22/06/2016, 23:07
Al fin luego de mucho tiempo aquella pelirroja se había levantado sin la necesidad de que nadie le avisara ni siquiera su propia madre. Aunque esta última técnicamente forma parte de su inconsciente así que no cuenta. Lo importante es que sola y todo se había levantado y había partido directo al edificio del Kage donde un encargado decidió darle un pergamino con un encargo bastante sencillo.
Según el papiro era sencillo, tenían que meterse a lo que parecía ser una granja, atrapar una parda de gallinas y llevarlas a otro corral en mejor estado, algo así como una mudanza pero el encargado de todo eso se había torcido el tobillo por lo que le quedaba más práctico llamar shinobis, de paso no tendría que estar corriendo como subnormal a esos animalejos.
—Ahora… ¿Por qué dos…? —Consultó algo ceñuda la pelirroja con la mirada clavada en una rubia con la que le tocaba trabajar.
No es que la chica le cayera mal ni nada por el estilo y hasta cierto punto la conocía por la fama que los de la aldea le llevaban haciendo, jodidamente importante con un apellido reconocible y toda la bola pero poco se hablaba realmente de su capacidad de shinobi y para colmo, si le habían asignado una misión con Ritsuko era fácil deducir que se trataba de una inexperta como lo era ella.
—Al menos terminaremos las cosas más rápido. —Comentó rascándose la nuca mientras se acercaba al dueño de la granja.
Hacía poco había llovido por lo que el terreno era algo inestable, barro por todos lados y el cielo seguía algo gris así que era posible que lloviera, para colmo hacía un frío infernal.
—¿Dos chicas? ¡Espero que al menos no se pongan a llorar cuando se rompan una uña! —Exclamó el hombretón que no parecía muy contento con aquellas dos chicas.
—Bah, de cualquier forma les pagarán por esto. Atrapen las quince gallinas sin matármelas y métanlas en el gallinero, uno de mis empleados lo rompió y los pajarracos se escaparon, por suerte no encontraron como salir del corral. —Explicó a grandes rasgos el tipo mientras señalaba tanto el corral por el que iban y venían las gallinas y el gallinero que se notaba había tenido un ‘accidente’.
Y así, con esas pocas indicaciones se suponía que aquellas dos debían de ponerse a trabajar pero sin matar a nadie se complicaba todo, especialmente porque Ritsuko iba armada en todo momento así que optó por sacarse las cosas de encima. La gabardina primero que dejó en una mesita junto al empleado, las cuchillas, el portaobjetos y la máscara. Así mínimo las gallinas no tenían excusas para mantenerse lejos en todo momento.
—No hay truco con estas cosas ¿No? —Consultó a desgano mientras comenzaba a caminar en dirección al tumulto mayor.
Iba con su vestimenta para el frío por lo menos así que no sufriría tanto sin la gabardina, el problema era que la tierra en serio era inestable así como estaba de mojada. ~Saldremos bañadas en lodo de aquí. ~Dedujo la brillante pelirroja tras patinarse un poco aunque sin caer.
Según el papiro era sencillo, tenían que meterse a lo que parecía ser una granja, atrapar una parda de gallinas y llevarlas a otro corral en mejor estado, algo así como una mudanza pero el encargado de todo eso se había torcido el tobillo por lo que le quedaba más práctico llamar shinobis, de paso no tendría que estar corriendo como subnormal a esos animalejos.
—Ahora… ¿Por qué dos…? —Consultó algo ceñuda la pelirroja con la mirada clavada en una rubia con la que le tocaba trabajar.
No es que la chica le cayera mal ni nada por el estilo y hasta cierto punto la conocía por la fama que los de la aldea le llevaban haciendo, jodidamente importante con un apellido reconocible y toda la bola pero poco se hablaba realmente de su capacidad de shinobi y para colmo, si le habían asignado una misión con Ritsuko era fácil deducir que se trataba de una inexperta como lo era ella.
—Al menos terminaremos las cosas más rápido. —Comentó rascándose la nuca mientras se acercaba al dueño de la granja.
Hacía poco había llovido por lo que el terreno era algo inestable, barro por todos lados y el cielo seguía algo gris así que era posible que lloviera, para colmo hacía un frío infernal.
—¿Dos chicas? ¡Espero que al menos no se pongan a llorar cuando se rompan una uña! —Exclamó el hombretón que no parecía muy contento con aquellas dos chicas.
—Bah, de cualquier forma les pagarán por esto. Atrapen las quince gallinas sin matármelas y métanlas en el gallinero, uno de mis empleados lo rompió y los pajarracos se escaparon, por suerte no encontraron como salir del corral. —Explicó a grandes rasgos el tipo mientras señalaba tanto el corral por el que iban y venían las gallinas y el gallinero que se notaba había tenido un ‘accidente’.
Y así, con esas pocas indicaciones se suponía que aquellas dos debían de ponerse a trabajar pero sin matar a nadie se complicaba todo, especialmente porque Ritsuko iba armada en todo momento así que optó por sacarse las cosas de encima. La gabardina primero que dejó en una mesita junto al empleado, las cuchillas, el portaobjetos y la máscara. Así mínimo las gallinas no tenían excusas para mantenerse lejos en todo momento.
—No hay truco con estas cosas ¿No? —Consultó a desgano mientras comenzaba a caminar en dirección al tumulto mayor.
Iba con su vestimenta para el frío por lo menos así que no sufriría tanto sin la gabardina, el problema era que la tierra en serio era inestable así como estaba de mojada. ~Saldremos bañadas en lodo de aquí. ~Dedujo la brillante pelirroja tras patinarse un poco aunque sin caer.