3/07/2016, 00:30
(Última modificación: 3/07/2016, 00:32 por Sasagani Yota.)
— ¿Podemos hablar ya del maldito entrenamiento?
Pregunté ansioso ya de saber respuestas.
Había pasado ya una semana tras nuestra llegada al valle de Unraikyo en la que practicamente no había dejado de correr, entre las montañas, subiéndolas. Básicamente haciendo ejercicio como un loco.
— Estás entrenando duro, Yotita. Recogerás tus frutos más pronto de lo que crees. Tienes que cree en ti mismo, el potencial lo tienes — decía la pelinegra apuntándome con la brocheta de pescado a la brasa — ¿Por qué no coges uno? Necesitas recuperar energías
— ¡Por qué es un puto pez, qué asco!
No me olvidé de enviar una mirada cargada de odio hacia el espécimen con cara de bobo que se estaba tostando encima de nuestra hoguera.
— Bueno ya comerás
— Vale, ¿Ahora puedes decirme de qué va este entrenamiento?
— Vale, vale, no te pongas así — contestó Setsuna con una sonrisa
— A veces me recuerdas a tu padre, ambos con el mismo ímpetu. Pero antes déjame contarte algo. ¿Sabías que él fue mi sensei? Antes de que pudiera ser tu sensei, Ryusuke me enseñó todo lo que sé
— ¡No jodas! ¿Es en serio?
*Tendría que haberlo sospechado..*
Setsuna asintió ante mi sorpresa, hasta se me había abierto la boca.
— Exacto, tu padre me convirtió en la kunoichi que hoy en día soy. Ya lo sabes, pero debes saber que era un gran hombre. Vamos coge tu bacalao y cometelo
— Qué pesada eres. Si lo cojo al menos te callarás y me dirás de qué va el entrenamiento
Acabé cogiendo el tronco en el que estaba clavado el pescado, mirandomelo de reojo pero todavía sin hincarle el diente.
— Vamos, pégale un bocado. Bueno, lo que te iba diciendo. antes de que tu nacieras, Ryu diseño una técnica única que solo se ha enseñado a miembros de la familia. De hecho me la enseñó solo a mí así que hoy en día soy la única que sabe usarla. Él quiso que tu la aprendieras así que esa fue una de las razones por las que hoy en día soy tu sensei. ni siquiera la conoce tu madre
— Una técnica... ¡¿ÚNICA?! — Me exalté un poco. ¿Estaba en aquel lugar dejado de la mano de Dios para aprender la técnica de papá? Inconscientemente tomé un poco del pescado entre malas caras — ¿De qué se trata? Vamos a entrenar, venga
— No tan deprisa, Yotita. Ahora necesitas descansar, ha sido un día duro. Además, antes de que nos metamos de lleno en la técnica debes aprender a controlar tu cuerpo, llevarlo al límite, prepararte para un entrenamiento duro de verdad, no como los que has hecho hasta ahora. Esta técnica requiere de un control preciso del chakra. Debes tener paciencia.
Sin darme cuenta iba dando mordiscos y a aquel ritmo pocos bocados faltarían para terminármelo.
— ¿Y cuanto tendré que esperar para que me la enseñes?
— Eso depende de ti, Yotita — contestó mostrándome una amplia sonrisa
*Joder, no ayudas, ¿Eh?*
— Ahora a descansar que mañana empezaremos con las pesas. Buenas noches
— ¿Qué? ¡Joder!
— ¡¡Yeeeeeeeeeeeeeeeeeey!! ¿Me echabais de menos troncos? Seguro que si
Me asusté de tal manera ante aquel grito que las espinas y aquella ramita de madera cayeron al suelo. Pronto las hormigas cosecharían el premio por el que habían estado esperando. Me giré y vi aquellos ojos rojos brillantes a medida que Setsuna ya estaba en la tienda de acampada, tratando de conciliar el sueño.
— ¿Qué pasa tío? ¿Has visto un fantasma? Esas cosas dan grima, tronco. menos mal que yo no lo eh visto — decía Kumopansa a medida que se acercaba y poco a poco gracias a la luz del fuego dejaba entrever su oscuro cuerpo — Bueno, ¿Qué? ¿Como va ese entrenamiento?
