3/07/2016, 02:09
—…Solo los que se vanaglorian del mal que causan y viven al margen de las leyes de los dioses deben temer…
Aquellas palabras hicieron que el Ishimura reflexionara sobre la forma en se veía a sí mismo y como podría llegar a ser la imagen que los “dioses” pudiesen tener de él. Su principal cuestionamiento sobre el asunto, cosa que no le había explicado a la Hyuga, es que, a pesar de no hacerlo adrede, estaba viviendo bajo los preceptos de los shinigamis, que de alguna forma encajaban bastante bien con las cosas de temer que le acababan de contar.
—Nada temas, Ishimura Kazuma. —Le dijo de manera sonriente antes de apartarse un poco de él.
«No es cuestión de miedo, es que… Ni siquiera sé porque me preocupa el ir contra las reglas de una religión que ni práctico ya.»
—Solo haz lo que sientas, si crees que debes dejar tus plegarias hazlo sin importar la razón. —Declaró mientras se iba alejando del sitio.
«Siento que no debería. Puede que los dioses de la muerte sean crueles y terribles, y puede que sus leyes se contrapongan a las de otras divinidades… Pero, al final, creo que son los que más encajan con el tipo de persona que soy.»
—Aunque deberías darte prisa, tu abuela debe de estar esperándote. —Aquella voz fue el punto final que concluyo con sus pensamientos.
—¿Eh? Oye espérame —dijo el joven de ojos grises mientras corría tras ella, siguiendo sus pasos a través del sendero—. No conozco el camino de regreso al templo, permite que te acompañe, por favor.
Si bien era cierto que podría perderse otra vez, en aquel momento lo que más le interesaba era averiguar un poco más sobre aquella misteriosa muchacha… Inclusive puede que consiguieran conversar un poco mientras regresaban. Quizás, ella también tuviera algunas cosas sobre las cuales curiosear.
Aquellas palabras hicieron que el Ishimura reflexionara sobre la forma en se veía a sí mismo y como podría llegar a ser la imagen que los “dioses” pudiesen tener de él. Su principal cuestionamiento sobre el asunto, cosa que no le había explicado a la Hyuga, es que, a pesar de no hacerlo adrede, estaba viviendo bajo los preceptos de los shinigamis, que de alguna forma encajaban bastante bien con las cosas de temer que le acababan de contar.
—Nada temas, Ishimura Kazuma. —Le dijo de manera sonriente antes de apartarse un poco de él.
«No es cuestión de miedo, es que… Ni siquiera sé porque me preocupa el ir contra las reglas de una religión que ni práctico ya.»
—Solo haz lo que sientas, si crees que debes dejar tus plegarias hazlo sin importar la razón. —Declaró mientras se iba alejando del sitio.
«Siento que no debería. Puede que los dioses de la muerte sean crueles y terribles, y puede que sus leyes se contrapongan a las de otras divinidades… Pero, al final, creo que son los que más encajan con el tipo de persona que soy.»
—Aunque deberías darte prisa, tu abuela debe de estar esperándote. —Aquella voz fue el punto final que concluyo con sus pensamientos.
—¿Eh? Oye espérame —dijo el joven de ojos grises mientras corría tras ella, siguiendo sus pasos a través del sendero—. No conozco el camino de regreso al templo, permite que te acompañe, por favor.
Si bien era cierto que podría perderse otra vez, en aquel momento lo que más le interesaba era averiguar un poco más sobre aquella misteriosa muchacha… Inclusive puede que consiguieran conversar un poco mientras regresaban. Quizás, ella también tuviera algunas cosas sobre las cuales curiosear.