11/10/2016, 17:13
Todos tomaron asiento. Afuera el traqueteo de las llantas y las gotas de lluvia en las ventanas amenizaban lo que parecía que sería una amena velada. El espadachín no sabía ni como sentirse ante el hecho de que de repente estuviera sentado junto a un viejo amigo y ante un total desconocido para contarse viejas historias, no le parecía para nada normal.
"Por otro lado, quizás sea un fallo mío el ser tan cerrado. Se supone que en Takigakure todos somos una gran familia, pero conozco mas gente de otras aldeas que de mi propia tierra."
El Uchiha apenas si había empezado a contar su relato cuando un hombre vestido de botones interrumpió de repente en el vagón. Pero eso no fue lo que más le sorprendió, sino el estrepitoso grito del hombrecito del maletín. La actitud del tipo le daba mala espina, podría pensar que simplemente era excéntrico y asutadizo, pero la experiencia le ha enseñado que no es bueno creer que ese tipo de comportamiento se da por casualidad.
—Ah, sí. Tienes razón, la verdad es que con este frío ya me hace falta un café— Respondió ante la oferta del peliblanco —Los acompaño entonces— Se levantó de último y se frotaba el brazo descubierto en un vano intento por calentarse un poco
Se levantaría y seguiría a los otros dos shinobis no sin antes voltear a ver al sujeto del maletín durante unos segundos sin siquiera disimular, tanto que parecería descarado. Tenía una mala espina al respecto.
"Me gustaría estar equivocado al menos por esta vez"
"Por otro lado, quizás sea un fallo mío el ser tan cerrado. Se supone que en Takigakure todos somos una gran familia, pero conozco mas gente de otras aldeas que de mi propia tierra."
El Uchiha apenas si había empezado a contar su relato cuando un hombre vestido de botones interrumpió de repente en el vagón. Pero eso no fue lo que más le sorprendió, sino el estrepitoso grito del hombrecito del maletín. La actitud del tipo le daba mala espina, podría pensar que simplemente era excéntrico y asutadizo, pero la experiencia le ha enseñado que no es bueno creer que ese tipo de comportamiento se da por casualidad.
—Ah, sí. Tienes razón, la verdad es que con este frío ya me hace falta un café— Respondió ante la oferta del peliblanco —Los acompaño entonces— Se levantó de último y se frotaba el brazo descubierto en un vano intento por calentarse un poco
Se levantaría y seguiría a los otros dos shinobis no sin antes voltear a ver al sujeto del maletín durante unos segundos sin siquiera disimular, tanto que parecería descarado. Tenía una mala espina al respecto.
"Me gustaría estar equivocado al menos por esta vez"