—Fuff...— Sonrió el espadachín —Supongo que árbol que nace torcido jamás se endereza— Se burló.
Con una reverencia se despidió de Hidetaka y se dispuso a ir a la posada, terrible si sorpresa al ser recibido con gritos por parte de la encarga al quejarse por el agua tirada en el corredor, eso sumado a los otros dos crímenes que el no cometió le valieron ser vetado de por vida en el lugar. Tuvo que ir a donde el médico, con quién platicó sobre lo ocurrido y se sorprendió al saber que el propio Ikki había sido el que escondió el testamento.
"Pudo haberlo destruido incluso, pero por suerte no fue así y logré encontrarlo"
También meditó sobre su relación con Datsue, no le caía mal pero se le hacía imposible el soportarlo. A pesar de ello quizás ese niño era el único que realmente le había entendido, alguien que comprendía lo fastidioso de ser un ninja.
Hubo altos y bajos, aquella simple misión resultó una verdadera odisea con un secreto escondido. Quién diría que terminaría debatiéndose sobre si obedecer o seguir su corazón, pero al final logró crear su propia salida en medio del callejón oscuro. Pasó la noche en casa de Jaro, y a la mañana siguiente se levantó temprano como siempre para regresar a Takigakure.
"Fue lo correcto"
A decir verdad, estaba feliz. No por cumplir con la misión, sino porque había ayudado a los osos. Hubo momentos de duda, pero gracias al bocazas de Datsue pudo retractarse a tiempo, de no haber sido por él quizás ahora mismo estaría arrepintiéndose. Al final, Tatsuya aprendió una lección.
"No se trata de tener honor, sino de tener dignidad"
Así, dejó atrás el arco Torii, dejó atrás las estatuas de pandas, simplemente caminó por el sendero empedrado con rumbo al horizonte...
Con una reverencia se despidió de Hidetaka y se dispuso a ir a la posada, terrible si sorpresa al ser recibido con gritos por parte de la encarga al quejarse por el agua tirada en el corredor, eso sumado a los otros dos crímenes que el no cometió le valieron ser vetado de por vida en el lugar. Tuvo que ir a donde el médico, con quién platicó sobre lo ocurrido y se sorprendió al saber que el propio Ikki había sido el que escondió el testamento.
"Pudo haberlo destruido incluso, pero por suerte no fue así y logré encontrarlo"
También meditó sobre su relación con Datsue, no le caía mal pero se le hacía imposible el soportarlo. A pesar de ello quizás ese niño era el único que realmente le había entendido, alguien que comprendía lo fastidioso de ser un ninja.
Hubo altos y bajos, aquella simple misión resultó una verdadera odisea con un secreto escondido. Quién diría que terminaría debatiéndose sobre si obedecer o seguir su corazón, pero al final logró crear su propia salida en medio del callejón oscuro. Pasó la noche en casa de Jaro, y a la mañana siguiente se levantó temprano como siempre para regresar a Takigakure.
"Fue lo correcto"
A decir verdad, estaba feliz. No por cumplir con la misión, sino porque había ayudado a los osos. Hubo momentos de duda, pero gracias al bocazas de Datsue pudo retractarse a tiempo, de no haber sido por él quizás ahora mismo estaría arrepintiéndose. Al final, Tatsuya aprendió una lección.
"No se trata de tener honor, sino de tener dignidad"
Así, dejó atrás el arco Torii, dejó atrás las estatuas de pandas, simplemente caminó por el sendero empedrado con rumbo al horizonte...