30/07/2016, 17:41
— Otra crisis evitada gracias al gran y único Uchiha Nabi. Buenos dias, Eri.
Un tic se apoderó de su ojo derecho mientras el otro estaba bien abierto. ¿Qué narices acababa de pasar? Era retórica, claro, porque lo sabía perfectamente: Nabi acababa de aparecer en escena golpeando al pobre e inocente gennin que se disponía a pasar un día en la playa como cualquier persona normal.
— Y tú, bestia marina. Prepárate para que te lleve a la perrera.
—¡Pero bueno! — Exclamó, indignada ante tales acciones del Uchiha. —¡Estos no son los modales que te enseñaron en la academia, Nabi! — Le regañó mientras se incorporaba y adoptaba su típica posición de regañina, con ambas manos apoyadas sobre sus caderas. —Buenos días a ti también, por cierto.
Antes de poder acercarse para ayudar al recién conocido Kaiten, éste ya se encontraba cerca de ella.
—¿Eri... Le conoces? — Preguntó ahora un serio moreno.
—Sí, le conozco muy bien. — Respondió con sinceridad mientras suspiraba. No sabía como comportarse cerca de él, ni como manejar su temperamento para no perderlo cuando Nabi la sacase de quicio... ''Es tan difícil...'' — Es Uchiha Nabi, nos graduamos a la par en la academia. — Con eso parecía bastar por el momento.
Las gafas pegadas a su cara le ayudaban a ver bajo el agua salada que se encontraba a su alrededor, donde otros tres individuos vestidos igual que ella estaban situados a escasos metros de su posición, poco aire le quedaba en los pulmones y sabía que tarde o temprano tendrían que salir de su entrenamiento bajo el agua. Pensó en los celos que sentía de los de Amegakure teniendo sus propios respiradores, pero eran unos celos inútiles. Ellos eran de Uzushio, para su desgracia.
Lo peor es que no esperaba que toda la playa se llenase de gente ordinaria y típica, pero era mejor. Tal y como iban vestidos los terminarían espantando a la mínima que emergiesen del agua.
Señaló al individuo más alto de los tres que esperase a su señal para salir del agua - así todos saldrían a la vez -, y después de contar hasta tres, los cuatro extraños salieron del agua provocando el caos entre los niños que jugaban en la orilla, haciendo que sus madres los cogiesen rápidamente y huyesen de allí. La zona comenzaba a quedarse sin gente alrededor del trío de gennins que dialogaban cercanos a la multitud que ahora salía despavorida fuera de las blancas arenas y en pocos segundos, Eri, Nabi y Kaiten se veían solos; con la única compañía de los cuatro extraños del agua.
Aquellos cuatro visten llenos de algas y vegetación marina, gafas que cubren gran parte de sus caras, mayormente la que se encuentra cercana a sus ojos; y bajo toda la capa de verde flora, trajes oscuros típicos de nadadores. A primera vista daba la impresión de que eran monstruos atípicos de la zona, pero mirándolos detenidamente tenían más pinta de panolis.
Un tic se apoderó de su ojo derecho mientras el otro estaba bien abierto. ¿Qué narices acababa de pasar? Era retórica, claro, porque lo sabía perfectamente: Nabi acababa de aparecer en escena golpeando al pobre e inocente gennin que se disponía a pasar un día en la playa como cualquier persona normal.
— Y tú, bestia marina. Prepárate para que te lleve a la perrera.
—¡Pero bueno! — Exclamó, indignada ante tales acciones del Uchiha. —¡Estos no son los modales que te enseñaron en la academia, Nabi! — Le regañó mientras se incorporaba y adoptaba su típica posición de regañina, con ambas manos apoyadas sobre sus caderas. —Buenos días a ti también, por cierto.
Antes de poder acercarse para ayudar al recién conocido Kaiten, éste ya se encontraba cerca de ella.
—¿Eri... Le conoces? — Preguntó ahora un serio moreno.
—Sí, le conozco muy bien. — Respondió con sinceridad mientras suspiraba. No sabía como comportarse cerca de él, ni como manejar su temperamento para no perderlo cuando Nabi la sacase de quicio... ''Es tan difícil...'' — Es Uchiha Nabi, nos graduamos a la par en la academia. — Con eso parecía bastar por el momento.
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Las gafas pegadas a su cara le ayudaban a ver bajo el agua salada que se encontraba a su alrededor, donde otros tres individuos vestidos igual que ella estaban situados a escasos metros de su posición, poco aire le quedaba en los pulmones y sabía que tarde o temprano tendrían que salir de su entrenamiento bajo el agua. Pensó en los celos que sentía de los de Amegakure teniendo sus propios respiradores, pero eran unos celos inútiles. Ellos eran de Uzushio, para su desgracia.
Lo peor es que no esperaba que toda la playa se llenase de gente ordinaria y típica, pero era mejor. Tal y como iban vestidos los terminarían espantando a la mínima que emergiesen del agua.
Señaló al individuo más alto de los tres que esperase a su señal para salir del agua - así todos saldrían a la vez -, y después de contar hasta tres, los cuatro extraños salieron del agua provocando el caos entre los niños que jugaban en la orilla, haciendo que sus madres los cogiesen rápidamente y huyesen de allí. La zona comenzaba a quedarse sin gente alrededor del trío de gennins que dialogaban cercanos a la multitud que ahora salía despavorida fuera de las blancas arenas y en pocos segundos, Eri, Nabi y Kaiten se veían solos; con la única compañía de los cuatro extraños del agua.
Aquellos cuatro visten llenos de algas y vegetación marina, gafas que cubren gran parte de sus caras, mayormente la que se encuentra cercana a sus ojos; y bajo toda la capa de verde flora, trajes oscuros típicos de nadadores. A primera vista daba la impresión de que eran monstruos atípicos de la zona, pero mirándolos detenidamente tenían más pinta de panolis.