15/07/2016, 18:20
A pesar de la torpeza social de Kondor, el muchacho peliazul sonreía y eso tranquilizaba al salvaje. Empezó a intentar explicarle lo que significaba progreso, pero se paró a pensar. En aquel pequeño intervalo Kondor se fijó de nuevo en el físico de aquel muchacho.
Aunque Kondor desconocía el nombre, sabía que existía una ley natural en el mundo. Los débiles caen y los fuertes sobreviven. Se preguntaba que escondería aquel chico para haber sobrevivido a pesar de tener esa apariencia tan enclenque, o si simplemente había sido protegido por sus progenitores de forma eficaz. Eso, unido al color de pelo tan extraño, despertó aún más la curiosidad de Kondor por aquel muchacho.
- Un progreso es... una mejora, en este caso son los resultados de mi entrenamiento diario
Lo entendió. El chico estaba entrenándose, quizá para volverse mas fuerte físicamente o quizá porque practicaba las artes "mágicas" que practicaban muchas de las personas de la aldea. Quizá fuera eso lo que escondía. Kondor quería preguntarle sobre ello sin molestarle. Aún no dominaba bien el tacto a la hora de hablar ni los modales de aquella sociedad nueva para él.
- ¿Que... ennntrenarrr? - preguntó el salvaje. Dudaba y bajó la mirada hacia la arena. Cuando volvió a subirla hacia Dante sus ojos se mostraban sinceros y curiosos - ¿Enseñar a Kondor? - y juntó las manos en un gesto de súplica aprendido recientemente. Lo había visto hacer a un aldeano pobre y sus conciudadanos le habían respondido con una limosna. No conocía del todo su significado y esperaba no estar solicitando una limosna a aquel joven al que tanto aprecio había cogido.
La gran bola blanca del cielo hacía tiempo que se había sido tragada por el mar y el cielo pintaba con sus últimos trazos púrpuras. La preciosa bola blanca que acompañaba a las noches se alzaba ahora, dotándolo todo de una fantasmagórica luz que excitaba a Kondor. El corazón del salvaje latía rápidamente mientras aguardaba la respuesta de Dante.
- ¿Porrrr favvvor?
Aunque Kondor desconocía el nombre, sabía que existía una ley natural en el mundo. Los débiles caen y los fuertes sobreviven. Se preguntaba que escondería aquel chico para haber sobrevivido a pesar de tener esa apariencia tan enclenque, o si simplemente había sido protegido por sus progenitores de forma eficaz. Eso, unido al color de pelo tan extraño, despertó aún más la curiosidad de Kondor por aquel muchacho.
- Un progreso es... una mejora, en este caso son los resultados de mi entrenamiento diario
Lo entendió. El chico estaba entrenándose, quizá para volverse mas fuerte físicamente o quizá porque practicaba las artes "mágicas" que practicaban muchas de las personas de la aldea. Quizá fuera eso lo que escondía. Kondor quería preguntarle sobre ello sin molestarle. Aún no dominaba bien el tacto a la hora de hablar ni los modales de aquella sociedad nueva para él.
- ¿Que... ennntrenarrr? - preguntó el salvaje. Dudaba y bajó la mirada hacia la arena. Cuando volvió a subirla hacia Dante sus ojos se mostraban sinceros y curiosos - ¿Enseñar a Kondor? - y juntó las manos en un gesto de súplica aprendido recientemente. Lo había visto hacer a un aldeano pobre y sus conciudadanos le habían respondido con una limosna. No conocía del todo su significado y esperaba no estar solicitando una limosna a aquel joven al que tanto aprecio había cogido.
La gran bola blanca del cielo hacía tiempo que se había sido tragada por el mar y el cielo pintaba con sus últimos trazos púrpuras. La preciosa bola blanca que acompañaba a las noches se alzaba ahora, dotándolo todo de una fantasmagórica luz que excitaba a Kondor. El corazón del salvaje latía rápidamente mientras aguardaba la respuesta de Dante.
- ¿Porrrr favvvor?