9/09/2016, 20:09
A pesar de haber dado con el pueblo eso no necesariamente significaba que sus problemas se hubieran acabado, seguía mojado y los dientes le temblaban ya. Pasó de estar perdido entre la nada a estar perdido entre la multitud, era como si estuvieran de feria o algo pues había anormal actividad.
"Suerte tendré si logro encontrar donde hospedarme"
A pesar de todas las penas que estaba pasando en ningún momento pensó en echarse para atrás e irse, tenía algo muy importante que investigar. Así pues empezó a vagar en busca de algún sitio para secarse, pero no estaba dando resultados positivos. Primero le preguntó a un anciano de lentes, pero este lejos de ayudarle de buena gana le exigió una exorbitante suma de dinero a cambio de sus servicios como guía turístico. Obviamente el espadachín pasó de él, no porque no pudiera pagar, sino por la macabra sonrisa de avaro que tenía el viejo.
Mientras seguía camiando una mujer de falda corta pareció notar que estaba perdido y se acercó a él diciéndole que sabía donde podría pasar una "cálida noche", el pelinegro prefirió rechazarla pues no le agradó mucho la idea de que ella le "reconfortara".
"¿Acaso nadie acá puede ayudarme de verdad?"
Caminaba mirando de un lado hacia otro, prestando atención a su alrdedor para ver si distinguía algún letrero que le indicase algo. De pronto apareció una silueta que caminaba directo hacía él, parecía poco probable, pero en efecto se trataba del chico que conoció en la costa y que ahora le había encarado como niño malcriado mientras le ponía un papel en toda la cara.
—¿Ahh?— Fue lo único que pudo exclamar mientras sus ojos dispares se posaban sobre la hoja.
El espadachín enarcó una ceja y el grado de curvatura de la misma aumentaba con cada palabra que leía. El chico por algún extraño motivo creía que el de Taki se estaba burlando de él, cuando en realidad el Takanashi estaba más perdido que el hijo de la llorona y si apenas había dado con el pueblo no era por su ayuda precisamente. Lo que decía no tenía lógica, razón por la cual le dejó una extraña sensación de desconfianza.
"Me desprecia cuando le pido ayuda, luego me corta el paso y ahora me levanta el falso. Parece ser de los problemáticos."
Dió un largo suspiro antes de hablar, discutir con personas que siempre encuentran un motivo para amargarse la vida no suele dar buenos resultados, bueno, de por sí él casi nunca obtiene buenos resultados.
—No tengo ni idea de donde has sacado esa conclusión, querías que te dejara en paz y eso hice. Además yo ni siquiera sabía que eras mudo como para que me vengas con ese cuento— Exclamó mientras se cruzaba de brazos —Si no me vas a ayudar, ahora soy yo el que te pediré que te retires por favor— Remató con expresión estoica mientras le enseñaba con la palma de su mano el camino.
En condiciones normales el espadachín quizás se hubiese comportado más amable, pero tras aquella falta de respeto no tenía intenciones de darle más explicaciones.
"Suerte tendré si logro encontrar donde hospedarme"
A pesar de todas las penas que estaba pasando en ningún momento pensó en echarse para atrás e irse, tenía algo muy importante que investigar. Así pues empezó a vagar en busca de algún sitio para secarse, pero no estaba dando resultados positivos. Primero le preguntó a un anciano de lentes, pero este lejos de ayudarle de buena gana le exigió una exorbitante suma de dinero a cambio de sus servicios como guía turístico. Obviamente el espadachín pasó de él, no porque no pudiera pagar, sino por la macabra sonrisa de avaro que tenía el viejo.
Mientras seguía camiando una mujer de falda corta pareció notar que estaba perdido y se acercó a él diciéndole que sabía donde podría pasar una "cálida noche", el pelinegro prefirió rechazarla pues no le agradó mucho la idea de que ella le "reconfortara".
"¿Acaso nadie acá puede ayudarme de verdad?"
Caminaba mirando de un lado hacia otro, prestando atención a su alrdedor para ver si distinguía algún letrero que le indicase algo. De pronto apareció una silueta que caminaba directo hacía él, parecía poco probable, pero en efecto se trataba del chico que conoció en la costa y que ahora le había encarado como niño malcriado mientras le ponía un papel en toda la cara.
—¿Ahh?— Fue lo único que pudo exclamar mientras sus ojos dispares se posaban sobre la hoja.
El espadachín enarcó una ceja y el grado de curvatura de la misma aumentaba con cada palabra que leía. El chico por algún extraño motivo creía que el de Taki se estaba burlando de él, cuando en realidad el Takanashi estaba más perdido que el hijo de la llorona y si apenas había dado con el pueblo no era por su ayuda precisamente. Lo que decía no tenía lógica, razón por la cual le dejó una extraña sensación de desconfianza.
"Me desprecia cuando le pido ayuda, luego me corta el paso y ahora me levanta el falso. Parece ser de los problemáticos."
Dió un largo suspiro antes de hablar, discutir con personas que siempre encuentran un motivo para amargarse la vida no suele dar buenos resultados, bueno, de por sí él casi nunca obtiene buenos resultados.
—No tengo ni idea de donde has sacado esa conclusión, querías que te dejara en paz y eso hice. Además yo ni siquiera sabía que eras mudo como para que me vengas con ese cuento— Exclamó mientras se cruzaba de brazos —Si no me vas a ayudar, ahora soy yo el que te pediré que te retires por favor— Remató con expresión estoica mientras le enseñaba con la palma de su mano el camino.
En condiciones normales el espadachín quizás se hubiese comportado más amable, pero tras aquella falta de respeto no tenía intenciones de darle más explicaciones.