1/05/2016, 23:49
—Es perfecto. Aterrador, pero perfecto —respondió Juro, y Ayame, ahora transformada en el corpulento samurai, sonrió con henchido orgullo.
Su compañero no tardó en imitarla y, tras entrelazar las manos en la misma secuencia de sellos que ella había empleado, una pequeña nube de humo hizo resurgir al otro samurai, más bajito pero igual de imponente y la misma indumentaria.
—Listo…
Ayame asintió, satisfecha. Incluso el cambio de voz había sido perfecto. Ahora deberían moverse rápidamente y dar con el osito de peluche antes de levantar cualquier tipo de sospecha que pudiera complicar su misión.
—Deberíamos ir a alguna de las otras puertas. Es una estupidez que intentemos pasar por la misma donde están ellos. Sólo espero de verdad que los samurai sí puedan entrar en el recinto después de los combates...
—Tienes razón, probemos con el lado más cercano, sin contar ese —respondió Juro; y, sin perder un instante, Ayame se puso en marcha y echó a caminar a buen paso por uno de los pasillos aledaños—. Aunque el objetivo es pasar sin más, probablemente nos pregunten qué hacer. Tenemos que pensarlo bien…
—Es cierto... No había pensado en eso... —susurró. Aquel hecho era verdaderamente preocupante, puesto que no se le daba nada bien mentir...
—Veamos… ¿Nos han mandando patrullar la zona?... Quizás sea arriesgado…
—Demasiado simple... ¿Patrullar un estadio en teoría vacío?
—¿Hemos visto como alguien se colaba por el tejado y vamos a echarle? —continuó, chasqueando los dedos—. ¿Se te ocurre algo mejor?
Ayame lo meditó durante unos instantes.
—¿Y por qué no hemos accedido desde nuestra puerta? —le contradijo, torciendo el gesto—. No sé... no sé... Esto cada vez me parece una idea peor...
Su compañero no tardó en imitarla y, tras entrelazar las manos en la misma secuencia de sellos que ella había empleado, una pequeña nube de humo hizo resurgir al otro samurai, más bajito pero igual de imponente y la misma indumentaria.
—Listo…
Ayame asintió, satisfecha. Incluso el cambio de voz había sido perfecto. Ahora deberían moverse rápidamente y dar con el osito de peluche antes de levantar cualquier tipo de sospecha que pudiera complicar su misión.
—Deberíamos ir a alguna de las otras puertas. Es una estupidez que intentemos pasar por la misma donde están ellos. Sólo espero de verdad que los samurai sí puedan entrar en el recinto después de los combates...
—Tienes razón, probemos con el lado más cercano, sin contar ese —respondió Juro; y, sin perder un instante, Ayame se puso en marcha y echó a caminar a buen paso por uno de los pasillos aledaños—. Aunque el objetivo es pasar sin más, probablemente nos pregunten qué hacer. Tenemos que pensarlo bien…
—Es cierto... No había pensado en eso... —susurró. Aquel hecho era verdaderamente preocupante, puesto que no se le daba nada bien mentir...
—Veamos… ¿Nos han mandando patrullar la zona?... Quizás sea arriesgado…
—Demasiado simple... ¿Patrullar un estadio en teoría vacío?
—¿Hemos visto como alguien se colaba por el tejado y vamos a echarle? —continuó, chasqueando los dedos—. ¿Se te ocurre algo mejor?
Ayame lo meditó durante unos instantes.
—¿Y por qué no hemos accedido desde nuestra puerta? —le contradijo, torciendo el gesto—. No sé... no sé... Esto cada vez me parece una idea peor...