3/08/2016, 13:19
Después de que se fuesen padre e hija, Nabi se quedó un rato pensativo, y Eri, en su forma de ave, parecía que estaba incubando huevos. Pero algo totalmente inesperado pasó, una pequeña gallina, rechoncha y cubierta de plumas esta vez más oscuras que las que traían las gallinas normales, pero una gallina, al fin y al cabo; y ésta estaba picoteándole los pies.
— ¡Me cago en todo lo cagable! ¡Esto es increíble!
Eri rió, y lo que sonó fue un cacareo extraño proviniendo de una falsa gallina.
— ¡¿Pero ese hombre qué tiene, una valla submarina?!
''Hombre, viviendo cerca de la playa...'' Pensó con toda la lógica del mundo.
— Vamos a ver si los alcanzamos anda. Tú delante Eri.
''¡No, no, no, NO, NO!''
Las intenciones de Nabi no eran buenas, y tal y como se estaba posicionando, Eri estaba involucrada en el asunto. Por eso, cuando las grandes manos del Uchiha se posaron sobre sus plumas y la separaban de su pelo, el henge ya estaba prácticamente a punto de deshacerse. Y cuando Nabi la soltó, ella se destransformó, cayendo sobre sus dos pies.
—¡Pero, ¿qué narices piensas que soy, un ave de verdad?! ¿Y si me muero, qué? — Espetó, furiosa. —Más te vale tener bien agarrada esa gallina... Vamos. — Sentenció, corriendo en la dirección por la que se acababan de ir.
Tampoco pensaba que fuese tan difícil... Es más, cuando giraron la esquina, allí estaban ellos, y la joven kunoichi, que no pudo parar a tiempo, se estampó con la espalda del hombre y cayó al suelo.
—Ouch...
— ¡Me cago en todo lo cagable! ¡Esto es increíble!
Eri rió, y lo que sonó fue un cacareo extraño proviniendo de una falsa gallina.
— ¡¿Pero ese hombre qué tiene, una valla submarina?!
''Hombre, viviendo cerca de la playa...'' Pensó con toda la lógica del mundo.
— Vamos a ver si los alcanzamos anda. Tú delante Eri.
''¡No, no, no, NO, NO!''
Las intenciones de Nabi no eran buenas, y tal y como se estaba posicionando, Eri estaba involucrada en el asunto. Por eso, cuando las grandes manos del Uchiha se posaron sobre sus plumas y la separaban de su pelo, el henge ya estaba prácticamente a punto de deshacerse. Y cuando Nabi la soltó, ella se destransformó, cayendo sobre sus dos pies.
—¡Pero, ¿qué narices piensas que soy, un ave de verdad?! ¿Y si me muero, qué? — Espetó, furiosa. —Más te vale tener bien agarrada esa gallina... Vamos. — Sentenció, corriendo en la dirección por la que se acababan de ir.
Tampoco pensaba que fuese tan difícil... Es más, cuando giraron la esquina, allí estaban ellos, y la joven kunoichi, que no pudo parar a tiempo, se estampó con la espalda del hombre y cayó al suelo.
—Ouch...