9/04/2016, 22:09
—¡Ay, mi madre! ¡Si este es el chico que ha pasado de ronda sin pegar un palo al agua! ¡A eso sí que le llamo un golpe de suerte!
— Bueno, yo...
—¡Y en cambio la otra chica es la que terminó su combate en cuestión de segundos! ¡Menuda paliza!
Juro se llevo una mano al rostro, en signo de decepción. No solo no había conseguido nada, si no que encima les habían dado donde más les dolía a los dos. Jaque mate, supuso.
—Pero lo sentimos, chicos. No importa si sois mendigos o los hijos de un richachón de renombre, una vez finalizados los combates, ni los mismísimos Señores Feudales pueden entrar de nuevo en la arena.
—Así que ya podéis dar media vuelta. Lo que sea que hayáis perdido lo devolverán a objetos perdidos.
—Está bien... Sentimos las molestias... — contestó Ayame, en mitad de un suspiro. No parecía conforme tampoco con lo que había pasado.
Juro, aun tratando de asimilar lo que había pasado, siguió agachando la cabeza a Ayame, dándose media vuelta. Cuando ambos se alejaron suficiente de los guardias, Ayame recuperó el valor para hablar.
—¿Y ahora qué hacemos? No nos van a dejar pasar por nada del mundo... Quizás deberíamos rendirnos y decirle a la niña que busque su osito en objetos perdidos...
— Tendríamos que volver a encarar a la niña, delante de sus padres, y decirle que no hemos podido recuperar a su osito de peluche y probablemente hacerla llorar ... — dijo Juro, con pesadez. No solo la decepcionarían, si no que encima demostrarían su ineptitud — No lo se... Que problemático es esto....
Suspiró y se rascó la nuca. Esa entrada estaba ocupada, totalmente. No quería rendirse, algo en él le decía que no podía rendirse... pero tampoco iba a violar la ley por un osito de peluche. Tenía que pensar, o al menos, intentarlo.
— Supongo que no habrá otra entrada con guardias más simpáticos ... — dijo por fin, sin acabar de decidirse — Esta entrada esta vetada, eso seguro. Habría que buscar otra forma de entrar... Si es que la hay. Si no, se acabó. La verdad es que no se orientarme demasiado bien, así que no tengo ni idea. Yo iría a la deriva aquí...
Juro recordaba como Ayame le había guiado hasta el lugar. Así pues, a no ser que el plan fuese dar vueltas a la redonda, Juro confiaba en que Ayame pudiese aportar algo, o en casa contrario, elaborar la mejor forma de rendirse sin herir los sentimientos de una niña...
— Bueno, yo...
—¡Y en cambio la otra chica es la que terminó su combate en cuestión de segundos! ¡Menuda paliza!
Juro se llevo una mano al rostro, en signo de decepción. No solo no había conseguido nada, si no que encima les habían dado donde más les dolía a los dos. Jaque mate, supuso.
—Pero lo sentimos, chicos. No importa si sois mendigos o los hijos de un richachón de renombre, una vez finalizados los combates, ni los mismísimos Señores Feudales pueden entrar de nuevo en la arena.
—Así que ya podéis dar media vuelta. Lo que sea que hayáis perdido lo devolverán a objetos perdidos.
—Está bien... Sentimos las molestias... — contestó Ayame, en mitad de un suspiro. No parecía conforme tampoco con lo que había pasado.
Juro, aun tratando de asimilar lo que había pasado, siguió agachando la cabeza a Ayame, dándose media vuelta. Cuando ambos se alejaron suficiente de los guardias, Ayame recuperó el valor para hablar.
—¿Y ahora qué hacemos? No nos van a dejar pasar por nada del mundo... Quizás deberíamos rendirnos y decirle a la niña que busque su osito en objetos perdidos...
— Tendríamos que volver a encarar a la niña, delante de sus padres, y decirle que no hemos podido recuperar a su osito de peluche y probablemente hacerla llorar ... — dijo Juro, con pesadez. No solo la decepcionarían, si no que encima demostrarían su ineptitud — No lo se... Que problemático es esto....
Suspiró y se rascó la nuca. Esa entrada estaba ocupada, totalmente. No quería rendirse, algo en él le decía que no podía rendirse... pero tampoco iba a violar la ley por un osito de peluche. Tenía que pensar, o al menos, intentarlo.
— Supongo que no habrá otra entrada con guardias más simpáticos ... — dijo por fin, sin acabar de decidirse — Esta entrada esta vetada, eso seguro. Habría que buscar otra forma de entrar... Si es que la hay. Si no, se acabó. La verdad es que no se orientarme demasiado bien, así que no tengo ni idea. Yo iría a la deriva aquí...
Juro recordaba como Ayame le había guiado hasta el lugar. Así pues, a no ser que el plan fuese dar vueltas a la redonda, Juro confiaba en que Ayame pudiese aportar algo, o en casa contrario, elaborar la mejor forma de rendirse sin herir los sentimientos de una niña...