31/05/2016, 20:54
Conforme se iban acercando a la copa del árbol, las ramas de este comenzaron a formar un camino claramente delimitado mientras sobre ellos se dejaba ver una especie de cúpula compuesta por madera y hojas arremolinadas de manera no muy natural.
Aquello alerto a Tastsuya que no dudó en advertir a la Hyuga, sin embargo esta no hizo caso y siguió avanzando a toda velocidad. Llevaban todo el camino metidos en plena boca del lobo, ahroa que parecía que por fin llegaban a su estómago no aflojaría ni un àpice. Había que salvar a esa niña costase lo que costase, no merecía morir, no era justo que pagase por algo que habían hecho sus padres hacía veinte años... y no lo permitiría mientras le quedasen fuerzas.
Tras unos instantes, de repente se vieron bajo el techo de aquella extraña cúpula, era un estancia llena de verdes de disintitos tonos sobre un fondo marrón que lo oscurecía todo. La estancia estaba decentemente iluminada por una serie de antorchas dispuestas por las paredes, lo que permitió a los jóvenes observar en mitad de la sala con claridad una niña de cabellos marrones tendida sobre una cama de hojas y justo frente a ella, la extraña niña del kimono rojo y la máscara de zorro.
Mitsuki se detuvo en seco prácticamente para observar con atención la escena, además de para poder recuperar el aliento tras aquel último esfuerzo.
La cría del kimono rojo hacía sonar las endiabladas campanillas que no les habían dado respiro en prácticamente todo el trayecto.
"Así que era ella..."
Mitsuki respiro hondo para tratar de volver a poner su respiración bajo control antes de hablar
—No queremos hacerte daño, solo llevarnos a la niña... por favor— pidió la joven esta vez con la esperanza de obtener al menos una respuesta
Aquello alerto a Tastsuya que no dudó en advertir a la Hyuga, sin embargo esta no hizo caso y siguió avanzando a toda velocidad. Llevaban todo el camino metidos en plena boca del lobo, ahroa que parecía que por fin llegaban a su estómago no aflojaría ni un àpice. Había que salvar a esa niña costase lo que costase, no merecía morir, no era justo que pagase por algo que habían hecho sus padres hacía veinte años... y no lo permitiría mientras le quedasen fuerzas.
Tras unos instantes, de repente se vieron bajo el techo de aquella extraña cúpula, era un estancia llena de verdes de disintitos tonos sobre un fondo marrón que lo oscurecía todo. La estancia estaba decentemente iluminada por una serie de antorchas dispuestas por las paredes, lo que permitió a los jóvenes observar en mitad de la sala con claridad una niña de cabellos marrones tendida sobre una cama de hojas y justo frente a ella, la extraña niña del kimono rojo y la máscara de zorro.
Mitsuki se detuvo en seco prácticamente para observar con atención la escena, además de para poder recuperar el aliento tras aquel último esfuerzo.
La cría del kimono rojo hacía sonar las endiabladas campanillas que no les habían dado respiro en prácticamente todo el trayecto.
"Así que era ella..."
Mitsuki respiro hondo para tratar de volver a poner su respiración bajo control antes de hablar
—No queremos hacerte daño, solo llevarnos a la niña... por favor— pidió la joven esta vez con la esperanza de obtener al menos una respuesta