6/08/2016, 17:29
Cuando los tres intentos de buzos comenzaron a andar contra sus dos compañeros de aquel día, Eri terminó por comprender que su oponente sería la chica, o lo que podría ser la jefa del Escuadrón Noame. Suspiró mientras dejaba escapar una sonrisa.
— No me subestimes solo por ser pequeña. — Y tras una serie de sellos y una cortina de humo, en lugar de ella, en aquella posición, se encontraba una porción de comida. La muchacha vestida entre algas abrió los ojos más de lo natural y se giró rápidamente para recibir una patada que la empujó para terminar tirada en el suelo, golpeándose la cabeza contra la arena.
Aunque para la líder el golpe y la sorpresa del ataque le habían dejado en blanco, pronto recobró el aliento y, después de hacer tres sellos que ya conocía, lanzó un Mizurappa a la cara de la joven de Uzushio.
— ¿Solo dos? Y encima uno gordo y uno flaco. ¡Parece un chiste malo!
El chico rechoncho gruñó y el odio hacia Nabi creció, y cegado por la ira del comentario, se tiró sin prevenir en lo que el shinobi pudiese hacer. Así, presumiendo de su habilidad, el Uchiha hizo gala de su don coloreando sus ojos de color carmesí, y su rostro, antes amigable, ahora denotaba seriedad por los cuatro costados. Unos sellos crearon una pared de tierra que pararon el ataque del atacante a distancia, sin embargo; también le sirvió para estampar de una patada al otro enemigo.
Sin embargo, no quería servir de nada para su querida jefa, por lo que, al terminar estampado, cayó al suelo y rodó hacia delante para que la bola de fuego casi le rozase la espalda, acercándose al rubio al que intentó hacerle una barrida con su brazo bueno para que también acabase en el suelo. El otro enemigo se quedó detrás del muro, pensando en su próximo movimiento.
— Ohh… El nene me ha insultado llamándome gordo. — Respondió, como si de un alago se tratara para, inmediatamente después, tirase la nevera de la que estaba comiendo para realizar la técnica estrella de su clan con el brazo derecho, el mismo que había usado para apartar el pequeño objeto que servía para mantener fresca la comida.
Le asestó, así, un puñetazo que lo dejó tirado en el suelo, casi hundido en la arena si no llega a ser por la humedad que éste tenía en el cuerpo.
— ¿Seguro que ahora no desearías que fuese tan gordo, eh, larguilucho parlanchín?
Pero el enemigo, lejos de asustarse, lo que hizo fue impulsarse con ambos brazos para lograrle una patada en pleno estómago al Akimichi, ya que ahora el ''gordinflón parlanchín'' era él, y el que da, recibe.
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— No me subestimes solo por ser pequeña. — Y tras una serie de sellos y una cortina de humo, en lugar de ella, en aquella posición, se encontraba una porción de comida. La muchacha vestida entre algas abrió los ojos más de lo natural y se giró rápidamente para recibir una patada que la empujó para terminar tirada en el suelo, golpeándose la cabeza contra la arena.
Aunque para la líder el golpe y la sorpresa del ataque le habían dejado en blanco, pronto recobró el aliento y, después de hacer tres sellos que ya conocía, lanzó un Mizurappa a la cara de la joven de Uzushio.
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— ¿Solo dos? Y encima uno gordo y uno flaco. ¡Parece un chiste malo!
El chico rechoncho gruñó y el odio hacia Nabi creció, y cegado por la ira del comentario, se tiró sin prevenir en lo que el shinobi pudiese hacer. Así, presumiendo de su habilidad, el Uchiha hizo gala de su don coloreando sus ojos de color carmesí, y su rostro, antes amigable, ahora denotaba seriedad por los cuatro costados. Unos sellos crearon una pared de tierra que pararon el ataque del atacante a distancia, sin embargo; también le sirvió para estampar de una patada al otro enemigo.
Sin embargo, no quería servir de nada para su querida jefa, por lo que, al terminar estampado, cayó al suelo y rodó hacia delante para que la bola de fuego casi le rozase la espalda, acercándose al rubio al que intentó hacerle una barrida con su brazo bueno para que también acabase en el suelo. El otro enemigo se quedó detrás del muro, pensando en su próximo movimiento.
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— Ohh… El nene me ha insultado llamándome gordo. — Respondió, como si de un alago se tratara para, inmediatamente después, tirase la nevera de la que estaba comiendo para realizar la técnica estrella de su clan con el brazo derecho, el mismo que había usado para apartar el pequeño objeto que servía para mantener fresca la comida.
Le asestó, así, un puñetazo que lo dejó tirado en el suelo, casi hundido en la arena si no llega a ser por la humedad que éste tenía en el cuerpo.
— ¿Seguro que ahora no desearías que fuese tan gordo, eh, larguilucho parlanchín?
Pero el enemigo, lejos de asustarse, lo que hizo fue impulsarse con ambos brazos para lograrle una patada en pleno estómago al Akimichi, ya que ahora el ''gordinflón parlanchín'' era él, y el que da, recibe.
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Estado de Mizumi Eri
200/200
139/150
11
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