30/08/2016, 08:26
—¿Hanaiko? ¿Puede ser?
—Sí, me llamo Hanaiko Daruu. ¡Mucho gusto!
—La verdad que no es algo que quiera recordar demasiado pero un placer poder haberte ayudado ¿Cómo lo llevan?
—¿Habaki Karamaru y Hanaiko Daruu?
Daruu dirigió la mirada hacia el shinobi de cabello oscuro, que hasta ahora no había intervenido. Torció la cabeza como un cachorrillo confuso. La pregunta que había hecho sonaba a esas que se hacen cuando conoces de antemano a alguien, pero Daruu no tenía ni idea de quién era él.
—Mi nombre es Manase Mogura, es un ggusto conocerlos. Estuve ese día en el torneo también.
Ah, claro, el torneo. Daruu no recordaba el nombre de Mogura, así que seguro que había sido uno de los asistentes al público o algo así.
Era una alegría amarga, esa de conocerse por aquél fatídico día, pero el muchacho pensaba bañarse en ella y regodearse. No conocía a mucha gente, y de esa gente que conocía, no conocía a muchos ninjas como él. Y de esos ninjas, no conocía a mucha gente de su edad, rango y aldea.
—¡Mucho gusto, Mogura!
Se puso al lado de ellos y se apoyó en la barandilla, contemplando su aldea. Dio un pequeño suspiro.
—Hace poco que he vuelto a Amegakure de un largo viaje —dijo—. Es curioso lo de menos que se puede echar a la lluvia.
—Sí, me llamo Hanaiko Daruu. ¡Mucho gusto!
—La verdad que no es algo que quiera recordar demasiado pero un placer poder haberte ayudado ¿Cómo lo llevan?
—¿Habaki Karamaru y Hanaiko Daruu?
Daruu dirigió la mirada hacia el shinobi de cabello oscuro, que hasta ahora no había intervenido. Torció la cabeza como un cachorrillo confuso. La pregunta que había hecho sonaba a esas que se hacen cuando conoces de antemano a alguien, pero Daruu no tenía ni idea de quién era él.
—Mi nombre es Manase Mogura, es un ggusto conocerlos. Estuve ese día en el torneo también.
Ah, claro, el torneo. Daruu no recordaba el nombre de Mogura, así que seguro que había sido uno de los asistentes al público o algo así.
Era una alegría amarga, esa de conocerse por aquél fatídico día, pero el muchacho pensaba bañarse en ella y regodearse. No conocía a mucha gente, y de esa gente que conocía, no conocía a muchos ninjas como él. Y de esos ninjas, no conocía a mucha gente de su edad, rango y aldea.
—¡Mucho gusto, Mogura!
Se puso al lado de ellos y se apoyó en la barandilla, contemplando su aldea. Dio un pequeño suspiro.
—Hace poco que he vuelto a Amegakure de un largo viaje —dijo—. Es curioso lo de menos que se puede echar a la lluvia.