21/04/2016, 22:27
Un círculo vicioso se había formado en aquella casa. Kazuma miraba mal a la mujer que les había llevado hasta la casa, Juro miraba a la dueña de la casa con algo de pavor, la mujer con aspiraciones detectivescas miraba mal a Kazuma y luego a Juro, mientras la dueña de la casa miraba a Nabi.
“Si las miradas fueran asesinas de verdad ya estaríamos todos muertos….”
Entonces, llegó el momento. Nabi se levantó, y habló. Habló probablemente más de lo que había hablado en toda la misión. Todo el resentimiento acumulado durante todo el rato estalló en forma de cortantes palabras, que trataron de dañar a todo el que las comprendiera.
Tras decir que no pensaba perder el tiempo, y que después de todo, era una misión que les habían encargado ellos mismos, decidió que ya era hora de irse a limpiar. Eso, o que les dejase claro que no querían hacerlo.
Juro se quedó algo impresionado. No es que no lo pensase, tenía bastante razón. Solo por la forma de hablar. Él nunca se habría atrevido a hablarle a un civil así. No es que tuvieran un gran poder sobre ellos, pero parte de la misión habría dependido de los tratos con ellos. Afortunadamente, no era obligatoria…
La mujer no lo detuvo. Juro se levantó, dispuesto a seguirle. Después de todo, eran sus compañeros. Pero tampoco habría más opciones.
- Después de montar alboroto en mi propio jardín y de que os ofrezca mi hospitalidad… No sé para qué me esfuerzo en ofrecer nada…- dijo la mujer, con tono doliente – Se nota que no os han educado bien… Pero con esa actitud, no puedo hacer nada…
«Salid de esta casa antes de que a mi Hayato se le peguen vuestros malos hábitos – dijo entonces, levantándose - ¿Queréis limpiar y desentenderos del dueño, no? Pues venga, ya tardáis.
- Pero… - protestó Megumi, contrariada.
- ¡Tú también! – exclamó, más enfadada por la protesta - ¡Largo!
Juro captó el mensaje al instante. Miro a Kazuma, para dar a entender lo que claramente tenían que hacer, y luego se marchó. Salió por la puerta antes que nadie, y vio a Nabi, quien ya había comenzado a limpiar el estropicio. Sintió que debía decir algo, unas palabras de agradecimiento, darle la razón, o incluso reprenderle…
… Pero sintió, al verle, que lo único que conseguiría sería que se enfadase con él también, si es que no lo estaba ya, o que le ignorase o le matase con sus sarcasmos rellenos de odio.
Quizás fue su inexperiencia, quizá su poco trato, pero no dijo nada. Simplemente se acercó, cogió sus utensilios y se puso a limpiar por el lado contrario, donde no estaba ocupándose él. Si el Uchiha decidía mirarle a la cara, Juro simplemente asentiría, con el rostro lleno de seriedad.
Cuantos más rápido lo limpiasen, mejor.
“Si las miradas fueran asesinas de verdad ya estaríamos todos muertos….”
Entonces, llegó el momento. Nabi se levantó, y habló. Habló probablemente más de lo que había hablado en toda la misión. Todo el resentimiento acumulado durante todo el rato estalló en forma de cortantes palabras, que trataron de dañar a todo el que las comprendiera.
Tras decir que no pensaba perder el tiempo, y que después de todo, era una misión que les habían encargado ellos mismos, decidió que ya era hora de irse a limpiar. Eso, o que les dejase claro que no querían hacerlo.
Juro se quedó algo impresionado. No es que no lo pensase, tenía bastante razón. Solo por la forma de hablar. Él nunca se habría atrevido a hablarle a un civil así. No es que tuvieran un gran poder sobre ellos, pero parte de la misión habría dependido de los tratos con ellos. Afortunadamente, no era obligatoria…
La mujer no lo detuvo. Juro se levantó, dispuesto a seguirle. Después de todo, eran sus compañeros. Pero tampoco habría más opciones.
- Después de montar alboroto en mi propio jardín y de que os ofrezca mi hospitalidad… No sé para qué me esfuerzo en ofrecer nada…- dijo la mujer, con tono doliente – Se nota que no os han educado bien… Pero con esa actitud, no puedo hacer nada…
«Salid de esta casa antes de que a mi Hayato se le peguen vuestros malos hábitos – dijo entonces, levantándose - ¿Queréis limpiar y desentenderos del dueño, no? Pues venga, ya tardáis.
- Pero… - protestó Megumi, contrariada.
- ¡Tú también! – exclamó, más enfadada por la protesta - ¡Largo!
Juro captó el mensaje al instante. Miro a Kazuma, para dar a entender lo que claramente tenían que hacer, y luego se marchó. Salió por la puerta antes que nadie, y vio a Nabi, quien ya había comenzado a limpiar el estropicio. Sintió que debía decir algo, unas palabras de agradecimiento, darle la razón, o incluso reprenderle…
… Pero sintió, al verle, que lo único que conseguiría sería que se enfadase con él también, si es que no lo estaba ya, o que le ignorase o le matase con sus sarcasmos rellenos de odio.
Quizás fue su inexperiencia, quizá su poco trato, pero no dijo nada. Simplemente se acercó, cogió sus utensilios y se puso a limpiar por el lado contrario, donde no estaba ocupándose él. Si el Uchiha decidía mirarle a la cara, Juro simplemente asentiría, con el rostro lleno de seriedad.
Cuantos más rápido lo limpiasen, mejor.