20/05/2015, 20:34
Era un día bastante aburrido, lo que suele llamarse un día tranquilo para el resto de los mortales. Por lo que decidí salir a dar un paseo por si me metía en algún aprieto. Y que mejor lugar que la zona del mercado, siempre había algún que otro hurto, la escusa perfecta para darle a alguien una paliza, pero solo lo necesario para que fuese una lección, que tampoco era mi idea el matar a nadie.
La verdad que no me cogía muy lejos de casa, en un abrir y cerrar de ojos estaba de lleno en las calles en donde se situaba el mercado. Y la verdad era que en esta época del año, el mercado estaba siempre a rebosar. Además de que mucha gente venía de fuera para disfrutar de la gran cacería que era tradición en Kusagakure.
Hacía bastante calor, y después de hacer durante un largo rato de guardia. Paré en un puesto en donde vendían fruta cortada y lista para comer que, venía pinchada en un palo como si fuera una brocheta. La tienda la regentaba una pequeña niña de pelo oscuro y de rostro delicado, bajo la supervisión de lo que sería seguramente su abuela.
-Hola niña, quería un par de brochetas de fruta. La muchachita se levantó entusiasmada por llevar a cabo aquella modesta venta.
-Enseguida señor! La niña tomó enérgicamente dos brochetas y me las entregó en mano. -Aquí tiene, son 3 ryos.
"Joder que caro que está el mundo..." Pero bueno, no quedaba más opción, tenía mucha sed y sin duda aquella fruta la calmaría.
Abrí mi monedero y le entregué a la niña el dinero. -Aquí tienes muchacha. Cogió el dinero con satisfacción mirando a su abuela como muestra de reconocimiento.
Seguí caminando mientras iba dando algún que otro mordisco a mis brochetas, cuando de repente encontré lo que buscaba, más bien escuché.
-AL LADRÓN!!! Exclamó una tendera bastante molesta.
Dirigí la mirada hacía el final de la calle, en donde pude observar que la gente que la abarrotaba, cedían el paso a la fuerza a una persona que se marchaba a la carrera.
"Ese debe ser el ladrón. Vamos a por él"
Comencé una carrera yendo en busca de aquel ladrón, que pude alcanzar sin problemas en cuestión de pocos minutos. Pero nos alejamos lo suficiente para salir de la zona del mercado. Me puse a su altura y le asesté una zancadilla que provocó que cayera al suelo como una losa.
El bribón emitió un quejido a causa del trompazo, y antes de que pudiera reaccionar apoyé mi pie sobre su espalda. -Quedas arrestado. Sentencié
Alcé mi vista y pude ver a un compañero, se trataba de Zuka el rubiales de Kusagakure.
-Oye Zuka, ayúdame con este ¿Quieres?
La verdad que no me cogía muy lejos de casa, en un abrir y cerrar de ojos estaba de lleno en las calles en donde se situaba el mercado. Y la verdad era que en esta época del año, el mercado estaba siempre a rebosar. Además de que mucha gente venía de fuera para disfrutar de la gran cacería que era tradición en Kusagakure.
Hacía bastante calor, y después de hacer durante un largo rato de guardia. Paré en un puesto en donde vendían fruta cortada y lista para comer que, venía pinchada en un palo como si fuera una brocheta. La tienda la regentaba una pequeña niña de pelo oscuro y de rostro delicado, bajo la supervisión de lo que sería seguramente su abuela.
-Hola niña, quería un par de brochetas de fruta. La muchachita se levantó entusiasmada por llevar a cabo aquella modesta venta.
-Enseguida señor! La niña tomó enérgicamente dos brochetas y me las entregó en mano. -Aquí tiene, son 3 ryos.
"Joder que caro que está el mundo..." Pero bueno, no quedaba más opción, tenía mucha sed y sin duda aquella fruta la calmaría.
Abrí mi monedero y le entregué a la niña el dinero. -Aquí tienes muchacha. Cogió el dinero con satisfacción mirando a su abuela como muestra de reconocimiento.
Seguí caminando mientras iba dando algún que otro mordisco a mis brochetas, cuando de repente encontré lo que buscaba, más bien escuché.
-AL LADRÓN!!! Exclamó una tendera bastante molesta.
Dirigí la mirada hacía el final de la calle, en donde pude observar que la gente que la abarrotaba, cedían el paso a la fuerza a una persona que se marchaba a la carrera.
"Ese debe ser el ladrón. Vamos a por él"
Comencé una carrera yendo en busca de aquel ladrón, que pude alcanzar sin problemas en cuestión de pocos minutos. Pero nos alejamos lo suficiente para salir de la zona del mercado. Me puse a su altura y le asesté una zancadilla que provocó que cayera al suelo como una losa.
El bribón emitió un quejido a causa del trompazo, y antes de que pudiera reaccionar apoyé mi pie sobre su espalda. -Quedas arrestado. Sentencié
Alcé mi vista y pude ver a un compañero, se trataba de Zuka el rubiales de Kusagakure.
-Oye Zuka, ayúdame con este ¿Quieres?