14/04/2016, 21:43
El niño se unió a formar parte del cuadro. Ya eran cinco desconocidas - o poco conocidas, más bien - encerradas en un cuarto. Solo faltaba una cámara, para estudiar sus reacciones, como si fuese un ensayo científico de alguna extravagante revista.
Todas las miradas se dirigieron hacia el niño, abrumándolo por unos instantes. Tras ellos, la mujer detective perdería el interés en él, bajando la vista, probablemente pensando en sus cosas. Kazuma tampoco le prestaría demasiada atención, inmerso en sus preocupaciones acerca del tiempo de la misión, que pasaba sin piedad para ninguno.
Juro le dirigió una pequeña sonrisa al niño, aunque este no se la devolvió. Fijo sus ojos azules en los ojos oscuros de Nabi.
Quizá vio algo que le asustó, quizá fue su mirada espectral. Lo cierto es que el niñó vio algo que no le gustó nada en el profundo rostro del Uchiha. Dio un paso hacia atrás, mientras hacía una mueca, que pronto se convirtió en un puchero. Realmente parecía asustarle. A Juro no le pasó inadvertido esto.
- No le mires así. Le vas a hacer llorar... - protestó Juro, casi en un susurro. No les convenía que la madre se enterase...
Sin embargo, el niño se armó de valor, y bajó el último escalón que le separaba de ellos. Con sus piernecitas, dio un par de pasos, aunque se paró en seco al ver que la distancia entre él y los invitados de la casa estaba a un par de pasos. Miró a la mujer detective, luego a Kazuma, luego a Juro, y luego a Nabi, como si buscase una cara conocida.
Al no ver lo que encontraba, simplemente volvió a hacer un puchero, y extendió ambos brazos hacia las piernas de Nabi, más concretamente hacia donde se encontraba el casco.
- Puede que tengamos mucho de que discutir... - dijo repentinamente la invitada sobrante del grupo - Pero créeme, no nos conviene que ese chico llore...
El niño volvió a repetir la acción, con gesto insistente, sin atreverse a acercarse más. Hizo otro puchero más evidente. Si la cosa seguía así...
Mientras, si la madre había terminado con la cocina, ninguno de los presentes podría enterarse. Aun se escuchaba el ruido de la carne, aunque había reducido su intensidad...
Todas las miradas se dirigieron hacia el niño, abrumándolo por unos instantes. Tras ellos, la mujer detective perdería el interés en él, bajando la vista, probablemente pensando en sus cosas. Kazuma tampoco le prestaría demasiada atención, inmerso en sus preocupaciones acerca del tiempo de la misión, que pasaba sin piedad para ninguno.
Juro le dirigió una pequeña sonrisa al niño, aunque este no se la devolvió. Fijo sus ojos azules en los ojos oscuros de Nabi.
Quizá vio algo que le asustó, quizá fue su mirada espectral. Lo cierto es que el niñó vio algo que no le gustó nada en el profundo rostro del Uchiha. Dio un paso hacia atrás, mientras hacía una mueca, que pronto se convirtió en un puchero. Realmente parecía asustarle. A Juro no le pasó inadvertido esto.
- No le mires así. Le vas a hacer llorar... - protestó Juro, casi en un susurro. No les convenía que la madre se enterase...
Sin embargo, el niño se armó de valor, y bajó el último escalón que le separaba de ellos. Con sus piernecitas, dio un par de pasos, aunque se paró en seco al ver que la distancia entre él y los invitados de la casa estaba a un par de pasos. Miró a la mujer detective, luego a Kazuma, luego a Juro, y luego a Nabi, como si buscase una cara conocida.
Al no ver lo que encontraba, simplemente volvió a hacer un puchero, y extendió ambos brazos hacia las piernas de Nabi, más concretamente hacia donde se encontraba el casco.
- Puede que tengamos mucho de que discutir... - dijo repentinamente la invitada sobrante del grupo - Pero créeme, no nos conviene que ese chico llore...
El niño volvió a repetir la acción, con gesto insistente, sin atreverse a acercarse más. Hizo otro puchero más evidente. Si la cosa seguía así...
Mientras, si la madre había terminado con la cocina, ninguno de los presentes podría enterarse. Aun se escuchaba el ruido de la carne, aunque había reducido su intensidad...