19/04/2016, 18:41
(Última modificación: 19/04/2016, 18:43 por Uchiha Datsue.)
—Que te den —masculló la Yotsuki, tratando sin éxito de patear con el talón a su compañero—. A la mínima que se despisten, salimos por patas...
Datsue asintió con vehemencia, como un niño haría frente a una tienda de golosinas al ser preguntado si quería entrar.
—Pero no te olvides del gorila de la entrada —susurró Datsue, recordando al hombretón de más de dos metros que custodiaba la salida.
—Ya veo —el semblante de Katame se iluminó con la luz de la clarividencia—. Así que este es el pequeño Datsue.
La diestra de Haskoz, que momentos antes acariciaba el Nage Ono con la misma sutileza que tendría una esposa con su amante, se enroscó como una serpiente entorno al mango del hacha, cuya madera crujió bajo la súbita presión. No tenía necesidad de activar el Sharingan para adivinar las intenciones de su viejo camarada: tan sólo había retrocedido un paso para coger impulso.
—Estás demasiado viejo para esto, Haskoz-san. Hazte un favor y quítate del puto medio.
Haskoz no se movió. Permaneció quieto, inmóvil como una estatua, mirando el antebrazo que tenía alzado. Tiempo atrás, se hubiese visto obligado a abrirle la cabeza con el hacha a cualquiera que hubiese osado hablarle así. Pero ahora ya no era líder de ninguna banda, y la palabra paciencia estaba tatuada en su piel, recordándole los errores que había cometido en el pasado.
Quería cambiar.
—Tienes razón, ya estoy muy viejo para estas cosas. Para luchar, para perder viejos amigos… —los ojos de Haskoz se tiñeron de sangre, y su pupila se transformó en una estrella de seis puntas, con seis pétalos de borde negro que envolvía cada punta—. Y para cambiar.
Después de todo, había que ser realistas. Haskoz nunca había tenido paciencia, y era demasiado viejo como para pretender cambiar ahora.
Datsue asintió con vehemencia, como un niño haría frente a una tienda de golosinas al ser preguntado si quería entrar.
—Pero no te olvides del gorila de la entrada —susurró Datsue, recordando al hombretón de más de dos metros que custodiaba la salida.
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—Ya veo —el semblante de Katame se iluminó con la luz de la clarividencia—. Así que este es el pequeño Datsue.
La diestra de Haskoz, que momentos antes acariciaba el Nage Ono con la misma sutileza que tendría una esposa con su amante, se enroscó como una serpiente entorno al mango del hacha, cuya madera crujió bajo la súbita presión. No tenía necesidad de activar el Sharingan para adivinar las intenciones de su viejo camarada: tan sólo había retrocedido un paso para coger impulso.
—Estás demasiado viejo para esto, Haskoz-san. Hazte un favor y quítate del puto medio.
Haskoz no se movió. Permaneció quieto, inmóvil como una estatua, mirando el antebrazo que tenía alzado. Tiempo atrás, se hubiese visto obligado a abrirle la cabeza con el hacha a cualquiera que hubiese osado hablarle así. Pero ahora ya no era líder de ninguna banda, y la palabra paciencia estaba tatuada en su piel, recordándole los errores que había cometido en el pasado.
Quería cambiar.
—Tienes razón, ya estoy muy viejo para estas cosas. Para luchar, para perder viejos amigos… —los ojos de Haskoz se tiñeron de sangre, y su pupila se transformó en una estrella de seis puntas, con seis pétalos de borde negro que envolvía cada punta—. Y para cambiar.
Después de todo, había que ser realistas. Haskoz nunca había tenido paciencia, y era demasiado viejo como para pretender cambiar ahora.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado