21/05/2015, 15:43
—“Es todo por hoy ya puedes irte”—Fueron las palabras del abuelo de Hidetaka para marcar el fin del largo día de entrenamiento que había tenido.
—“Muchas gracias por el entrenamiento de hoy ojisan, volveré mañana”— Fue el último comentario de Hidetaka antes de abandonar el dojo corriendo.
El día fue bastante productivo ya que paso prácticamente todo el día entrenando y apenas había parado a comer al mediodía, mientras el sol se escondía por el horizonte el joven genin buscaba algún buen lugar para darse un festín y poder descansar. *Ojisan estuvo bastante exigente el día de hoy comparado con días anteriores, las manos me están doliendo más de lo habitual*
Cuando encontró un lugar abierto que al parecer se veía bastante decente entró, encontró un lugar libre y sin ojear demasiado el menú pidió sumiyaki. Para cuando le trajeron la orden y a punto de comenzar a comer noto que no había sal en la mesa, empezó a mirar hacia las mesas de su alrededor hasta ver que la mesa a su derecha tenía dos saleros y sin mucho rodeo se animó a preguntar. —“¿Me podrías pasar el salero extra que tienes en la mesa?”— Pregunto Hidetaka sin haber mirado antes a quien le estaba pidiendo la sal.
Cuando vio a la persona de la mesa a su derecha vio un joven mayor que él tal vez por un par de años, rubio y que llevaba una camiseta blanca, pero a Hidetaka le parecía haberlo visto antes pero no se le ocurría donde y en que circunstancia se lo ha encontrado anteriormente, pero no se animaba a preguntarle o tal vez no sentía tanta curiosidad como para averiguarlo.
—“Muchas gracias por el entrenamiento de hoy ojisan, volveré mañana”— Fue el último comentario de Hidetaka antes de abandonar el dojo corriendo.
El día fue bastante productivo ya que paso prácticamente todo el día entrenando y apenas había parado a comer al mediodía, mientras el sol se escondía por el horizonte el joven genin buscaba algún buen lugar para darse un festín y poder descansar. *Ojisan estuvo bastante exigente el día de hoy comparado con días anteriores, las manos me están doliendo más de lo habitual*
Cuando encontró un lugar abierto que al parecer se veía bastante decente entró, encontró un lugar libre y sin ojear demasiado el menú pidió sumiyaki. Para cuando le trajeron la orden y a punto de comenzar a comer noto que no había sal en la mesa, empezó a mirar hacia las mesas de su alrededor hasta ver que la mesa a su derecha tenía dos saleros y sin mucho rodeo se animó a preguntar. —“¿Me podrías pasar el salero extra que tienes en la mesa?”— Pregunto Hidetaka sin haber mirado antes a quien le estaba pidiendo la sal.
Cuando vio a la persona de la mesa a su derecha vio un joven mayor que él tal vez por un par de años, rubio y que llevaba una camiseta blanca, pero a Hidetaka le parecía haberlo visto antes pero no se le ocurría donde y en que circunstancia se lo ha encontrado anteriormente, pero no se animaba a preguntarle o tal vez no sentía tanta curiosidad como para averiguarlo.