30/06/2016, 18:30
El frio del invierno, hacia propicio el tiempo para dormir y no salir de la cama al menos no durante ese día, al menos eso pensó Hazegawa, pero como era costumbre sus intenciones de holgazanear serian frustradas, abrió levemente los ojos y observo que ya era de día, sus congéneres comenzaban sus tareas diarias pero el solo quería dormir hasta tarde.
Y simplemente cerró sus ojos, subió la sabana hecho un ovillo en su cama y así estuvo unos minutos, disfrutando de aquella gloria matinal quedando dormido nuevamente, hasta que de un momento a otro, sintió como el frio le recorría todo el cuerpo, la sabana le había sido arrebatada en un parpadeo, y una figura femenina con sabana en mano, le miraba con el ceño fruncido.
—Querido hazegawa… ¡MUEVE EL CULO, YA ESTA EL DESAYUNO HECHO!— La voz estridente de Hana, una de sus primas mayores le cayó de sorpresa y tras una leves hostias mañaneras, hazegawa bajo ya arreglado a desayunar.
Mientras desayunaba con sus congéneres, Hana no dejaba de frustrar los planes de holgazanear de Haze, mientras tomaba un sorbo de té y daba una mordida a un trozo de pan, le comunicaban el plan del día.
—Hazegawa, iremos a la playa hoy…quiero hacer algunos bocetos, y esta temporada me parece perfecta para ello— dijo dulcemente a su primo, mientras servía algo de té en una tacita.
—Bueno…qué más da— pensó mientras, masticaba el pan.
Minutos más tarde tras alistarse con ropa adecuada, ambos iban abrigados con un atuendo bastante simple, Hana agrego una bufanda de color gris a su atuendo, y partieron hacia las costas del remolino, hazegawa caminaba con las manos en los bolsillos, algo retraído pensando en la calidez de su cama, y Hana iba hablando sobre el arte de la pintura cosa que a Haze le traía sin mucho cuidado, a la par que llevaba sus herramientas de pintura.
Al llegar a la playa, Hana escogió el lugar donde haría su pintura, armo la pequeña estructura de madera donde poner el lienzo, y saco una pequeña cajita donde llevaba sus pinturas, antes de ponerse manos a la obra, noto que había un sujeto sentado en la orilla, arruinándole el paisaje, estaban tan solo a unos cinco metros de él.
—Mira…hay un sujeto allí, Podrías decirle amablemente… ¡QUE SE QUITE, QUE ME ESTORBA EL PAISAJE! — Mientras jalaba del abrigo gris de Haze, sacándolo de su trance.
— ¡Que!...No, dile tu…yo no quería venir a la playa en primer lugar— Alcanzo a decir Haze, alejándose un poco de Hana, algo avergonzado puesto Hana no sabía ser discreta.
Hana lo atravesó con la mirada, ella lo superaba ampliamente en Taiyutsu, aun así estaba obligado a cumplir las órdenes de su prima pues era mayor que él y si algo pasaba, Hana no dudaría en acusarlo con su sensei, Haze de una u otra forma, se comería el marrón.
—Usted señor...— Dijo hana, aun tras el Lienzo, al sujeto sentado en la orilla...
Y simplemente cerró sus ojos, subió la sabana hecho un ovillo en su cama y así estuvo unos minutos, disfrutando de aquella gloria matinal quedando dormido nuevamente, hasta que de un momento a otro, sintió como el frio le recorría todo el cuerpo, la sabana le había sido arrebatada en un parpadeo, y una figura femenina con sabana en mano, le miraba con el ceño fruncido.
—Querido hazegawa… ¡MUEVE EL CULO, YA ESTA EL DESAYUNO HECHO!— La voz estridente de Hana, una de sus primas mayores le cayó de sorpresa y tras una leves hostias mañaneras, hazegawa bajo ya arreglado a desayunar.
Mientras desayunaba con sus congéneres, Hana no dejaba de frustrar los planes de holgazanear de Haze, mientras tomaba un sorbo de té y daba una mordida a un trozo de pan, le comunicaban el plan del día.
—Hazegawa, iremos a la playa hoy…quiero hacer algunos bocetos, y esta temporada me parece perfecta para ello— dijo dulcemente a su primo, mientras servía algo de té en una tacita.
—Bueno…qué más da— pensó mientras, masticaba el pan.
Minutos más tarde tras alistarse con ropa adecuada, ambos iban abrigados con un atuendo bastante simple, Hana agrego una bufanda de color gris a su atuendo, y partieron hacia las costas del remolino, hazegawa caminaba con las manos en los bolsillos, algo retraído pensando en la calidez de su cama, y Hana iba hablando sobre el arte de la pintura cosa que a Haze le traía sin mucho cuidado, a la par que llevaba sus herramientas de pintura.
Al llegar a la playa, Hana escogió el lugar donde haría su pintura, armo la pequeña estructura de madera donde poner el lienzo, y saco una pequeña cajita donde llevaba sus pinturas, antes de ponerse manos a la obra, noto que había un sujeto sentado en la orilla, arruinándole el paisaje, estaban tan solo a unos cinco metros de él.
—Mira…hay un sujeto allí, Podrías decirle amablemente… ¡QUE SE QUITE, QUE ME ESTORBA EL PAISAJE! — Mientras jalaba del abrigo gris de Haze, sacándolo de su trance.
— ¡Que!...No, dile tu…yo no quería venir a la playa en primer lugar— Alcanzo a decir Haze, alejándose un poco de Hana, algo avergonzado puesto Hana no sabía ser discreta.
Hana lo atravesó con la mirada, ella lo superaba ampliamente en Taiyutsu, aun así estaba obligado a cumplir las órdenes de su prima pues era mayor que él y si algo pasaba, Hana no dudaría en acusarlo con su sensei, Haze de una u otra forma, se comería el marrón.
—Usted señor...— Dijo hana, aun tras el Lienzo, al sujeto sentado en la orilla...