20/05/2015, 23:23
El paseo se prorrogaba sin premisa alguna. El vecindario parecía sumiso en paz, casi como de costumbre. Sin embargo, el rubio no cesó su empeño en absoluto, de seguro había algo en que pudiese ayudar. Caminó y caminó, se ciñó los guantes, caminó un poco mas, y aburrido se paró frente a una tienda. Tomó un caramelo, y pagó lo correspondiente, tras ello volvió a pasear. Con parsimonia, comenzaba a pensar en qué habría esa tarde para almorzar.
"Espero que sea arroz con pollo teriyaki... esa salsa mola mil, hermano!!"
Continuó su paseo, y al cabo de un rato quedó parado en mitad de la calle. En lo mas alto del cielo, un globo se iba elevando. En breves el globo desaparecería en el infinito azul. Bajó de nuevo la vista, buscando quizás al pobre chico al que se le habría escapado... y allí lo vio. Un joven atentó contra otro con una zancadilla, tras ello le dijo que estaba arrestado. La situación era realmente brusca, casi se atraganta con el caramelo. Antes de que eso llegase siquiera a suceder, el joven de manos en la boca llamó la atención del rubio, pidiéndole que lo ayudase con ese joven al que tenía bajo su pie, literalmente.
"¿Quién es el que necesita la ayuda...? vaya tela..."
— Tsk... pero si lo tienes apalizado, hermano.... ¿Para que voy a pegarle mas? Sería injusto... — Masculló el chico en respuesta. — Por cierto... ¿Desde cuando un genin puede arrestar? —
Sin miramientos, el Yotsuki se acercó con ese comentario. Pese a que su intención primaria no fuese intervenir, pues no lo consideraba necesario, quizás el capturado hiciese por zafarse de su opresor. Fuere como fuere, el rubio mostró una parsimonia desacorde a la situación. Quizás éstos duros años de entrenamiento físico le había relajado ante situaciones violentas.
— Lo peor es que su cara me suena... —
Con ese comentario, el chico terminó de acercarse, dejando caer su peso sobre las rodillas, posicionándose en cuclillas. Bajó su mirada hacia el individuo, buscando identificar bien su rostro. Quizás lo conocía de algún incidente anterior, pues bien cierto es que quien comete un crimen, normalmente vuelve a pecar.
— ¿Distrito comercial quizás? Su cara me suena... — Reconoció a su compañero de promoción.
Tras ello, volvió a retomar su anterior posición, continuando en sus trece. No iba a actuar en contra de alguien incapaz de defenderse, no le resultaba moral.
"Espero que sea arroz con pollo teriyaki... esa salsa mola mil, hermano!!"
Continuó su paseo, y al cabo de un rato quedó parado en mitad de la calle. En lo mas alto del cielo, un globo se iba elevando. En breves el globo desaparecería en el infinito azul. Bajó de nuevo la vista, buscando quizás al pobre chico al que se le habría escapado... y allí lo vio. Un joven atentó contra otro con una zancadilla, tras ello le dijo que estaba arrestado. La situación era realmente brusca, casi se atraganta con el caramelo. Antes de que eso llegase siquiera a suceder, el joven de manos en la boca llamó la atención del rubio, pidiéndole que lo ayudase con ese joven al que tenía bajo su pie, literalmente.
"¿Quién es el que necesita la ayuda...? vaya tela..."
— Tsk... pero si lo tienes apalizado, hermano.... ¿Para que voy a pegarle mas? Sería injusto... — Masculló el chico en respuesta. — Por cierto... ¿Desde cuando un genin puede arrestar? —
Sin miramientos, el Yotsuki se acercó con ese comentario. Pese a que su intención primaria no fuese intervenir, pues no lo consideraba necesario, quizás el capturado hiciese por zafarse de su opresor. Fuere como fuere, el rubio mostró una parsimonia desacorde a la situación. Quizás éstos duros años de entrenamiento físico le había relajado ante situaciones violentas.
— Lo peor es que su cara me suena... —
Con ese comentario, el chico terminó de acercarse, dejando caer su peso sobre las rodillas, posicionándose en cuclillas. Bajó su mirada hacia el individuo, buscando identificar bien su rostro. Quizás lo conocía de algún incidente anterior, pues bien cierto es que quien comete un crimen, normalmente vuelve a pecar.
— ¿Distrito comercial quizás? Su cara me suena... — Reconoció a su compañero de promoción.
Tras ello, volvió a retomar su anterior posición, continuando en sus trece. No iba a actuar en contra de alguien incapaz de defenderse, no le resultaba moral.