5/08/2016, 15:53
—Bueno, también puede ser que las quiera mucho, y que el que se las haya robado sea un poco... Ya sabes, ''especial''. No creo que lo odie, quizás por su personalidad, pero todo lo hará por su hija, eso lo puedo notar hasta en la distancia.
— ¿Especial? Lo que es es un gilipollas, además de un delincuente.
Antes de que pudiera proseguir con su conversación, apareció el hombre con las manos llenas. Una de fotos y otras "pistas" y la otra con un plato de galletitas. En principio, Nabi quería las galletas, pero siendo consciente de la situación en la que se encontraban padre e hija le fue imposible coger uno solo de aquellos dulces. Cogió un par de imágenes igual que Eri.
— Aquí está todo lo que he recopilado durante estos últimos meses, sed libres de ojear todo lo que necesiten. Ah, y algunas galletas, las hace Mimiko.
—Vaya, por lo que parece, no ha perdido el tiempo. Y por lo que se puede ver, todas las fotos están hechas en el mismo lugar: un corral para aves, con paja en el suelo y rodeado de vallas de madera, ¿la típica de los árboles cercanos? Parece ser.
Conforme pensaba algo, Eri lo soltaba en alto. Así que se dedicó a asentir en silencio mientras revisaba las fotos que había sobre la mesa buscando alguna que desvelara algo que no se viera en otras. Pero todas parecían exactamente iguales, y las gallinas también, apenas las diferenciaba.
—Sí, pero... Por mucho que he recorrido la villa y las lejanías de ésta, no he encontrado otro corral a parte del mío, es muy extraño...
—La luz de estas fotos... ¿No te parece un tanto, artificial?
El rubio chasqueó la lengua.
— Es un problema, si las tiene escondidas en un sitio cubierto para que no le encuentren puede provocar todo tipo de trastornos a los animales. Además de dificultar la búsqueda. Lo mejor será usar una gallina de cebo y cuando la roben les seguimos.
La principal preocupación de Nabi era que iba a tener que recurrir a su otra personalidad, y no era ideal para su primer reencuentro con Eri. Pero era la forma más eficiente de acabar con eso a la primera gallina, no sabía qué tipo de persona estaba detrás de todo eso.
— ¿Especial? Lo que es es un gilipollas, además de un delincuente.
Antes de que pudiera proseguir con su conversación, apareció el hombre con las manos llenas. Una de fotos y otras "pistas" y la otra con un plato de galletitas. En principio, Nabi quería las galletas, pero siendo consciente de la situación en la que se encontraban padre e hija le fue imposible coger uno solo de aquellos dulces. Cogió un par de imágenes igual que Eri.
— Aquí está todo lo que he recopilado durante estos últimos meses, sed libres de ojear todo lo que necesiten. Ah, y algunas galletas, las hace Mimiko.
—Vaya, por lo que parece, no ha perdido el tiempo. Y por lo que se puede ver, todas las fotos están hechas en el mismo lugar: un corral para aves, con paja en el suelo y rodeado de vallas de madera, ¿la típica de los árboles cercanos? Parece ser.
Conforme pensaba algo, Eri lo soltaba en alto. Así que se dedicó a asentir en silencio mientras revisaba las fotos que había sobre la mesa buscando alguna que desvelara algo que no se viera en otras. Pero todas parecían exactamente iguales, y las gallinas también, apenas las diferenciaba.
—Sí, pero... Por mucho que he recorrido la villa y las lejanías de ésta, no he encontrado otro corral a parte del mío, es muy extraño...
—La luz de estas fotos... ¿No te parece un tanto, artificial?
El rubio chasqueó la lengua.
— Es un problema, si las tiene escondidas en un sitio cubierto para que no le encuentren puede provocar todo tipo de trastornos a los animales. Además de dificultar la búsqueda. Lo mejor será usar una gallina de cebo y cuando la roben les seguimos.
La principal preocupación de Nabi era que iba a tener que recurrir a su otra personalidad, y no era ideal para su primer reencuentro con Eri. Pero era la forma más eficiente de acabar con eso a la primera gallina, no sabía qué tipo de persona estaba detrás de todo eso.
—Nabi—