15/09/2016, 19:46
Aquel tipo, flacucho y con cara de muermo había no solo ignorado a la pelimorada, si no que la había reprendido y tras esto ignorado para seguir con sus proclamas pacifistas... encima estaba bloqueándole el paso a la Uchiha
—Te...— comenzó la pequeñaja que apretaba los puños con toda la fuerza que podía —lo... ¡ADVERTÍ!— sin pensárselo ni siquiera un instante, sin ni siquiera dudarlo y ante la atónita mirada de todos los que la rodeaban. Tomoe saltó en dirección al tipo que emitía las soflamas, mientras volaba pudo escuchar claramente la voz del chico extraño del tejado que la llamaba
—¡Tomoe-chan!—
Pero ya nada podía detenerla, había muchas cosas que la sacaban de sus casillas para que mentir... pero que un debilucho, pacifista y con un estúpido cartel le faltase el respeto debía de estar en su top 3 de cosas que más odiaba.
La chica cargó en el aire una patada con giro, que descerrajaría en la cara de aquel tipo sin ningún atisbo de piedad. En sus ojos, el sharingan brillaría, avivado por la furia y las ganas de reventar a todos y cada uno de aquellos estúpidos. A pesar de su pequeña estatura, una golpe de aquella cría era algo a tener en cuenta pues su fuerza se equiparaba a la de shinobis varios años mayores que ella. Aquella patada, si impactaba, bastaría para mandar a ese tío al reino de morfeo de vacaciones al menos un rato
—Te...— comenzó la pequeñaja que apretaba los puños con toda la fuerza que podía —lo... ¡ADVERTÍ!— sin pensárselo ni siquiera un instante, sin ni siquiera dudarlo y ante la atónita mirada de todos los que la rodeaban. Tomoe saltó en dirección al tipo que emitía las soflamas, mientras volaba pudo escuchar claramente la voz del chico extraño del tejado que la llamaba
—¡Tomoe-chan!—
Pero ya nada podía detenerla, había muchas cosas que la sacaban de sus casillas para que mentir... pero que un debilucho, pacifista y con un estúpido cartel le faltase el respeto debía de estar en su top 3 de cosas que más odiaba.
La chica cargó en el aire una patada con giro, que descerrajaría en la cara de aquel tipo sin ningún atisbo de piedad. En sus ojos, el sharingan brillaría, avivado por la furia y las ganas de reventar a todos y cada uno de aquellos estúpidos. A pesar de su pequeña estatura, una golpe de aquella cría era algo a tener en cuenta pues su fuerza se equiparaba a la de shinobis varios años mayores que ella. Aquella patada, si impactaba, bastaría para mandar a ese tío al reino de morfeo de vacaciones al menos un rato