3/08/2016, 20:21
—Ahora que Mimiko no está, puedo hablaros sin rodeos: sí, es cierto, no dijimos nada a Shiona-sama por no dar problemas a la gran Uzukage, pero por otro lado, me vi capaz de detener a quien o quienes estuviesen detrás del hurto de mis aves... Pero estoy en un punto muerto, y no quería que Mimiko se involucrase, ¿y si la secuestrasen a ella? no podría soportarlo...
"Madre mia, si todavía se creerá un héroe anónimo capaz de enfrentarse al mundo."
—Debió decírselo, Nabi tiene razón razón razón, la kage debería haber sabido sobre un crimen que está pasando en su villa, y eso no puede permitirse. Yo soy Eri, y él es Nabi, y no se preocupe, nosotros intentaremos dar con el ladrón.
Se había limitado a mirar y escuchar todo lo que sucedía, era preferible que no tuviera que intervenir porque lo único que haría iba a ser regañar al hombre por ser tan ingenuo y desconfiado. Si es que todo lo que hubiera tenido que hacer era dar aviso de lo que sucedía, sin pedir misión ni gastarse un solo ryo. Ni tan siquiera acercarse al edificio, con mandar una carta o algo lo tenía hecho. Pero no, mejor dejar a un ladrón andar suelto con gallinas por Uzushiogakure.
—¿De verdad? ¡Eso sería genial! Entonces venid, no perdamos más tiempo.
Levantó la mano en plan saludo cuando Eri le nombró, y aquel hombre no se cortó ni un pelo a la hora de agarrarlo de muñeca para tirar de él en dirección a Shiona-sama sabe donde. El joven se dejó llevar ya que también había agarrado a Eri y ésta se lo había permitido. Hasta que finalmente llegaron a lo que pudo ser una casa en su día, pero aquel día tenía toda la pinta de ser una vieja caseta abandonada con un corral totalmente destruido en la parte trasera. No les había mentido cuando dijo que no tenía ni para una triste misión de rango D, y perdiendo gallinas ni para una de rango E, si existieran.
—Pasad, como si estuviesen en vuestra casa, yo iré a por las pistas y las fotos.
Por dentro al menos era habitable, de escaso mobiliario y con un color feísimo en las paredes pero habitable. En cuanto el señor desapareció Nabi se apuró a coger el sitio del sofá que menos deshecho estaba. Eri por su parte se quedó un rato dando vueltas por el lugar, desconfiando de todo, antes de sentarse con él en el sofa.
"¿Ha dicho pistas o pastas? Espero que sean las pastas, pero lo de las pistas suena más convincente y verosímil, además de que es pobre. No puede permitirse pastas."
—Hey, Nabi... ¿Qué piensas?
— En lo extraño que es todo esto. Ya no solo que reconozca a sus gallinas por las fotos sino que el que se las ha robado le mande fotos. Está claro que es alguien que le odia.
"Desde luego no van a ser pastas. Jopetas, con lo que me apetece una buena ración de bollería para el cuerpo."
"Madre mia, si todavía se creerá un héroe anónimo capaz de enfrentarse al mundo."
—Debió decírselo, Nabi tiene razón razón razón, la kage debería haber sabido sobre un crimen que está pasando en su villa, y eso no puede permitirse. Yo soy Eri, y él es Nabi, y no se preocupe, nosotros intentaremos dar con el ladrón.
Se había limitado a mirar y escuchar todo lo que sucedía, era preferible que no tuviera que intervenir porque lo único que haría iba a ser regañar al hombre por ser tan ingenuo y desconfiado. Si es que todo lo que hubiera tenido que hacer era dar aviso de lo que sucedía, sin pedir misión ni gastarse un solo ryo. Ni tan siquiera acercarse al edificio, con mandar una carta o algo lo tenía hecho. Pero no, mejor dejar a un ladrón andar suelto con gallinas por Uzushiogakure.
—¿De verdad? ¡Eso sería genial! Entonces venid, no perdamos más tiempo.
Levantó la mano en plan saludo cuando Eri le nombró, y aquel hombre no se cortó ni un pelo a la hora de agarrarlo de muñeca para tirar de él en dirección a Shiona-sama sabe donde. El joven se dejó llevar ya que también había agarrado a Eri y ésta se lo había permitido. Hasta que finalmente llegaron a lo que pudo ser una casa en su día, pero aquel día tenía toda la pinta de ser una vieja caseta abandonada con un corral totalmente destruido en la parte trasera. No les había mentido cuando dijo que no tenía ni para una triste misión de rango D, y perdiendo gallinas ni para una de rango E, si existieran.
—Pasad, como si estuviesen en vuestra casa, yo iré a por las pistas y las fotos.
Por dentro al menos era habitable, de escaso mobiliario y con un color feísimo en las paredes pero habitable. En cuanto el señor desapareció Nabi se apuró a coger el sitio del sofá que menos deshecho estaba. Eri por su parte se quedó un rato dando vueltas por el lugar, desconfiando de todo, antes de sentarse con él en el sofa.
"¿Ha dicho pistas o pastas? Espero que sean las pastas, pero lo de las pistas suena más convincente y verosímil, además de que es pobre. No puede permitirse pastas."
—Hey, Nabi... ¿Qué piensas?
— En lo extraño que es todo esto. Ya no solo que reconozca a sus gallinas por las fotos sino que el que se las ha robado le mande fotos. Está claro que es alguien que le odia.
"Desde luego no van a ser pastas. Jopetas, con lo que me apetece una buena ración de bollería para el cuerpo."
—Nabi—