentalmente la idea, esa y la de azotarla con el látigo para usar el elemento y conseguir agua. No, tenía que haber maneras menos violentas.
Hurgó en su mochila y sacó una pequeña cantimplora. La abrió y sopesó su peso. Tal y como había imaginado. Al abrir su boquilla y suspenderla boca abajo, nada salió. Estaba completamente vacia.
- Mi hermana tenía la buena... - se lamentó, volviéndola a guardar en su sitio. Estaba sin ideas. - Puedo hacer salir agua, pero en una calle normal llena de gente lo único que conseguiríamos sería llamar la atención. Deberíamos buscar otro lugar...
Juro se paró durante unos momentos, pensando las opciones. No, definitivamente, una calle peatonal no era un buen lugar. Pero tenían que pensar algo... Y también estaba el hecho de que podían reconocerles.
- Un momento - Juro respiró, tomo aire y lo soltó. Y tras ello se quitó al bufanda amarilla, inseparable de él, la arrebujó y la guardó en su portaobjetos. Su pequeña colaboración a la ocultación -- Ya... esta.
No le gustaba, pero no podía quitarse el resto de su ropa ni ponerse nada más. Acababa de revelar la continuidad de su cicatriz en la mejilla, un mapeado mal tejido de cicatrices por su garganta y su cuello. Suspiró, tomo aire, y volvió a seguir el camino con la chica. Si ella podía, él también.