— Mal, no hago más que correr. Dice Setsuna que me enseñará una de las técnicas de papá, ¡Espero que lo haga pronto!
Pregunté ansioso ya de saber respuestas.
Había pasado ya una semana tras nuestra llegada al valle de Unraikyo en la que practicamente no había dejado de correr, entre las montañas, subiéndolas. Básicamente haciendo ejercicio como un loco.
— Estás entrenando duro, Yotita. Recogerás tus frutos más pronto de lo que crees. Tienes que cree en ti mismo, el potencial lo tienes — decía la pelinegra apuntándome con la brocheta de pescado a la brasa — ¿Por qué no coges uno? Necesitas recuperar energías
— ¡Por qué es un puto pez, qué asco!
No me olvidé de enviar una mirada cargada de odio hacia el espécimen con cara de bobo que se estaba tostando encima de nuestra hoguera.
— Bueno ya comerás
— Vale, ¿Ahora puedes decirme de qué va este entrenamiento?
— Vale, vale, no te pongas así — contestó Setsuna con una sonrisa
— A veces me recuerdas a tu padre, ambos con el mismo ímpetu. Pero antes déjame contarte algo. ¿Sabías que él fue mi sensei? Antes de que pudiera ser tu sensei, Ryusuke me enseñó todo lo que sé
— ¡No jodas! ¿Es en serio?
*Tendría que haberlo sospechado..*
Setsuna asintió ante mi sorpresa, hasta se me había abierto la boca.
— Exacto, tu padre me convirtió en la kunoichi que hoy en día soy. Ya lo sabes, pero debes saber que era un gran hombre. Vamos coge tu bacalao y cometelo
— Qué pesada eres. Si lo cojo al menos te callarás y me dirás de qué va el entrenamiento
Acabé cogiendo el tronco en el que estaba clavado el pescado, mirandomelo de reojo pero todavía sin hincarle el diente.
— Vamos, pégale un bocado. Bueno, lo que te iba diciendo. antes de que tu nacieras, Ryu diseño una técnica única que solo se ha enseñado a miembros de la familia. De hecho me la enseñó solo a mí así que hoy en día soy la única que sabe usarla. Él quiso que tu la aprendieras así que esa fue una de las razones por las que hoy en día soy tu sensei. ni siquiera la conoce tu madre
— Una técnica... ¡¿ÚNICA?! — Me exalté un poco. ¿Estaba en aquel lugar dejado de la mano de Dios para aprender la técnica de papá? Inconscientemente tomé un poco del pescado entre malas caras — ¿De qué se trata? Vamos a entrenar, venga
— No tan deprisa, Yotita. Ahora necesitas descansar, ha sido un día duro. Además, antes de que nos metamos de lleno en la técnica debes aprender a controlar tu cuerpo, llevarlo al límite, prepararte para un entrenamiento duro de verdad, no como los que has hecho hasta ahora. Esta técnica requiere de un control preciso del chakra. Debes tener paciencia.
Sin darme cuenta iba dando mordiscos y a aquel ritmo pocos bocados faltarían para terminármelo.
— ¿Y cuanto tendré que esperar para que me la enseñes?
— Eso depende de ti, Yotita — contestó mostrándome una amplia sonrisa
*Joder, no ayudas, ¿Eh?*
— Ahora a descansar que mañana empezaremos con las pesas. Buenas noches
— ¿Qué? ¡Joder!
— ¡¡Yeeeeeeeeeeeeeeeeeey!! ¿Me echabais de menos troncos? Seguro que si
Me asusté de tal manera ante aquel grito que las espinas y aquella ramita de madera cayeron al suelo. Pronto las hormigas cosecharían el premio por el que habían estado esperando. Me giré y vi aquellos ojos rojos brillantes a medida que Setsuna ya estaba en la tienda de acampada, tratando de conciliar el sueño.
— ¿Qué pasa tío? ¿Has visto un fantasma? Esas cosas dan grima, tronco. menos mal que yo no lo eh visto — decía Kumopansa a medida que se acercaba y poco a poco gracias a la luz del fuego dejaba entrever su oscuro cuerpo — Bueno, ¿Qué? ¿Como va ese entrenamiento?
— Mal, no hago más que correr. Dice Setsuna que me enseñará una de las técnicas de papá, ¡Espero que lo haga pronto!
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa