22/05/2015, 15:15
La opción que Zuka ofreció le pareció genial a su compañero de profesión. Entregar al captor a la misma víctima. Parecía la mejor opción, y ella misma sería quien juzgase las acciones de éste. No lo hacía con el propósito de que la víctima se tomase la justicia por su propia mano, ni mucho menos, tan solo que éste le pidiese perdón y las cosas se arreglasen sin tener que llegar mas allá de lo debido. El joven no parecía un auténtico criminal, solo un chico descarrilado, casi como Zuka lo fue tiempo atrás... aunque éste no llegó a tanto, ni a ser tan terco.
Indiscutiblemente, el chico mostró de nuevo que era terco además de tonto. No, lo suyo no era para nada normal. No quería ser juzgado, pedía clemencia... y a la vez no dejaba de hacer el idiota y afirmar que era suyo. ¿Qué diablos tenía ese chico en la cabeza aparte de un millar de pájaros?
"Increíble... realmente increíble..."
Las palabras de Zuka no hicieron falta, Yoshimitsu dejó bien clara la opinión de ambos genin. Las tonterías ya sobraban. Sin embargo, el chico no hizo mas que empeorar su situación. Comenzó a intentar zafarse, buscando huir de sus captores, a lo que Yoshi pidió ayuda al rubio para trasladarlo.
— Claro que te ayudo... si hay algo que odie, es a la gente que hace daño a mi familia, y todo aldeano de Kusa es parte de mi familia. Como se intente escapar, le voy a electrocutar hasta que pida morir. —
El chico de orbes azules mostraba ahora un claro enfado, bastante mas allá de lo común. Pocas veces tenía que llegar a éstos extremos con una persona, pero cierto era que su comportamiento le hacía hervir la sangre. Él era de Kusa, y no había sufrido en robar a alguna mesera de su propia aldea, sangre de su sangre... Ésto en otros tiempos habría sido motivo de horca.
El rubio tomó al chico pasando su brazo por debajo del diestro del ladronzuelo, y frente a éste mostró su diestra, la mano que le quedaba libre. Sus guantes azules y blancos comenzaron a brillar un poco, mientras que en su mano se acumulaba una pequeña cantidad de electricidad. Los rayos se hacían poco a poco mas intensos, en lo que claramente era una amenaza.
— Dame un solo motivo mas, atrévete a hacerlo... y ya sabes lo que te espera. — Sentenció antes de emprender el camino.
Tras un rato caminando, ambos genin y el ladrón llegaron al distrito comercial. Pararon frente a un puesto, donde un coro de gente intentaba dar ánimos a una pobre mujer, que abatida luchaba por no llorar. Yoshi se adelantó, irrumpiendo ese emotivo momento de arrope a la mujer por parte de sus compañeros de profesión, e informó a los presentes de que traían al ladronzuelo.
— Si, así es, traemos al chico que accidentalmente tomó lo que no es suyo. Viene a exponeros el porqué lo hizo, y a pedir perdón. — Continuó apalabrando el rubio. — ¿Verdad? —
Sin mas, llevó su mirada hacia el chico, el cual se mordía los labios, casi parecía estar conteniéndose. A saber que clase de disparate soltaba ahora... el rubio tan solo rezaba por no tener que partirle la boca a ese tonto.
Indiscutiblemente, el chico mostró de nuevo que era terco además de tonto. No, lo suyo no era para nada normal. No quería ser juzgado, pedía clemencia... y a la vez no dejaba de hacer el idiota y afirmar que era suyo. ¿Qué diablos tenía ese chico en la cabeza aparte de un millar de pájaros?
"Increíble... realmente increíble..."
Las palabras de Zuka no hicieron falta, Yoshimitsu dejó bien clara la opinión de ambos genin. Las tonterías ya sobraban. Sin embargo, el chico no hizo mas que empeorar su situación. Comenzó a intentar zafarse, buscando huir de sus captores, a lo que Yoshi pidió ayuda al rubio para trasladarlo.
— Claro que te ayudo... si hay algo que odie, es a la gente que hace daño a mi familia, y todo aldeano de Kusa es parte de mi familia. Como se intente escapar, le voy a electrocutar hasta que pida morir. —
El chico de orbes azules mostraba ahora un claro enfado, bastante mas allá de lo común. Pocas veces tenía que llegar a éstos extremos con una persona, pero cierto era que su comportamiento le hacía hervir la sangre. Él era de Kusa, y no había sufrido en robar a alguna mesera de su propia aldea, sangre de su sangre... Ésto en otros tiempos habría sido motivo de horca.
El rubio tomó al chico pasando su brazo por debajo del diestro del ladronzuelo, y frente a éste mostró su diestra, la mano que le quedaba libre. Sus guantes azules y blancos comenzaron a brillar un poco, mientras que en su mano se acumulaba una pequeña cantidad de electricidad. Los rayos se hacían poco a poco mas intensos, en lo que claramente era una amenaza.
— Dame un solo motivo mas, atrévete a hacerlo... y ya sabes lo que te espera. — Sentenció antes de emprender el camino.
Tras un rato caminando, ambos genin y el ladrón llegaron al distrito comercial. Pararon frente a un puesto, donde un coro de gente intentaba dar ánimos a una pobre mujer, que abatida luchaba por no llorar. Yoshi se adelantó, irrumpiendo ese emotivo momento de arrope a la mujer por parte de sus compañeros de profesión, e informó a los presentes de que traían al ladronzuelo.
— Si, así es, traemos al chico que accidentalmente tomó lo que no es suyo. Viene a exponeros el porqué lo hizo, y a pedir perdón. — Continuó apalabrando el rubio. — ¿Verdad? —
Sin mas, llevó su mirada hacia el chico, el cual se mordía los labios, casi parecía estar conteniéndose. A saber que clase de disparate soltaba ahora... el rubio tan solo rezaba por no tener que partirle la boca a ese tonto.