14/10/2016, 12:52
La kunoichi seguía totalmente ensimismada observando aquel trozo de papel, ni siquiera se coscó cuando el chico comenzó a formular su pregunta o del mercader que la interrumpió sin demasiados modales. Para Tomoe ahora mismo no había nada más en el mundo que aquel mapa y ella, no prestaba atención a nada más de su entorno. No escuchaba ni los insultos ni el intento de réplica de Tatsuya.
"Me han dado un mapa" repetía en su mente mientras gravaba cada detalle en sus retinas "Están todas las calles de la ciudad... algunas tienen nombres de personas" todo le parecía novedoso, aunque no fuese más que un mapa como cualquier otro a ojos de otra persona, para ella era su mapa "Yo estoy aquí..." siguió con el dedo una recta por el mapa "Aquí le pegue al pacifista estúpido" apreció antes de seguir buscando "Y... aquí está la estación" posó su dedo sobre el lugar "ajá, aquí está el Almacén" no pudo evitar dejar escapar una sonrisilla de alegría "Si compro los materiales, el viejo me mejorará mis armas" la emoción se apoderó de la pequeñaja mientras doblaba el mapa cuidadosamente antes de guardarlo en su portaobjetos como si fuese oro en paño.
Cuando Tomoe regresó al mundo real se encontró así misma frente a un anciano con una carreta que no paraba de gruñir, miró a Tatsuya y luego al viejo "Parece que me he perdido algo" ninguno de los dos parecía estar muy contento
—¿Qué ocurre, Tatsuya-chan?— preguntó la pequeñaja antes de lanzarle una mirada dura y desafiante el viejo al detectar que lo que molestaba al chico era el viejo
"Me han dado un mapa" repetía en su mente mientras gravaba cada detalle en sus retinas "Están todas las calles de la ciudad... algunas tienen nombres de personas" todo le parecía novedoso, aunque no fuese más que un mapa como cualquier otro a ojos de otra persona, para ella era su mapa "Yo estoy aquí..." siguió con el dedo una recta por el mapa "Aquí le pegue al pacifista estúpido" apreció antes de seguir buscando "Y... aquí está la estación" posó su dedo sobre el lugar "ajá, aquí está el Almacén" no pudo evitar dejar escapar una sonrisilla de alegría "Si compro los materiales, el viejo me mejorará mis armas" la emoción se apoderó de la pequeñaja mientras doblaba el mapa cuidadosamente antes de guardarlo en su portaobjetos como si fuese oro en paño.
Cuando Tomoe regresó al mundo real se encontró así misma frente a un anciano con una carreta que no paraba de gruñir, miró a Tatsuya y luego al viejo "Parece que me he perdido algo" ninguno de los dos parecía estar muy contento
—¿Qué ocurre, Tatsuya-chan?— preguntó la pequeñaja antes de lanzarle una mirada dura y desafiante el viejo al detectar que lo que molestaba al chico era el viejo