22/05/2016, 02:42
(Última modificación: 22/05/2016, 02:45 por Uchiha Datsue.)
Mierda…
Nada más levantar la mano, se dio cuenta de su error. Captó la mirada asustadiza del osezno, el cambio en su lenguaje corporal… todo le indicaba que acababa de meter la pata. Dejó caer la mano, intentando corregir su error, pero fue demasiado tarde.
—¡Espera! —exclamó, cuando el oso huyó, para luego chasquear la lengua, irritado. Mierda, no debo gritarle. Mantén la calma, joder, o no me ganaré su confianza. Contuvo las ganas de perseguirle y se mantuvo inmóvil. Correr tras él tan sólo haría pensar al oso que se trataba de un cazador, de un depredador. Y él no quería eso.
No se debe lastimar a los pandas, deben ser regresados sin el uso de violencia.
Las palabras de la misión resonaron con fuerza en su cabeza. El Uchiha se imaginaba el porqué de esas condiciones. No creía que fuese por el cariño hacia los osos por parte de sus dueños, sino que, más bien, era para no destrozar su adiestramiento y perder unos cuantos miles de ryos por culpa de ello. Porque, de mostrarse agresivo con los osos, probablemente éstos nunca recuperasen la confianza en el ser humano. Y quizá eso fuese lo mejor, pensó por un instante.
—¡Niño no lo dejes ir! —gritó alguien de pronto, un chico que rondaba el metro setenta y llevaba anudada al cuello la bandana de Takigakure.
¿Tatsuya? Quiso contestarle, pero entonces oyó una nueva voz, un grito proveniente del final del camino, cuyas palabras no alcanzó a entender.
—¿¡Eh!? ¿¡Qué dices!? ¡No te oigo! —exclamó Datsue al viejo, acercándose a él a la carrera. No sabía por qué, pero tenía la corazonada de que se trataba del cliente...
Que Tatsuya se arregla como pueda con el oso, que para eso me metió en esto. Si es que ese tío es Tatsuya, claro... Y sino que se joda igualmente, por llamarme niño
Nada más levantar la mano, se dio cuenta de su error. Captó la mirada asustadiza del osezno, el cambio en su lenguaje corporal… todo le indicaba que acababa de meter la pata. Dejó caer la mano, intentando corregir su error, pero fue demasiado tarde.
—¡Espera! —exclamó, cuando el oso huyó, para luego chasquear la lengua, irritado. Mierda, no debo gritarle. Mantén la calma, joder, o no me ganaré su confianza. Contuvo las ganas de perseguirle y se mantuvo inmóvil. Correr tras él tan sólo haría pensar al oso que se trataba de un cazador, de un depredador. Y él no quería eso.
No se debe lastimar a los pandas, deben ser regresados sin el uso de violencia.
Las palabras de la misión resonaron con fuerza en su cabeza. El Uchiha se imaginaba el porqué de esas condiciones. No creía que fuese por el cariño hacia los osos por parte de sus dueños, sino que, más bien, era para no destrozar su adiestramiento y perder unos cuantos miles de ryos por culpa de ello. Porque, de mostrarse agresivo con los osos, probablemente éstos nunca recuperasen la confianza en el ser humano. Y quizá eso fuese lo mejor, pensó por un instante.
—¡Niño no lo dejes ir! —gritó alguien de pronto, un chico que rondaba el metro setenta y llevaba anudada al cuello la bandana de Takigakure.
¿Tatsuya? Quiso contestarle, pero entonces oyó una nueva voz, un grito proveniente del final del camino, cuyas palabras no alcanzó a entender.
—¿¡Eh!? ¿¡Qué dices!? ¡No te oigo! —exclamó Datsue al viejo, acercándose a él a la carrera. No sabía por qué, pero tenía la corazonada de que se trataba del cliente...
Que Tatsuya se arregla como pueda con el oso, que para eso me metió en esto. Si es que ese tío es Tatsuya, claro... Y sino que se joda igualmente, por llamarme niño
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado