3/09/2016, 12:01
La Sarutobi podía parecer distraída, pero era justo lo contrario; se centraba en otro objetivo, aunque eso la hiciese parecer ajena a la situación. Lamentablemente, el chico no sabía que circundaba actualmente por la cabeza de ésta. Buscando llamar su atención, tocó el hombro de la kunoichi. Ésta devolvió la mirada al chico, con una mueca de desdén al no haber podido encontrar algún tipo de bolígrafo.
Ante la mirada de la chica, el joven comenzó a gesticular de nuevo. Primero la señaló a ella, tras ello señaló sus ojos, y por tercero al pergamino. —No había que ser un lumbreras— El chico pedía a la Sarutobi que prestase atención al pergamino, pues quería decirle algo. Comenzó a señalar hiragana por hiragana, deletreando palabras con un sentido conjunto. En principio, no suponía nada difícil seguir sus palabras, mas bien lo contrario. Poco a poco, éste dio respuesta a la primera de las muchas preguntas que le fueron impuestas. Afirmó que ese bullying le sucedía desde la academia, pero que no importaba.
Katomi alzó una ceja, incrédula ante lo que "decía", no pudo evitar echarle una mirada directa a los ojos. ¿De verdad no le molestaba ese trato constantemente?
El chico continuaba contestando a las preguntas poco a poco, y con ello reafirmó que no solo eran mas si no que además eran más fuertes; motivo por el cuál no les enfrentaba. Además de ésto, terminó por señalar que no quería ayuda, pues la Sarutobi no siempre estaría a su lado, y entonces el maltrato sería aún peor. La verdad, lo que estaba leyendo del chico estaba causando que la sangre de la kunoichi hirviese. ¿Cómo podía ser tan manso? ¿Acaso no era un genin?
Inconscientemente la chica cerró el puño, enervada por la actitud del chico. Casi salta a contradecirlo, pero el chico continuaba señalando letras, y si perdía el ritmo... no se enteraría de la mitad. De hecho, puede que por los nervios, las ganas de pegarle un guantazo a ver si espabilaba, o a saber porqué, las últimas palabras carecían de sentido. No, realmente carecía totalmente de sentido. ¿Qué decía de meterse en su cabeza?
—Esto... No entendí bien la última parte. ¿Qué quieres decir con eso de entrar en mi cabeza?— Preguntó la chica, algo mas intrigada que enfadada.
Ciertamente, algo debía de saber hacer para poder defenderse. Algún tipo de técnicas debería saber, de lo contrario jamás se hubiese graduado como genin. ¿Por qué no usaba éstas en sus atacantes? En el caso de la chica, ya haría tiempo que sus agresores se habrían convertido en carbón o algún tipo de combustible natural. Si, aún le daba vueltas a eso, una cosa no quitaba la otra.
Ante la mirada de la chica, el joven comenzó a gesticular de nuevo. Primero la señaló a ella, tras ello señaló sus ojos, y por tercero al pergamino. —No había que ser un lumbreras— El chico pedía a la Sarutobi que prestase atención al pergamino, pues quería decirle algo. Comenzó a señalar hiragana por hiragana, deletreando palabras con un sentido conjunto. En principio, no suponía nada difícil seguir sus palabras, mas bien lo contrario. Poco a poco, éste dio respuesta a la primera de las muchas preguntas que le fueron impuestas. Afirmó que ese bullying le sucedía desde la academia, pero que no importaba.
Katomi alzó una ceja, incrédula ante lo que "decía", no pudo evitar echarle una mirada directa a los ojos. ¿De verdad no le molestaba ese trato constantemente?
El chico continuaba contestando a las preguntas poco a poco, y con ello reafirmó que no solo eran mas si no que además eran más fuertes; motivo por el cuál no les enfrentaba. Además de ésto, terminó por señalar que no quería ayuda, pues la Sarutobi no siempre estaría a su lado, y entonces el maltrato sería aún peor. La verdad, lo que estaba leyendo del chico estaba causando que la sangre de la kunoichi hirviese. ¿Cómo podía ser tan manso? ¿Acaso no era un genin?
Inconscientemente la chica cerró el puño, enervada por la actitud del chico. Casi salta a contradecirlo, pero el chico continuaba señalando letras, y si perdía el ritmo... no se enteraría de la mitad. De hecho, puede que por los nervios, las ganas de pegarle un guantazo a ver si espabilaba, o a saber porqué, las últimas palabras carecían de sentido. No, realmente carecía totalmente de sentido. ¿Qué decía de meterse en su cabeza?
—Esto... No entendí bien la última parte. ¿Qué quieres decir con eso de entrar en mi cabeza?— Preguntó la chica, algo mas intrigada que enfadada.
Ciertamente, algo debía de saber hacer para poder defenderse. Algún tipo de técnicas debería saber, de lo contrario jamás se hubiese graduado como genin. ¿Por qué no usaba éstas en sus atacantes? En el caso de la chica, ya haría tiempo que sus agresores se habrían convertido en carbón o algún tipo de combustible natural. Si, aún le daba vueltas a eso, una cosa no quitaba la otra.