16/10/2016, 16:42
— Pues yo había venido por el extremo calor que tenía en casa, no podía más. Con estas chichas además sudo el doble. Y la verdad, pensaba pasar un día tranquilo, que es aparte de durmiendo y comiendo como más me gusta estar. Pero tuvieron que venir los energúmenos estos a molestarnos. A parte de eso, ya me remojé un poco hasta que tú tropezaste conmigo y Nabi emergió de la tierra como un cadáver, aunque eso fue gracioso ahora que lo pienso.
Sonrió de vuelta al Akimichi mientras intentaba por todos los medios no imaginarse a Nabi haciendo el tonto por la arena de la playa, pero le resultaba casi imposible. Los cambios del Uchiha le resultaban bastante interesantes, a la par que cómicos y estúpidos. ¿Cómo podía pasar de ser alguien sin sentido del ridículo a un chico que tiene menos expresión facial que una tabla de madera? La respuesta estaba en su cabeza, pero no podía abrirla y meterse en ella, era médico, pero a tanto no llegaba.
Por otra parte, fijó su vista en Kaiten que se fue a rebuscar en las neveras abandonadas por los civiles, y suspiró. ¿Qué clase de gente poblaba Uzu en aquellos días? ¿Dónde estaban Riko y Juro cuando hacían falta? Volvió a suspirar mientras veía como se metía un plátano entero en la boca.
— Dónde me he metido... — Murmuró para sí.
— ¡Celebremos la victoria con un helado o un tazón de ramen con pollo! ¡Me pido el pollo! ¡Paga Kaiten! ¡Bieeeeeeeeen!
— ¿Qué? ¿Ahora? ¿Y por qué tiene que pagar él?
Pero ya era tarde, Nabi había vuelto a tener un ataque de estupidez y era imposible de parar.
— ¿Vahmokz?
— Bueno... Si insistís... Pero yo quiero un helado. — Se permitió añadir mientras miraba como unos copos de arena se caían por la boca llena de Kaiten y retiraba la vista para otro lado. — Y no os preocupéis que lo mío lo pago yo...
Sí, era una buena idea.
— ¿Dónde vamos?
Sonrió de vuelta al Akimichi mientras intentaba por todos los medios no imaginarse a Nabi haciendo el tonto por la arena de la playa, pero le resultaba casi imposible. Los cambios del Uchiha le resultaban bastante interesantes, a la par que cómicos y estúpidos. ¿Cómo podía pasar de ser alguien sin sentido del ridículo a un chico que tiene menos expresión facial que una tabla de madera? La respuesta estaba en su cabeza, pero no podía abrirla y meterse en ella, era médico, pero a tanto no llegaba.
Por otra parte, fijó su vista en Kaiten que se fue a rebuscar en las neveras abandonadas por los civiles, y suspiró. ¿Qué clase de gente poblaba Uzu en aquellos días? ¿Dónde estaban Riko y Juro cuando hacían falta? Volvió a suspirar mientras veía como se metía un plátano entero en la boca.
— Dónde me he metido... — Murmuró para sí.
— ¡Celebremos la victoria con un helado o un tazón de ramen con pollo! ¡Me pido el pollo! ¡Paga Kaiten! ¡Bieeeeeeeeen!
— ¿Qué? ¿Ahora? ¿Y por qué tiene que pagar él?
Pero ya era tarde, Nabi había vuelto a tener un ataque de estupidez y era imposible de parar.
— ¿Vahmokz?
— Bueno... Si insistís... Pero yo quiero un helado. — Se permitió añadir mientras miraba como unos copos de arena se caían por la boca llena de Kaiten y retiraba la vista para otro lado. — Y no os preocupéis que lo mío lo pago yo...
Sí, era una buena idea.
— ¿Dónde vamos?