10/08/2016, 17:19
Ser shinobi suele representar una gran responsabilidad en la vida de un joven, es tener que dejar de hacer las cosas que uno disfruta y tener que centrarse en pulir ciertas habilidades. Disfrutar de aprender a lanzar armas filosas al cuello de la gente es algo que podría ser cuestionable, aprender a lidiar con los enemigos de aquellos a los que uno sirve suena un poco mejor.
De esa misma forma Mogura terminaba de llegar a Shinogi-To, con la intención de transportar medicamentos especialmente fabricados para un importante aliado en Yukio.
Esta es una de esas ocasiones en las que el abuelo puede ponerse terco y pesado, no tiene nada de maravilloso ni secreto esta medicina. Cualquiera podría haber ido, pero no, tiene que ser su único nieto...
La travesía podría haber pasado fácilmente por una misión de rango D, pero era algo totalmente extraoficial, empresa familiar fue el término que utilizado por su anciano pariente. Por lo tanto el muchacho no iba a recibir una sola moneda por sus molestias.
Al menos tengo tiempo para avanzar con Juego de Kages...
Mogura viajaría en tren hasta el pueblo de Yukio, una vez desplazado hasta la parada solo quedaba sentarse y disfrutar de un tranquilo viaje que acortaría increíblemente el tiempo que tomaría para llegar de un punto a otro. Entre tanto, aprovecharía para saber mas sobre aquella historia que lo había atrapado tanto, juego de kages.
Al cabo de unas escasas tres horas de viaje, el tren habría recorrido prácticamente la misma distancia que una persona en una jornada de viaje normal a pie.
Sin duda esto de los trenes es toda una innovación.
En el proceso del descenso del pesado vehículo, dejó caer un pequeño papel donde tenía unas indicaciones para llegar a su destino, la posada "El hielo perpetuo". Sin embargo, no se llegó a percatar de la falta de dicho papel hasta que llegó a la plaza y necesitó consultar como continuar su recorrido, lo que podría ser un sencillo recorrido de algunos minutos podría llegar a tardar horas y complicaría tomar el siguiente tren de regreso a su hogar.
¿Dónde habrá quedado...?
Dejó escapar al viento en uno de los bancos no muy alejado de aquel muchacho que hacía poco había tomado un respiro en su camino. El joven de Amegakure vestía un abrigo de cuero que lo mantenía bastante bien abrigado y sobre este tenia un morral donde se encontraba depositada la caja con medicina, su libro y otras cosas se encontraban en su kit medico a un lado de su cadera.
De esa misma forma Mogura terminaba de llegar a Shinogi-To, con la intención de transportar medicamentos especialmente fabricados para un importante aliado en Yukio.
Esta es una de esas ocasiones en las que el abuelo puede ponerse terco y pesado, no tiene nada de maravilloso ni secreto esta medicina. Cualquiera podría haber ido, pero no, tiene que ser su único nieto...
La travesía podría haber pasado fácilmente por una misión de rango D, pero era algo totalmente extraoficial, empresa familiar fue el término que utilizado por su anciano pariente. Por lo tanto el muchacho no iba a recibir una sola moneda por sus molestias.
Al menos tengo tiempo para avanzar con Juego de Kages...
Mogura viajaría en tren hasta el pueblo de Yukio, una vez desplazado hasta la parada solo quedaba sentarse y disfrutar de un tranquilo viaje que acortaría increíblemente el tiempo que tomaría para llegar de un punto a otro. Entre tanto, aprovecharía para saber mas sobre aquella historia que lo había atrapado tanto, juego de kages.
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Al cabo de unas escasas tres horas de viaje, el tren habría recorrido prácticamente la misma distancia que una persona en una jornada de viaje normal a pie.
Sin duda esto de los trenes es toda una innovación.
En el proceso del descenso del pesado vehículo, dejó caer un pequeño papel donde tenía unas indicaciones para llegar a su destino, la posada "El hielo perpetuo". Sin embargo, no se llegó a percatar de la falta de dicho papel hasta que llegó a la plaza y necesitó consultar como continuar su recorrido, lo que podría ser un sencillo recorrido de algunos minutos podría llegar a tardar horas y complicaría tomar el siguiente tren de regreso a su hogar.
¿Dónde habrá quedado...?
Dejó escapar al viento en uno de los bancos no muy alejado de aquel muchacho que hacía poco había tomado un respiro en su camino. El joven de Amegakure vestía un abrigo de cuero que lo mantenía bastante bien abrigado y sobre este tenia un morral donde se encontraba depositada la caja con medicina, su libro y otras cosas se encontraban en su kit medico a un lado de su cadera.