22/05/2015, 16:24
Ante las palabras de Zukamane la mujer alzó la vista fijándose en nosotros y sobre todo en el ladrón. Seguidamente la mujer se incorporó de una forma tan repentina que parecía algo antinatural, con un rostro de ira que por mucho que me esforzara en describir aquel rostro, sería imposible.
-Mama...cre...cre...creo que tenías razón es de...demasiado di...dinero para un re...re...regalo de primera ci...cita. Dijo el joven bribón completamente atemorizado ante la visión de lo que parecía ser su madre. Estaba tan enfurecida, que hasta bufaba como si de un toro se tratara. La tensión se podía cortar con un cuchillo, la gente del mercado guardó un silencio sepulcral.
-Creo que huele a caquita por aquí...Dije de forma involuntaria al ver a la tendera en aquel estado, sabía que algo malo iba a ocurrir, pero sobre todo, tanto Zuka como yo seguíamos sujetando al muchacho que comenzó a temblar como un flan.
La mujer agarró una barra de pan de su tienda improvisada, esas barras de pan gigantes de las que bien podrían comer una docena de personas. La blandió como si fuera un arma de dos manos, y se dirigió violentamente hacía el muchacho.
-TAKESHI!!! Eres un malnasio!, un silvergüensa!, mal hijo!!! La mujer comenzó a asestarle panazos a su hijo y comenzaron a volar trozos de pan en todas direcciones, junto con una lluvia de pan rallado que hizo que incluso alguna miga consiguiera introducirse en mis ojos, viéndome obligado a soltar al muchacho para frotarme los ojos.
"DIOS! como escuece el pan en los ojos!"
-Dios mio!, vamos a morir...!! Grité, pues no paraban de alcanzarme pedazos de pan que me golpeaban por todo el cuerpo.
-TE VI A MATAR!!! Ensima ma salio ladrón...
El ladronzuelo retrocedió por cada impacto que su madre le asestaba, hasta que acababó cayendo al suelo. -Mama no lo haré más...Lo Juro! Decía el pobre muchacho entre sollozos.
Agarró la tendera a su hijo de la oreja y lo levantó a pulso. -Ayyyyyyy!! Lo arrastró y se dirigió a un compañero mercante.
-Por favor, vigila mi tienda que vuelvo enseguida. Se dirigió a su compañero como si no hubiera ocurrido nada.
-Me duele mama... Balbuceaba el hijo de la tendera con voz apagada.
-Por...por... supuesto! Respondió asustado, estaba claro que no quería tentar su suerte.
-Señora, no se vaya sin su dinero. Dije mientras sujetaba la bolsa con una mano y con la otra todavía me frotaba los ojos.
-Mama...cre...cre...creo que tenías razón es de...demasiado di...dinero para un re...re...regalo de primera ci...cita. Dijo el joven bribón completamente atemorizado ante la visión de lo que parecía ser su madre. Estaba tan enfurecida, que hasta bufaba como si de un toro se tratara. La tensión se podía cortar con un cuchillo, la gente del mercado guardó un silencio sepulcral.
-Creo que huele a caquita por aquí...Dije de forma involuntaria al ver a la tendera en aquel estado, sabía que algo malo iba a ocurrir, pero sobre todo, tanto Zuka como yo seguíamos sujetando al muchacho que comenzó a temblar como un flan.
La mujer agarró una barra de pan de su tienda improvisada, esas barras de pan gigantes de las que bien podrían comer una docena de personas. La blandió como si fuera un arma de dos manos, y se dirigió violentamente hacía el muchacho.
-TAKESHI!!! Eres un malnasio!, un silvergüensa!, mal hijo!!! La mujer comenzó a asestarle panazos a su hijo y comenzaron a volar trozos de pan en todas direcciones, junto con una lluvia de pan rallado que hizo que incluso alguna miga consiguiera introducirse en mis ojos, viéndome obligado a soltar al muchacho para frotarme los ojos.
"DIOS! como escuece el pan en los ojos!"
-Dios mio!, vamos a morir...!! Grité, pues no paraban de alcanzarme pedazos de pan que me golpeaban por todo el cuerpo.
-TE VI A MATAR!!! Ensima ma salio ladrón...
El ladronzuelo retrocedió por cada impacto que su madre le asestaba, hasta que acababó cayendo al suelo. -Mama no lo haré más...Lo Juro! Decía el pobre muchacho entre sollozos.
Agarró la tendera a su hijo de la oreja y lo levantó a pulso. -Ayyyyyyy!! Lo arrastró y se dirigió a un compañero mercante.
-Por favor, vigila mi tienda que vuelvo enseguida. Se dirigió a su compañero como si no hubiera ocurrido nada.
-Me duele mama... Balbuceaba el hijo de la tendera con voz apagada.
-Por...por... supuesto! Respondió asustado, estaba claro que no quería tentar su suerte.
-Señora, no se vaya sin su dinero. Dije mientras sujetaba la bolsa con una mano y con la otra todavía me frotaba los ojos.