27/09/2016, 18:57
—Supongo que le falta esa pizca femenina, pero me conformo igual.
¿C-cómo que te conformas igual…? Pero entonces Karamaru rio, y las deducciones precipitadas de Datsue quedaron atrás para echarse a reír él también. Vaya, no conocía este lado bromista tuyo, Karamaru.
—Claro que los puedo acompañar, no le puedo negar la invitación a esos ojos de tigre.
Datsue ya estaba preparándose para reírse nuevamente, y así estuvo durante unos segundos hasta que se dio cuenta que el calvo no se reía, dejando al Uchiha con la incómoda sensación de no saber si había bromeando o no. Este tío me está volviendo loco. ¿De verdad le gustan los…? De hecho, ahora que recordaba aquel antiguo encuentro, sus gestos y actitud…
Oh, ya veo…
—¡Bueno! ¡Pues nadie mejor que Akame para enseñarte esos ojos de tigre! ¡Y la posición del tigre, de paso! —dio una fuerte palmada en el hombro de Akame, aliviado de poder pasarle la pelota a él—. Después de todo, él es el galán, ¿eh?
Rio, y acto seguido se apresuró en concentrarse en su taza de leche para cortar de raíz cualquier réplica que pudiesen querer hacerle.
Terminadas las bromas —aunque Datsue todavía dudaba que algunas lo fuesen—, fue el propio Akame quien preguntó al camarero por la Finca Makoto.
—En efecto, la Finca se encuentra aquí, en Kawabe —contestó finalmente, con tono seco—. Pero debo advertirles que... —de repente se detuvo, como cayendo en la cuenta de algo—. Ah, es igual. Creo que ustedes no vienen a alquilar.
—En efecto, es usted una persona con buen ojo —afirmó, adulador—. Como puede ver en su brazo derecho —continuó, señalando con el pulgar a Akame—, es un shinobi de Takigakure. Yo también soy de Taki, aunque prefiero tener el símbolo de mi Villa directamente tatuado en el corazón. Se lo enseñaría, pero tendría que desgarrarme el pecho y sería una imagen... grotesca. ¡El caso! Hemos venido a poner fin a los problemas del bueno de Itachi. ¿Dice usted que debe advertirnos de algo? ¿Acaso será que no es de fiar? ¿Qué no es buen pagador? —arremetió, dejando las sutilezas tan olvidadas como un Uzureño en una conversación de estrategia—. No es que me importe el dinero —se excusó, como si admitirlo fuese sinónimo de ser el mayor bastardo de Oonindo. Después de tantas meteduras de pata, el Uchiha ya se había acostumbrado a la hipocresía de la gente—. Veréis, chicos. Como veo que ninguno de nosotros está aquí por eso, había pensado en quedármelo yo todo —Y gastármelo en barcos y pu…—, y donarlo a un orfanato, si os parece bien.
¿C-cómo que te conformas igual…? Pero entonces Karamaru rio, y las deducciones precipitadas de Datsue quedaron atrás para echarse a reír él también. Vaya, no conocía este lado bromista tuyo, Karamaru.
—Claro que los puedo acompañar, no le puedo negar la invitación a esos ojos de tigre.
Datsue ya estaba preparándose para reírse nuevamente, y así estuvo durante unos segundos hasta que se dio cuenta que el calvo no se reía, dejando al Uchiha con la incómoda sensación de no saber si había bromeando o no. Este tío me está volviendo loco. ¿De verdad le gustan los…? De hecho, ahora que recordaba aquel antiguo encuentro, sus gestos y actitud…
Oh, ya veo…
—¡Bueno! ¡Pues nadie mejor que Akame para enseñarte esos ojos de tigre! ¡Y la posición del tigre, de paso! —dio una fuerte palmada en el hombro de Akame, aliviado de poder pasarle la pelota a él—. Después de todo, él es el galán, ¿eh?
Rio, y acto seguido se apresuró en concentrarse en su taza de leche para cortar de raíz cualquier réplica que pudiesen querer hacerle.
Terminadas las bromas —aunque Datsue todavía dudaba que algunas lo fuesen—, fue el propio Akame quien preguntó al camarero por la Finca Makoto.
—En efecto, la Finca se encuentra aquí, en Kawabe —contestó finalmente, con tono seco—. Pero debo advertirles que... —de repente se detuvo, como cayendo en la cuenta de algo—. Ah, es igual. Creo que ustedes no vienen a alquilar.
—En efecto, es usted una persona con buen ojo —afirmó, adulador—. Como puede ver en su brazo derecho —continuó, señalando con el pulgar a Akame—, es un shinobi de Takigakure. Yo también soy de Taki, aunque prefiero tener el símbolo de mi Villa directamente tatuado en el corazón. Se lo enseñaría, pero tendría que desgarrarme el pecho y sería una imagen... grotesca. ¡El caso! Hemos venido a poner fin a los problemas del bueno de Itachi. ¿Dice usted que debe advertirnos de algo? ¿Acaso será que no es de fiar? ¿Qué no es buen pagador? —arremetió, dejando las sutilezas tan olvidadas como un Uzureño en una conversación de estrategia—. No es que me importe el dinero —se excusó, como si admitirlo fuese sinónimo de ser el mayor bastardo de Oonindo. Después de tantas meteduras de pata, el Uchiha ya se había acostumbrado a la hipocresía de la gente—. Veréis, chicos. Como veo que ninguno de nosotros está aquí por eso, había pensado en quedármelo yo todo —Y gastármelo en barcos y pu…—, y donarlo a un orfanato, si os parece bien.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado