21/07/2016, 19:57
Era indiscutible que ser dos en vez de tres estaba alargando la limpieza de forma evidente. Evidente para todos excepto para Kazuma, que estaría disfrutando cordialmente de un té con pastas con la ancianita de la casa. No le iba a reprochar nada por no armar barullo ahora que estaban acabando la misión por fin, pero sin lugar a dudas en la próxima casa iba a ir Juro a hablar con el propietario. O incluso él.
Sin embargo, gracias al esfuerzo y el espíritu incansable de Juro y Nabi, la pared empezaba a parecer más ella misma y menos un rito satánico a la muerte. La conversación había decaído totalmente cuando el rubio no contestó al moreno, que aparentemente se sintió mal por ello, lejos de ser eso lo que él pretendía. Únicamente daba por finalizada la charla con su silencio. Se sintió mal durante un décima de segundo y después recuperó su estado natural en el que completar la misión era la única y, por lo tanto, máxima prioridad.
Ya estaban demasiado cerca como para cometer OTRO error. Y justo cuando con sus últimas fuerzas, daban los últimos cepillados a esa estúpida pintada en esa estúpida pared, apareció el peliblanco. Tan fresco y tan tranquilo como si acabara de salir de unas aguas termales. Nabi se tragó sus palabras y fue a vaciar el cubo en la alcantarilla más cercana para después quitarse la mascarilla y los guantes y dejarlos en el cubo ahora vacío.
— Solo nos queda una pintada, lo mejor sera darnos prisa y acabar de una vez.
Espetó mirando a Juro e ignorando olímpicamente a Kazuma para no partirle la cara en plena misión. Su rostro seguía con su expresión habitual, mantenía la compostura porque estaban de servicio, pero cuando se volviera a encontrar con Kazuma como equipo no le detendría nada para decirle un par de cosas y saltarle un par de dientes.
— Número 14, y hemos acabado.
El tono cortante de Nabi denotaba que incluso él era capaz de sentir emociones y ahora estaba bastante enfadado. Así que pensaba acabar pronto para evitar posibles conflictos, evitar contacto visual innecesario con Kazuma y ya no hablemos de mantener una conversación.
Sin embargo, gracias al esfuerzo y el espíritu incansable de Juro y Nabi, la pared empezaba a parecer más ella misma y menos un rito satánico a la muerte. La conversación había decaído totalmente cuando el rubio no contestó al moreno, que aparentemente se sintió mal por ello, lejos de ser eso lo que él pretendía. Únicamente daba por finalizada la charla con su silencio. Se sintió mal durante un décima de segundo y después recuperó su estado natural en el que completar la misión era la única y, por lo tanto, máxima prioridad.
Ya estaban demasiado cerca como para cometer OTRO error. Y justo cuando con sus últimas fuerzas, daban los últimos cepillados a esa estúpida pintada en esa estúpida pared, apareció el peliblanco. Tan fresco y tan tranquilo como si acabara de salir de unas aguas termales. Nabi se tragó sus palabras y fue a vaciar el cubo en la alcantarilla más cercana para después quitarse la mascarilla y los guantes y dejarlos en el cubo ahora vacío.
— Solo nos queda una pintada, lo mejor sera darnos prisa y acabar de una vez.
Espetó mirando a Juro e ignorando olímpicamente a Kazuma para no partirle la cara en plena misión. Su rostro seguía con su expresión habitual, mantenía la compostura porque estaban de servicio, pero cuando se volviera a encontrar con Kazuma como equipo no le detendría nada para decirle un par de cosas y saltarle un par de dientes.
— Número 14, y hemos acabado.
El tono cortante de Nabi denotaba que incluso él era capaz de sentir emociones y ahora estaba bastante enfadado. Así que pensaba acabar pronto para evitar posibles conflictos, evitar contacto visual innecesario con Kazuma y ya no hablemos de mantener una conversación.
—Nabi—