11/09/2016, 06:04
—Al contrario, tengo toda una vida aquí— Dijo Himoki esbozando una amplia sonrisa dando un trago a su bebida después, sin quitarle la mirada a la peliblanco.
—Trabajo en la Biblioteca del panda milenario, no gano mucho pero me sirve para vivir cómodamente, un poco al menos ya que mi abuelo hace mucho se jubiló de su oficio— Explico sonriente a la joven sarutobi.
—Es que son ¡SUPER MONOS!...súper tiernos, una de las cosas por las que amo vivir en Kuroshiro es por los pandas— En aquel momento su tono se elevó, denotando mucha felicidad cuando hablaba de los pandas.
Hazegawa observo y escucho la charla con atención, aunque cuando comenzaron a charlar de pandas, soltó un largo suspiro dado el hecho de que no les veía nada especial a esos ositos bicolor, Hana ya le habría reñido por ser uno de los pocos seres humanos inmune a su ternura, quizás eso sería un punto a favor.
— ¿A ti te gustan los pandas Hazegawa? — Pregunto al ojiblanco, ladeando la cabeza sonriente.
Hazegawa lo pensó un poco antes de responder, no quería que lo lincharan en el local, o que Katomi le quemara vivo, pero tampoco iba a mentir. — Ehm, no os voy a mentir…diciéndoles que los amo y los adoro, al contrario…no me llaman mucho la atención, pero tampoco quiero que me linchen…así que solo pasó del tema— Explico a ambas, con algunos gestos manuales y en un tono un poco más bajo, no quería que alguien más le escuchara.
— Respeto los gustos de los demás, pero me agradan más los koalas. — Dijo, asintiendo al final a ambas. — Y es cierto…bueno mejor no liarla y con fuego menos, perdón no lo había pensado de esa forma... — Dijo observando el sitio, pero se le ocurrió una idea que quizás le valdría una segunda visita al panda fumado.
— De hecho, si tanto os gustan os obsequiare uno de los cuadros que hace mi prima, así aportaría algo al panda fumado, y como gesto de gratitud por recibirnos en su local— Dijo respetuosamente a la sarutobi, que quizás no era tan mala como pensaba, solo una chica buscándose la vida.
—Trabajo en la Biblioteca del panda milenario, no gano mucho pero me sirve para vivir cómodamente, un poco al menos ya que mi abuelo hace mucho se jubiló de su oficio— Explico sonriente a la joven sarutobi.
—Es que son ¡SUPER MONOS!...súper tiernos, una de las cosas por las que amo vivir en Kuroshiro es por los pandas— En aquel momento su tono se elevó, denotando mucha felicidad cuando hablaba de los pandas.
Hazegawa observo y escucho la charla con atención, aunque cuando comenzaron a charlar de pandas, soltó un largo suspiro dado el hecho de que no les veía nada especial a esos ositos bicolor, Hana ya le habría reñido por ser uno de los pocos seres humanos inmune a su ternura, quizás eso sería un punto a favor.
— ¿A ti te gustan los pandas Hazegawa? — Pregunto al ojiblanco, ladeando la cabeza sonriente.
Hazegawa lo pensó un poco antes de responder, no quería que lo lincharan en el local, o que Katomi le quemara vivo, pero tampoco iba a mentir. — Ehm, no os voy a mentir…diciéndoles que los amo y los adoro, al contrario…no me llaman mucho la atención, pero tampoco quiero que me linchen…así que solo pasó del tema— Explico a ambas, con algunos gestos manuales y en un tono un poco más bajo, no quería que alguien más le escuchara.
— Respeto los gustos de los demás, pero me agradan más los koalas. — Dijo, asintiendo al final a ambas. — Y es cierto…bueno mejor no liarla y con fuego menos, perdón no lo había pensado de esa forma... — Dijo observando el sitio, pero se le ocurrió una idea que quizás le valdría una segunda visita al panda fumado.
— De hecho, si tanto os gustan os obsequiare uno de los cuadros que hace mi prima, así aportaría algo al panda fumado, y como gesto de gratitud por recibirnos en su local— Dijo respetuosamente a la sarutobi, que quizás no era tan mala como pensaba, solo una chica buscándose la vida.