—De... ¿nada?
Contra todas sus apuestas una tercera acción que no estaba contemplada entre sus planes salió a relucir. La pequeña aceptó el trozo de papel con una expresión que se le hizo de lo más extraña al espadachín, incluso agradeció por el obsequio. El Takanashi no podía creer que esa niña malcriada había agradecido, aunque luego la Uchiha se quedó parada ahí contemplándolo como si el dichoso mapa fuera el trofeo mas grande al que pudiera haber aspirado.
"Es, rara"
El de ojos dispares se quedó con cara de tonto sin saber que hacer mientras el resto de la muchedumbre seguía pasando de un lado a otro ignorando la escena que estaba ocurriendo entre los dos shinobis. Aparte de raro, le pareció dulce ver como la pelimorada estaba contemplando aquel misero obsequio.
—Oye Tomoe-chan, ¿estás b...
Hasta que un mercader molesto decidió interrumpir.
—¡Hey! ¡Quiténse de ahí joder! Que estorban el paso carajo— Dijo un viejo de barba abundante que iba jalando una carreta llena de distintos metales.
—Ya hombre, no hace falta insultar— Reaccionó molesto el pelinegro.
Y en ese momento cayó en cuenta de que quizás la kunoichi no se iba a tomar tan bien el asunto. De hecho parecía querer arremeter contra ambos con la mentada carreta.
Contra todas sus apuestas una tercera acción que no estaba contemplada entre sus planes salió a relucir. La pequeña aceptó el trozo de papel con una expresión que se le hizo de lo más extraña al espadachín, incluso agradeció por el obsequio. El Takanashi no podía creer que esa niña malcriada había agradecido, aunque luego la Uchiha se quedó parada ahí contemplándolo como si el dichoso mapa fuera el trofeo mas grande al que pudiera haber aspirado.
"Es, rara"
El de ojos dispares se quedó con cara de tonto sin saber que hacer mientras el resto de la muchedumbre seguía pasando de un lado a otro ignorando la escena que estaba ocurriendo entre los dos shinobis. Aparte de raro, le pareció dulce ver como la pelimorada estaba contemplando aquel misero obsequio.
—Oye Tomoe-chan, ¿estás b...
Hasta que un mercader molesto decidió interrumpir.
—¡Hey! ¡Quiténse de ahí joder! Que estorban el paso carajo— Dijo un viejo de barba abundante que iba jalando una carreta llena de distintos metales.
—Ya hombre, no hace falta insultar— Reaccionó molesto el pelinegro.
Y en ese momento cayó en cuenta de que quizás la kunoichi no se iba a tomar tan bien el asunto. De hecho parecía querer arremeter contra ambos con la mentada carreta.