22/06/2016, 22:34
(Última modificación: 22/06/2016, 22:37 por Eikyuu Juro.)
El pequeño Juro se alzó contra aquella familia ladrona de ositos de peluche y destructura de ilusiones infantiles. Logicamente, no iba a recuperar al oso sin pelear. Pero tampoco iba a rendirse.
—¿Qué? ¿Es vuestro? — mencionó la mujer, con mayor calma de la que él hubiese esperado.
Dejando a un lado a la madre, quien parecía ser amable, solo quedaba convencer al niño. Este no pareció tomarse nada bien lo que Juro le dijo. Le miró durante unos segundos, y pronto paso del amago del lloro a la rabia pura que solo un niño podía sentir por este tipo de cosas.
—¡Eso no es cierto! ¡No es Ted-sama! ¡Es Kuma-sama, y es MÍO!
— ¡MENTIROSO! — exclamó Juro, casi al instante.
—¡Oye, oye...! —la mujer comenzó a tranquilizar al que parecía su hijo, y ya de paso, al propio Juro, quien tampoco iba a dejar de gritar.
Ambos niños se retaron con la mirada. Ninguno iba a ceder. Ambos creían llevar la razón. Juro retrocedió otro paso, a riesgo de parecer que estuviese retrocediendo. Si ese niño trataba de hacerle algo, todo se iría al garete.
Hasta que pronto, se escuchó un potente grito en mitad del estadio, que partió por la mitad la tensión entre ambos bandos.
—¡¡¡¡¡¡HEEEEEEY, CHICOOOOO!!!!!!
Juro pudo ver a un samurai al otro lado del estadio, agarrando lo que parecía ser un gran oso de peluche, con un lacito rojo...
"Oh... Mierda..."
Con vergüenza, pronto comprendió que el niño decía la verdad y que el ladrón era él después de todo. Miró al samurai, luego al osito del niño, y después a la madre.
— Esto... yo... — por unos momentos, casi rompe con su faceta de niño. Por unos momentos — ¡Ted-sama!
Y tras ese gritó, echó a correr en dirección hacia Ayame, o al menos, hacia el samurai que era Ayame en esos momentos, deseando acabar con la verguenza, con su faceta de niño, y sobretodo, deseando que el tiempo les diese para poder escapar antes de que fuesen pillados...
—¿Qué? ¿Es vuestro? — mencionó la mujer, con mayor calma de la que él hubiese esperado.
Dejando a un lado a la madre, quien parecía ser amable, solo quedaba convencer al niño. Este no pareció tomarse nada bien lo que Juro le dijo. Le miró durante unos segundos, y pronto paso del amago del lloro a la rabia pura que solo un niño podía sentir por este tipo de cosas.
—¡Eso no es cierto! ¡No es Ted-sama! ¡Es Kuma-sama, y es MÍO!
— ¡MENTIROSO! — exclamó Juro, casi al instante.
—¡Oye, oye...! —la mujer comenzó a tranquilizar al que parecía su hijo, y ya de paso, al propio Juro, quien tampoco iba a dejar de gritar.
Ambos niños se retaron con la mirada. Ninguno iba a ceder. Ambos creían llevar la razón. Juro retrocedió otro paso, a riesgo de parecer que estuviese retrocediendo. Si ese niño trataba de hacerle algo, todo se iría al garete.
Hasta que pronto, se escuchó un potente grito en mitad del estadio, que partió por la mitad la tensión entre ambos bandos.
—¡¡¡¡¡¡HEEEEEEY, CHICOOOOO!!!!!!
Juro pudo ver a un samurai al otro lado del estadio, agarrando lo que parecía ser un gran oso de peluche, con un lacito rojo...
"Oh... Mierda..."
Con vergüenza, pronto comprendió que el niño decía la verdad y que el ladrón era él después de todo. Miró al samurai, luego al osito del niño, y después a la madre.
— Esto... yo... — por unos momentos, casi rompe con su faceta de niño. Por unos momentos — ¡Ted-sama!
Y tras ese gritó, echó a correr en dirección hacia Ayame, o al menos, hacia el samurai que era Ayame en esos momentos, deseando acabar con la verguenza, con su faceta de niño, y sobretodo, deseando que el tiempo les diese para poder escapar antes de que fuesen pillados...
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60