13/07/2016, 21:04
Aquel chico dudaba ligeramente a la hora de responder, por lo que Kondor se dedicó a fijarse en él. Ahora que lo tenía enfrente pudo ver su anatomía y sus rasgos mas detenidamente. Era un macho, mas bajito que él y un poquito más enclenque. Lo que más destacaba era su pelo azul. Aquel azul fascinaba a Kondor. Se preguntó si aquel azul escondía algún secreto, ya que era la primera vez que veía humanos con ese cabello. Resistió las ansias de acercarse para observar y tocar ese pelo mas de cerca. En la aldea le habían enseñado a respetar el espacio personal de los demás. Sus costumbres eran extrañas... pero Kondor pretendía adaptarse algún día.
Su cara era agradable, era la primera sensación que le llegó. Sus rasgos eran delicados para el estándar que comprendía Kondor. Unido a su lenguaje corporal, el salvaje enseguida sintió que las intenciones de aquel chico por lo general, serían buenas.
Cuando habló, el joven huérfano asimiló lentamente las palabras difíciles, las expresiones y exclamaciones de aquel joven con un asentimiento leve de cabeza, mientras se cruzaba de brazos y fruncía ligeramente el ceño. Por desgracia, el lenguaje corporal de Kondor aun era salvaje y no podía ocultarlo, por lo que cualquiera que le viera sabría que estaba claramente concentrado en no perder el hilo y en digerir toda la información posible. Era como un niño de 2 años. Una esponja.
El muchacho se presentó ante Kondor- Kondoriannno - respondió él, marcando las enes como si pusiera todo su empeño en no dejar la palabra a medias. El muchacho le tendió la mano. Kondor, confuso, se la agarró de forma poco ortodoxa pero sin fuerza mientras decía:
- ¿Que es... prrrogrrreso?
Su cara era agradable, era la primera sensación que le llegó. Sus rasgos eran delicados para el estándar que comprendía Kondor. Unido a su lenguaje corporal, el salvaje enseguida sintió que las intenciones de aquel chico por lo general, serían buenas.
Cuando habló, el joven huérfano asimiló lentamente las palabras difíciles, las expresiones y exclamaciones de aquel joven con un asentimiento leve de cabeza, mientras se cruzaba de brazos y fruncía ligeramente el ceño. Por desgracia, el lenguaje corporal de Kondor aun era salvaje y no podía ocultarlo, por lo que cualquiera que le viera sabría que estaba claramente concentrado en no perder el hilo y en digerir toda la información posible. Era como un niño de 2 años. Una esponja.
El muchacho se presentó ante Kondor- Kondoriannno - respondió él, marcando las enes como si pusiera todo su empeño en no dejar la palabra a medias. El muchacho le tendió la mano. Kondor, confuso, se la agarró de forma poco ortodoxa pero sin fuerza mientras decía:
- ¿Que es... prrrogrrreso?