10/08/2016, 19:12
Por suerte para él, para su ropa y para su delicado cuerpo; entraron en razon y decidieron no hacer arder todo el pueblo en llamas para convertirlo en uno de los siete circulos del infierno, por lo que Mogura, reafirmandose así mismo, se disponia a lo que parecia derribar la puerta, tras un breve empujón, con el que por motivos evidentes la puerta no cedio, pero si el polvo sobre ella y sobre las muescas que tenia esta. Algo impaciente, Len observaba algo distanciado, detras de Katomi como con aburrimiento en el rostro, bostezo levemente sin que la fogata ardiente de Amegakure le replicase algo mas; ya se habia cansado de provocarla y hacer el tonto.
— CAWCAWCAWCAW — Una gran bandada de cuervos recorrio el habitual cielo nublado, para posteriormente posarse en la estatua central del pequeño poblado. Siguiendolos con la mirada, una gota de sudor frió recorrio la espalda del joven de cabellos canosos, que se vio nuevamente algo asustado. Todavia sin separar sus brazos cruzados, trago saliva y entrecerró los ojos, intentando pensar para sus adentros, que no se amedentrara por algo tan tonto.
— Joder macho, este poblado cada vez da mas mal rollo... Solo espero conservar el cuello al salir de aquí y una paga decente por lo que estoy pasando... — Se acarició su delicado cuello por encima de su bandana y luego la nuca sin cesar la vista sobre los cuervos, mientras, a sus espaldas, Mogura mostraba sus dotes medicas, con la precisión y delicadeza del mas habilidoso cirujano, se dispuso a ejecutar la mas certera y mejor manera de abrir una puerta cerrada. Una gran hostia.
Len se giró para observar como le soltaba una buena hostia a la puerta, mientras no dejaba de pensar que la mejor manera de entrar es con una patada y gritando a los cuatro vientos "Ya estoy en casa". Aparto un poco la capa que le cubria casi todo el cuerpo, quedando la mitad izquierda de su cuerpo visible a su vez, acercó su mano contraria hacia la empuñadura del arma que llevaba en su hombro, con la esperanza de no tener que pelear contra nada que saliera disparado de la puerta.
— CAWCAWCAWCAW — Una gran bandada de cuervos recorrio el habitual cielo nublado, para posteriormente posarse en la estatua central del pequeño poblado. Siguiendolos con la mirada, una gota de sudor frió recorrio la espalda del joven de cabellos canosos, que se vio nuevamente algo asustado. Todavia sin separar sus brazos cruzados, trago saliva y entrecerró los ojos, intentando pensar para sus adentros, que no se amedentrara por algo tan tonto.
— Joder macho, este poblado cada vez da mas mal rollo... Solo espero conservar el cuello al salir de aquí y una paga decente por lo que estoy pasando... — Se acarició su delicado cuello por encima de su bandana y luego la nuca sin cesar la vista sobre los cuervos, mientras, a sus espaldas, Mogura mostraba sus dotes medicas, con la precisión y delicadeza del mas habilidoso cirujano, se dispuso a ejecutar la mas certera y mejor manera de abrir una puerta cerrada. Una gran hostia.
Len se giró para observar como le soltaba una buena hostia a la puerta, mientras no dejaba de pensar que la mejor manera de entrar es con una patada y gritando a los cuatro vientos "Ya estoy en casa". Aparto un poco la capa que le cubria casi todo el cuerpo, quedando la mitad izquierda de su cuerpo visible a su vez, acercó su mano contraria hacia la empuñadura del arma que llevaba en su hombro, con la esperanza de no tener que pelear contra nada que saliera disparado de la puerta.