23/04/2016, 17:59
—Se lo voy a dejar muy claro —finalmente, Nabi estalló—. Blablabla, problemas. Blablabla, obstáculo. Blablabla, la casa siguiente. Blablabla, su madre tal cosa…
«!Wow¡ Aguanto bastante más de lo que creí posible.» —Admitió el Ishimura mientras degustaba el té.
Tanto el Uchiha como el pelinegro se levantaron en silencio y procedieron a marcharse. Parecía que ambos compartían la misma frustración. Por su parte Kazuma se encontraba mucho más tranquilo ahora que Nabi había expresado todas sus inquietudes. Aunque parecía un poco fuera de lugar estando sentado en el mueble, de lo más cómodo y con su aspecto pulcro y arreglado, como si no hubiese pasado nada. Y se mantuvo así, incluso luego de la mirada que Juro le arrojo para que se pusiera en marcha.
—Después de montar alboroto en mi propio jardín y de que os ofrezca mi hospitalidad… No sé para qué me esfuerzo en ofrecer nada… —dijo la mujer, con tono doliente—. Se nota que no os han educado bien… Pero con esa actitud, no puedo hacer nada…
—Salid de esta casa antes de que a mi Hayato se le peguen vuestros malos hábitos —dijo entonces, levantándose—. ¿Queréis limpiar y desentenderos del dueño, no? Pues venga, ya tardáis.
—Pero… —protestó Megumi, contrariada.
—¡Tú también! —Exclamó, más enfadada por la protesta—. ¡Largo!
Entonces el joven de cabellos blancos se quedó solo con aquella mujer rubia. Lejos de ser la fantasía tipo milf de cualquier jovencito, el silencio se torno bastante incómodo cuando la señora depositó su enojada mirada en el plácido jovencito.
—Entiendo —dijo calmadamente—. También me retirare. —Se levantó dispuesto a marcharse, pero antes le dirigió algunas palabras a la señora de la casa.
»Mil disculpas por todos los problemas causados —hizo una marcada reverencia de sinceridad—. Lamento que mi compañero se haya expresado de tal forma, pero lo que decía era en gran medida verdad… Verá, es que estamos en nuestra primera misión y no tenemos ninguna experiencia en el trato Ninja-civil… Lo cierto es que para nosotros hay mucho en juego y permitirnos estas interacciones en medio del trabajo es algo inaceptable a los ojos de nuestra profesión.
»De nuevo, me disculpo. Gracias por su hospitalidad y el sabroso té. Que tenga buen día, señora. Trataremos de terminar nuestro trabajo a la brevedad para retirarnos.
Para cuando el de piel morena salió al patio de la casa, se encontró a sus dos compañeros en un silencio un poco lúgubre. Ambos permanecían callados mientras limpiaban la fachada de aquella casa. Kazuma tenía ganas de decirles “se los dije” y aunque bien se lo merecían, lo mejor era esperar a que terminaran con la misión.
—Hey —los llamó para que se giraran—. No olviden colocarse las mascarillas, es por seguridad. —Dijo mientras se ponía la suya. Tomo un cepillo y comenzó a restregar el muro.
«!Wow¡ Aguanto bastante más de lo que creí posible.» —Admitió el Ishimura mientras degustaba el té.
Tanto el Uchiha como el pelinegro se levantaron en silencio y procedieron a marcharse. Parecía que ambos compartían la misma frustración. Por su parte Kazuma se encontraba mucho más tranquilo ahora que Nabi había expresado todas sus inquietudes. Aunque parecía un poco fuera de lugar estando sentado en el mueble, de lo más cómodo y con su aspecto pulcro y arreglado, como si no hubiese pasado nada. Y se mantuvo así, incluso luego de la mirada que Juro le arrojo para que se pusiera en marcha.
—Después de montar alboroto en mi propio jardín y de que os ofrezca mi hospitalidad… No sé para qué me esfuerzo en ofrecer nada… —dijo la mujer, con tono doliente—. Se nota que no os han educado bien… Pero con esa actitud, no puedo hacer nada…
—Salid de esta casa antes de que a mi Hayato se le peguen vuestros malos hábitos —dijo entonces, levantándose—. ¿Queréis limpiar y desentenderos del dueño, no? Pues venga, ya tardáis.
—Pero… —protestó Megumi, contrariada.
—¡Tú también! —Exclamó, más enfadada por la protesta—. ¡Largo!
Entonces el joven de cabellos blancos se quedó solo con aquella mujer rubia. Lejos de ser la fantasía tipo milf de cualquier jovencito, el silencio se torno bastante incómodo cuando la señora depositó su enojada mirada en el plácido jovencito.
—Entiendo —dijo calmadamente—. También me retirare. —Se levantó dispuesto a marcharse, pero antes le dirigió algunas palabras a la señora de la casa.
»Mil disculpas por todos los problemas causados —hizo una marcada reverencia de sinceridad—. Lamento que mi compañero se haya expresado de tal forma, pero lo que decía era en gran medida verdad… Verá, es que estamos en nuestra primera misión y no tenemos ninguna experiencia en el trato Ninja-civil… Lo cierto es que para nosotros hay mucho en juego y permitirnos estas interacciones en medio del trabajo es algo inaceptable a los ojos de nuestra profesión.
»De nuevo, me disculpo. Gracias por su hospitalidad y el sabroso té. Que tenga buen día, señora. Trataremos de terminar nuestro trabajo a la brevedad para retirarnos.
Para cuando el de piel morena salió al patio de la casa, se encontró a sus dos compañeros en un silencio un poco lúgubre. Ambos permanecían callados mientras limpiaban la fachada de aquella casa. Kazuma tenía ganas de decirles “se los dije” y aunque bien se lo merecían, lo mejor era esperar a que terminaran con la misión.
—Hey —los llamó para que se giraran—. No olviden colocarse las mascarillas, es por seguridad. —Dijo mientras se ponía la suya. Tomo un cepillo y comenzó a restregar el muro.