22/06/2016, 02:42
Tenía sus dudas respecto a luchar con el clon, aunque sólo tuviera una mínima parte del poder del original seguíría siendo demasiado para ellos, pero si lo lograban entretener lo suficiente podrían lograrlo. Aún se encontraba algo fatigado, las píldoras no son milagrosas y tenían sus limitantes. Aún así la Hyuga se acomodó el cabello y apremió al Takanashi para que emprendieran la marcha.
—Sí— Asintió con seguridad.
Tomó impulso y empezó a saltar entre las ramas con una velocidad un tanto mayor a la que se podría esperar de alguien de su complexión, esto debido a que está familiarizado con ese tipo de terrenos. Agarró carrera tratando de ir lo más rápido que sus piernas le permitían, aunque esto significase distanciarse de la Hyuga.
—¡Mitsuki-chan!— Volteó a verla —¡Me adelantaré, alcánzame en cuanto puedas!— Exclamó antes de dar un gran salto para llegar a una rama lejana.
Le dolía dejarla atrás, pero recordó que ella había terminado en peor estado que él durante la pelea y probablemente ella aún no se recuperaba del todo como le intentaba hacer creer, además al menos uno de los dos debía llegar para evitar la tragedia y esperaba que ella comprendiera eso. El terreno era un tanto resbaloso por el musgo en la corteza pero eso no le impedía seguir adelante. Habia un olor a humedad en al aire provocado por la reciente lluvia y las sombras danzaban mientras avanzaba bajo la tenue luz de la luna.
Sin el genjutsu en el ambiente ya no se sentirían desorientados ni cansados al avanzar, y el camino estaría más que claro. Las gotas se resbalaban por las hojas y al caer acariciaban el rostro de ambos, unos pájaros en la lejanía salieron volando en pardada graznando horriblemente en medio de la madrugada, como sí de un mal presagio se tratase. El espadachín sintió una puñalada en el corazón, pero decidió avanzar sin importar lo que pasara.
En realidad el lago no estaba tan lejos, fueron los trucos e ilusiones del renegado los que les hicieron dar vueltas en círculos creyendo que iban caminando por un eterno sendero. El Takanashi pensaba en su padre, quería que su padre saliese victorioso, pero aún así la incertidumbre le carcomía por dentro.
Mientras tanto...
—¡Muérete de una puta vez!— Gritó colérico el barbudo.
El árbol gigantesco movió uno de sus "brazos" para intentar aplastar al hombre de la capa negra, pero este logró evitarlo saltando en el último segundo, ahora usaba al propio árbol para correr alrededor de la rama mientras esquivaba las estacas que brotaban de esta trazando una espiral en la madera. Se avalanzó sobre su rival guadaña en mano con la gracia de un guepardo al cazar a su presa, pero su oponente en ese momento se fue fundiendo con la madera, desapareciendo de la vista de su adversario. Su técnica le permitía modificar sus células y mezclarse con las plantas al igual que los Moku bunshins, pero con la ventaja de poder movilizarse a grandes velocidades.
—¿Dónde estás, bastardito?— Músito el de la guadaña.
Rápidamente clavó la guadaña en el suelo y con su mano derecha realizó el sello de carnero mientras cerraba los ojos. Estaba intentando perseguir a los genins, esa era su prioridad aunque no se le iba a resultar nada fácil.
—¿Qué mierda?
Estando aún detro de la madera pudo percatarse de cómo el jounin de Takigakure realizó el sello de carnero de nuevo pero esta vez lo hizo para posicionarse en uno de los árboles, en el árbol donde se encontraba. La mano del hombre se llenó de chakra, y este resonaba con un sonido especial que era cómo el del trino de mil aves.
—¡Chidori!— Clamó a todo pulmón el de la capa negra.
La rama se resquebrajó ante el poder de la técnica y el renegado no tuvo más opción que salir de su escondite, se encontraba ante un ninja sensor por lo que su técnica de ocultarse en los árboles de poco le iba a servir ya. Sin embargo notó que su rival no había mostrado ninguna técnica de un potencial abrumador hasta ahora, por lo que dedujo que no se trataba de alguien acostumbrado a combate directo. En efecto, la capacidad destructiva del renegado de la Espiral lo sobrepasaba por mucho.
—Te he pillado, puedo ver que eres más débil de lo que le haces creer a los demás.— Le amenazó riéndose con seguridad.
—Y tú eres más tonto de lo que pareces, deberías dejar de contarle tus estrategias a la gente— Se burló de regreso.
—No eres un guerrero.
—Tienes razón, no soy un guerrero...