7/09/2016, 10:44
Se notaba a leguas que mi compatriota shinobi era un tanto reservado, además con esas gafas que llevaba, profundizaba todavía más esa sensación de seriedad. Pero a pesar de todo pronostico, se presentó.
—Soy Aburame Satoru y ¿tú eres?—
Con que un Aburame...que interesante...Si no me falla la memoria, la familia Aburame es un clan muy antiguo y con las cualidades muy singulares... Pues resultó al final que aquel introvertido shinobi, era alguien con cierta relevancia, es decir, alguien que por familia tenía un potencial fuera de lo común.
-Un placer conocerte Aburame Satoru, mi nombre es Zaibatsu Yoshimitsu. Creo que nos graduamos como gennin en la misma promoción, pero estábamos en clases diferentes. Dije convencido, por lo menos me sonaba de haberlo visto en alguna ocasión en Takigakure.-A lo mejor algún día, trabajaremos juntos en alguna misión...¿No crees?.
Tras presentarnos debidamente, llegamos hasta la posición en donde se encontraba su hermana. Se le veía bastante abatida, sentada en el mismo suelo, sollozando.
Pobrecilla, a la pobre no le sale ni una de derechas...Pensé, pues no me gustaba padecer ni soportar de los demás, sentimientos depresivos. Les tenía un acérrima animadversión. Aunque la muchacha trató explicar el por qué de sus lloros.
—Los padas se escaparon, desaparecieron antes de que llegara.— La chica no era consciente, de que los pandas se marcharan, era lo mejor que le podía haber pasado. Sino...pues bueno...Sería una niña troceada, ya me entendéis...
Satoru trató de explicar a su hermanastra que podía ver pandas en el pueblo sin tener que exponerse a riesgos innecesarios. Pero ella replicó como era de esperar, los quería ver en su estado salvaje, al parecer le gustaba experimentar sensaciones fuertes. Seguramente tampoco supiera, que en este bosque no solo habitan pandas, sino otros animales salvajes que debería tener en cuenta...todos ellos conducían a lo mismo, a una muerte segura y cruel, siendo devorada viva.
-El problema es que en este bosque viven más cosas además de pandas Me dirigí a la niña, tratando de hacerle entender lo peligroso que era permanecer en el bosque sin tener ningún tipo de entrenamiento shinobi. -Además, no puedes ir sola por el bosque sin el debido entrenamiento. Sentencié tajante.
Y nada, era inútil. La niña trató de resolver la disputa mediante el uso de la democracia. Que resultó gracioso y todo, era de capaz de usar cualquier cosa que le diera la oportunidad de salirse con la suya. Realmente impresionado me hallaba.
—Un voto a favor y otro en contra, solo falta el voto de él para decidir si vamos a los pandas salvajes—
La chica quiso meterme de lleno en su treta, como queriendo escurrir el bulto sobre mis hombros. Aunque mi decisión era más que obvia. -Pues... Iba a responder pero algo me interrumpió, algo que requería de mi atención, por lo que permanecí callado.
- ¡GRRrrrr!
De entre la maleza salió un enorme tigre con cara de pocos amigos. De verás, era jodidamente enorme, y lo peor de todo por su pose, tenía pinta de que estaba a punto de atacar de un momento a otro...
Pues...pues...habrá que hacer algo...¿no?
Me puse en guardia, blandiendo como arma mi makimono y mi pincel. -¡Cuidado! Exclamé. Era obvio en una situación así, pero me salió del alma.
- ¡GRRrrrr! Volvió a rugir la bestia con más fuerza.
-Creo que el tigre también quiere votar a favor de que te quedes...
Huir no era una opción, en el mismo instante que nos giráramos y nos pusiéramos a correr, el tigre se abalanzaría sobre nosotros como un rayo. La única posibilidad era enfrentarse a él para proteger a la hermanastra de Satoru.
—Soy Aburame Satoru y ¿tú eres?—
Con que un Aburame...que interesante...Si no me falla la memoria, la familia Aburame es un clan muy antiguo y con las cualidades muy singulares... Pues resultó al final que aquel introvertido shinobi, era alguien con cierta relevancia, es decir, alguien que por familia tenía un potencial fuera de lo común.
-Un placer conocerte Aburame Satoru, mi nombre es Zaibatsu Yoshimitsu. Creo que nos graduamos como gennin en la misma promoción, pero estábamos en clases diferentes. Dije convencido, por lo menos me sonaba de haberlo visto en alguna ocasión en Takigakure.-A lo mejor algún día, trabajaremos juntos en alguna misión...¿No crees?.
Tras presentarnos debidamente, llegamos hasta la posición en donde se encontraba su hermana. Se le veía bastante abatida, sentada en el mismo suelo, sollozando.
Pobrecilla, a la pobre no le sale ni una de derechas...Pensé, pues no me gustaba padecer ni soportar de los demás, sentimientos depresivos. Les tenía un acérrima animadversión. Aunque la muchacha trató explicar el por qué de sus lloros.
—Los padas se escaparon, desaparecieron antes de que llegara.— La chica no era consciente, de que los pandas se marcharan, era lo mejor que le podía haber pasado. Sino...pues bueno...Sería una niña troceada, ya me entendéis...
Satoru trató de explicar a su hermanastra que podía ver pandas en el pueblo sin tener que exponerse a riesgos innecesarios. Pero ella replicó como era de esperar, los quería ver en su estado salvaje, al parecer le gustaba experimentar sensaciones fuertes. Seguramente tampoco supiera, que en este bosque no solo habitan pandas, sino otros animales salvajes que debería tener en cuenta...todos ellos conducían a lo mismo, a una muerte segura y cruel, siendo devorada viva.
-El problema es que en este bosque viven más cosas además de pandas Me dirigí a la niña, tratando de hacerle entender lo peligroso que era permanecer en el bosque sin tener ningún tipo de entrenamiento shinobi. -Además, no puedes ir sola por el bosque sin el debido entrenamiento. Sentencié tajante.
Y nada, era inútil. La niña trató de resolver la disputa mediante el uso de la democracia. Que resultó gracioso y todo, era de capaz de usar cualquier cosa que le diera la oportunidad de salirse con la suya. Realmente impresionado me hallaba.
—Un voto a favor y otro en contra, solo falta el voto de él para decidir si vamos a los pandas salvajes—
La chica quiso meterme de lleno en su treta, como queriendo escurrir el bulto sobre mis hombros. Aunque mi decisión era más que obvia. -Pues... Iba a responder pero algo me interrumpió, algo que requería de mi atención, por lo que permanecí callado.
- ¡GRRrrrr!
De entre la maleza salió un enorme tigre con cara de pocos amigos. De verás, era jodidamente enorme, y lo peor de todo por su pose, tenía pinta de que estaba a punto de atacar de un momento a otro...
Pues...pues...habrá que hacer algo...¿no?
Me puse en guardia, blandiendo como arma mi makimono y mi pincel. -¡Cuidado! Exclamé. Era obvio en una situación así, pero me salió del alma.
- ¡GRRrrrr! Volvió a rugir la bestia con más fuerza.
-Creo que el tigre también quiere votar a favor de que te quedes...
Huir no era una opción, en el mismo instante que nos giráramos y nos pusiéramos a correr, el tigre se abalanzaría sobre nosotros como un rayo. La única posibilidad era enfrentarse a él para proteger a la hermanastra de Satoru.