30/09/2016, 22:52
(Última modificación: 30/09/2016, 22:52 por Amedama Daruu.)
El llanto cesó, y por un momento Daruu temió que su idea no diera ningún fruto. Pero al cabo de unos segundos de tenso silencio, el chasqueo del pestillo de la puerta del baño reveló a una niñita de dos coletitas rubias y ojos verdes, aterrorizados.
—Sí... ¿Tú...? ¿Quién eres? ¿También te has escapado...?
Daruu fingió una risa infantil y luego una pequeña mueca de tristeza.
—No... Al final no ha sido para tanto, ¿sabes? Ha sido un pequeño pinchacito pero no duele casi nada... El tío ese que se ha desmayado era un cobardica.
Qué ironía, ¿verdad?
—Venga, chica. Solo va a ser una vez y ahora están repartiendo piruletas. ¡Dejan elegir sabor y todo!
—Sí... ¿Tú...? ¿Quién eres? ¿También te has escapado...?
Daruu fingió una risa infantil y luego una pequeña mueca de tristeza.
—No... Al final no ha sido para tanto, ¿sabes? Ha sido un pequeño pinchacito pero no duele casi nada... El tío ese que se ha desmayado era un cobardica.
Qué ironía, ¿verdad?
—Venga, chica. Solo va a ser una vez y ahora están repartiendo piruletas. ¡Dejan elegir sabor y todo!