10/07/2016, 21:38
—Oh,no, claro que podéis limpiarlo. Hijo, a mi edad es imposible hacer trabajos como esos —comentó, reposando en el sofá—. Con decirte que casi me falla la cadera cuando fui al edificio de la Uzukage para denunciar a aquel malnacido que pille pintando mi ventana...
Las últimas palabras de aquella afirmación captaron la atención del Ishimura.
—Qué gran falta de respeto —dijo, fingiendo indignación—. De chico, se me enseño que a los descarriados que no respetan a sus mayores se les endereza dándoles una buena tunda.
Estaba seguro de que la anciana tenía información que podía ser de ayuda, por lo que tendría que empatizar con ella para lograr que hablara un poco más sobre el asunto. Debía estar concentrado en su objetivo, pero en la sala había un fuerte y monótono sonido de una cuerda golpeando… Como el de los relojes de péndulo. A la anciana parecía no molestarle, pese a que era tormentoso. Quizás fuese porque su viejo oído era tan insensible que apenas lo percibía.
—¿Sabe? —si en algún momento debía de usar las artimañas de su maestro, aquella era la oportunidad perfecta—. Nuestra misión es únicamente el limpiar aquellos grotescos dibujos, pero personalmente no veo porqué limitarnos en lo que ayudar a los ciudadanos se refiere.
»Aquí entre nos —dijo con tono de complicidad—, podría hacer un informe sobre lo sucedido y abrir un caso de investigación sobre los bribones que han estado pintando las fachadas de las casas… Eso es lo que quisiera hacer, pues limpiar las paredes no evitará que vuelvan a atacar.
Se acomodó en su silla y le dedicó a la anciana una mirada relajada y comprensiva.
—Lo único que necesito es un poco de información al respecto; Apariencia, nombres, posibles motivos… Lo que sea que recuerde. Por supuesto, la identidad de las fuentes de información se mantendrá en secreto, para no comprometer su tranquilidad.
—¿Qué me dice, señora? —sonrió con calidez y con determinación, a pesar de aquel molesto sonido que zumbaba en sus oídos—. ¿Sabe algo que pueda ayudar a este amante del orden y del respeto a capturar a los vándalos que han agredido su hogar?
Las últimas palabras de aquella afirmación captaron la atención del Ishimura.
—Qué gran falta de respeto —dijo, fingiendo indignación—. De chico, se me enseño que a los descarriados que no respetan a sus mayores se les endereza dándoles una buena tunda.
Estaba seguro de que la anciana tenía información que podía ser de ayuda, por lo que tendría que empatizar con ella para lograr que hablara un poco más sobre el asunto. Debía estar concentrado en su objetivo, pero en la sala había un fuerte y monótono sonido de una cuerda golpeando… Como el de los relojes de péndulo. A la anciana parecía no molestarle, pese a que era tormentoso. Quizás fuese porque su viejo oído era tan insensible que apenas lo percibía.
—¿Sabe? —si en algún momento debía de usar las artimañas de su maestro, aquella era la oportunidad perfecta—. Nuestra misión es únicamente el limpiar aquellos grotescos dibujos, pero personalmente no veo porqué limitarnos en lo que ayudar a los ciudadanos se refiere.
»Aquí entre nos —dijo con tono de complicidad—, podría hacer un informe sobre lo sucedido y abrir un caso de investigación sobre los bribones que han estado pintando las fachadas de las casas… Eso es lo que quisiera hacer, pues limpiar las paredes no evitará que vuelvan a atacar.
Se acomodó en su silla y le dedicó a la anciana una mirada relajada y comprensiva.
—Lo único que necesito es un poco de información al respecto; Apariencia, nombres, posibles motivos… Lo que sea que recuerde. Por supuesto, la identidad de las fuentes de información se mantendrá en secreto, para no comprometer su tranquilidad.
—¿Qué me dice, señora? —sonrió con calidez y con determinación, a pesar de aquel molesto sonido que zumbaba en sus oídos—. ¿Sabe algo que pueda ayudar a este amante del orden y del respeto a capturar a los vándalos que han agredido su hogar?