16/07/2016, 16:33
Tatsuya al final no se llevó demasiado, simplemente alguna que otra fruta para el camino y por supuesto el mapa. Metió las cosas en un morral cuadrado negro con bordados de distintos colores, una artesanía que consiguió por ahí. Lo que no podía faltar era su preciada capa de viaje a la cual ya estaba más que acostumbrado, así pues salió no sin antes buscar al ama de llaves con quién se topó en uno de los corredores de la casona.
—Tatsuya-sama ¿a dónde va a ir?— Preguntó nomás verle, sabía perfectamente lo que implicaba aquella capa.
—A algún lugar cerca del Puente Tenchi. Nozomi-san, por favor avisa a mis padres— Le dijo mientras se volteaba.
—¿Por qué no lo dijo antes? Podría prepararle algunas provisiones— Se le escuchaba afligida.
—Lo lamento, ya voy de salida, es una emergencia. Adiós— Se despidió.
—Mucha suerte mi señor, que la voluntad de Kawakage-sama le guíe— Reverenció la señora.
"Fuff, si supiera a quién voy a ir a buscar justamente..."
Así el Takanashi se puso en marcha con su escaso equipaje, quizás ni siquiera lo fuese a necesitar, o quizás sí, no había forma de saberlo. En teoría deberían llegar rápido. El espadachín se dirigió al ascensor que está detrás de la catarata que sirve de entrada a la aldea donde su compañera de equipo ya le estaba esperando. Tan precisa era su puntualidad que; de haber sido cronometrado faltarían 3 segundos para los 15 minutos exactos.
—Anzu-chan, todo listo— Anunció su presencia —Vamos entonces.
—Tatsuya-sama ¿a dónde va a ir?— Preguntó nomás verle, sabía perfectamente lo que implicaba aquella capa.
—A algún lugar cerca del Puente Tenchi. Nozomi-san, por favor avisa a mis padres— Le dijo mientras se volteaba.
—¿Por qué no lo dijo antes? Podría prepararle algunas provisiones— Se le escuchaba afligida.
—Lo lamento, ya voy de salida, es una emergencia. Adiós— Se despidió.
—Mucha suerte mi señor, que la voluntad de Kawakage-sama le guíe— Reverenció la señora.
"Fuff, si supiera a quién voy a ir a buscar justamente..."
Así el Takanashi se puso en marcha con su escaso equipaje, quizás ni siquiera lo fuese a necesitar, o quizás sí, no había forma de saberlo. En teoría deberían llegar rápido. El espadachín se dirigió al ascensor que está detrás de la catarata que sirve de entrada a la aldea donde su compañera de equipo ya le estaba esperando. Tan precisa era su puntualidad que; de haber sido cronometrado faltarían 3 segundos para los 15 minutos exactos.
—Anzu-chan, todo listo— Anunció su presencia —Vamos entonces.