9/06/2016, 16:15
Juro siguió avanzando a pequeños pasos. La seguridad con la que los daba era más bien cuestionable, pero seguía interpretando como mejor podía su papel. Sin embargo, el tiempo iba pasando y no encontraba nada...
Al menos, hasta que escuchó perfectamente la voz de un niño.
—¿Entonces me lo puedo quedar, mami? ¡Qué bien!
"Maldito..." - En ese mismo momento, en la mente de Juro pasaron muchas cosas, cosas que una mente infantil no debería si quiera imaginar.
¿El niño lo había arrancado de la silla? ¿La mujer con la que parecía ir lo había robado para su hijo? Tuvo tentaciones de robarlo y salir corriendo, pero tenía que mantener el papel...
Emitió un grito de protesta, tal y como podía suponer que haría un niño al ver que le robaban su juguete. Después, corrió alocadamente con cuidado de no tropezar, hasta llegar otra vez hacia el niño. Tuvo cuidado de no ponerse muy cerca, ni en frente de él. Un solo toque podía ser mortal, y la cosa podría ponerse seria.
"Que bien me vendría un samurai ahora..." - pensó, con desdicha, al recordar que Ayame debía estar demasiado lejos ahora mismo.
—¡Devuélveme a Ted-sama! - protestó, mientras sus ojos se inundaban en lagrimas como la otro vez. Se sorbió varias veces los mocos, de forma descontrolada - ¡Mi hermanita quiere a Ted-sama! ¡Es nuestro!
¿Qué esperaban? ¿Un discurso sobre la ley de propiedad pública y privada? Solo era un niño. Tenía que llorar, moquear, y emitir frases incomprensibles de protesta. Pero entre niños se entenderían, o eso esperaba...
Al menos, hasta que escuchó perfectamente la voz de un niño.
—¿Entonces me lo puedo quedar, mami? ¡Qué bien!
"Maldito..." - En ese mismo momento, en la mente de Juro pasaron muchas cosas, cosas que una mente infantil no debería si quiera imaginar.
¿El niño lo había arrancado de la silla? ¿La mujer con la que parecía ir lo había robado para su hijo? Tuvo tentaciones de robarlo y salir corriendo, pero tenía que mantener el papel...
Emitió un grito de protesta, tal y como podía suponer que haría un niño al ver que le robaban su juguete. Después, corrió alocadamente con cuidado de no tropezar, hasta llegar otra vez hacia el niño. Tuvo cuidado de no ponerse muy cerca, ni en frente de él. Un solo toque podía ser mortal, y la cosa podría ponerse seria.
"Que bien me vendría un samurai ahora..." - pensó, con desdicha, al recordar que Ayame debía estar demasiado lejos ahora mismo.
—¡Devuélveme a Ted-sama! - protestó, mientras sus ojos se inundaban en lagrimas como la otro vez. Se sorbió varias veces los mocos, de forma descontrolada - ¡Mi hermanita quiere a Ted-sama! ¡Es nuestro!
¿Qué esperaban? ¿Un discurso sobre la ley de propiedad pública y privada? Solo era un niño. Tenía que llorar, moquear, y emitir frases incomprensibles de protesta. Pero entre niños se entenderían, o eso esperaba...
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60