21/10/2016, 10:56
— ¿Y cómo lo estás haciendo ahora? Quiero decir, no te estoy viendo hacer nada. —
Riko pensaba que ahora mismo estaba usando mi especialidad, por lo que con un gesto rotundo de negación con la cabeza, le dí entender que estaba equivocado.
-¡Hombre no! Ahora mismo no. Quería decir en éste viaje, estoy empleando mis técnicas mientras averiguo el modo de darle otro enfoque, ser capaz de realizar creaciones más complejas...ya sabes...es lo que más ocupa mi mente ahora mismo. A eso me refería de que en éste preciso instante estoy entrenando, dándole vueltas a la cabeza sobre mis técnicas.
Como todo en la vida, requería unos procesos, no podía entrenar una técnica que todavía no conocía ni era capaz de ejecutar por su complejidad. Puesto las que ya era capaz de realizar, esas ya las tenía bastante dominadas y entrenarlas una y otra vez no tendría sentido alguno.
Lo que necesito es un ejercito, como las fichas de un tablero de shōgi...Por lo menos los caballos ya los tengo... Quedé un rato pensativo nuevamente, como una idea que volvía una y otra vez en mi cabeza.
-¡Oh! Exclamé alegre mientras me fijaba hipnotizado las llamas. -Me acaba de surgir una muy buena idea, lo anotaré en mi makimono...Es muy buena la verdad. De uno de mis bolsillos de mi túnica saque mi makimono entusiasmado y con mi pincel anoté aquella grandiosa idea, un un sonrisa de felicidad y satisfacción.
-Creo que me diste la inspiración que necesitaba Riko, muchas gracias. Confesé agradecido.
Riko estaba de acuerdo conmigo, por eso sabía que era un shinobi competente, ya no solo por su actitud y educación. Más competente que yo mismo incluso, por que yo era de los que siempre pensaba que la mente era más importante y por eso, se debía cultivar por encima del resto. Riko me dio la razón, pero el cultivaba el cuerpo y la mente, sin duda, eso era lo idóneo, buscar el equilibrio en ambas cosas.
— Y que lo digas, compañero, ¡es muy importante!
-¿Sabes que? Si fuéramos de la misma aldea, nos llevaríamos muy bien, pero que muy bien. Afirmé con ningún atisbo de duda.
Los peces ya estaban listos para ser devorados, no es que fuésemos eminencias de la cocina, pero ese olor tan sabroso era indicativo más que suficiente para saber que ya se les podía clavar el diente, pero con precaución ya que deberían quemar horrores.
— ¡Que aproveche! Y cuidado que quema. —
-¡Dios si! Dije con la cara agría con gesto de dolor en los dedos cuando comencé a extraer molla del pescado con las manos. -Si que queman los condenados. Soplaba mis dedos mal heridos para aliviar la quemazón.
Osea, ¿que utilizas técnicas con tinta? ¿Invocas cosas de tinta? Mientras comíamos nuestro preciado manjar, Riko sacó un curioso e invevitable tema de conversación para que la comida resultara más amena. Me pareció correcto, a mi me gustaba hablar de técnicas, después de saciar su curiosidad, el se vería obligado en saciar la mía.
-Eso es Riko, eso es...mi familia domina un arte milenario, muy antiguo ¿sabes? podemos dar vida a nuestros dibujos con tinta, cualquier cosa que dibujemos puede cobrar vida. Claro está a más complejo sea el dibujo más entrenamiento y disciplina se requiere. Le comentaba mientras comía placidamente.
-¿Y tú?¿En qué te especializas?¿Taijutsu quizás?
¿Sus músculos me darán la razón?
Riko pensaba que ahora mismo estaba usando mi especialidad, por lo que con un gesto rotundo de negación con la cabeza, le dí entender que estaba equivocado.
-¡Hombre no! Ahora mismo no. Quería decir en éste viaje, estoy empleando mis técnicas mientras averiguo el modo de darle otro enfoque, ser capaz de realizar creaciones más complejas...ya sabes...es lo que más ocupa mi mente ahora mismo. A eso me refería de que en éste preciso instante estoy entrenando, dándole vueltas a la cabeza sobre mis técnicas.
Como todo en la vida, requería unos procesos, no podía entrenar una técnica que todavía no conocía ni era capaz de ejecutar por su complejidad. Puesto las que ya era capaz de realizar, esas ya las tenía bastante dominadas y entrenarlas una y otra vez no tendría sentido alguno.
Lo que necesito es un ejercito, como las fichas de un tablero de shōgi...Por lo menos los caballos ya los tengo... Quedé un rato pensativo nuevamente, como una idea que volvía una y otra vez en mi cabeza.
-¡Oh! Exclamé alegre mientras me fijaba hipnotizado las llamas. -Me acaba de surgir una muy buena idea, lo anotaré en mi makimono...Es muy buena la verdad. De uno de mis bolsillos de mi túnica saque mi makimono entusiasmado y con mi pincel anoté aquella grandiosa idea, un un sonrisa de felicidad y satisfacción.
-Creo que me diste la inspiración que necesitaba Riko, muchas gracias. Confesé agradecido.
Riko estaba de acuerdo conmigo, por eso sabía que era un shinobi competente, ya no solo por su actitud y educación. Más competente que yo mismo incluso, por que yo era de los que siempre pensaba que la mente era más importante y por eso, se debía cultivar por encima del resto. Riko me dio la razón, pero el cultivaba el cuerpo y la mente, sin duda, eso era lo idóneo, buscar el equilibrio en ambas cosas.
— Y que lo digas, compañero, ¡es muy importante!
-¿Sabes que? Si fuéramos de la misma aldea, nos llevaríamos muy bien, pero que muy bien. Afirmé con ningún atisbo de duda.
Los peces ya estaban listos para ser devorados, no es que fuésemos eminencias de la cocina, pero ese olor tan sabroso era indicativo más que suficiente para saber que ya se les podía clavar el diente, pero con precaución ya que deberían quemar horrores.
— ¡Que aproveche! Y cuidado que quema. —
-¡Dios si! Dije con la cara agría con gesto de dolor en los dedos cuando comencé a extraer molla del pescado con las manos. -Si que queman los condenados. Soplaba mis dedos mal heridos para aliviar la quemazón.
Osea, ¿que utilizas técnicas con tinta? ¿Invocas cosas de tinta? Mientras comíamos nuestro preciado manjar, Riko sacó un curioso e invevitable tema de conversación para que la comida resultara más amena. Me pareció correcto, a mi me gustaba hablar de técnicas, después de saciar su curiosidad, el se vería obligado en saciar la mía.
-Eso es Riko, eso es...mi familia domina un arte milenario, muy antiguo ¿sabes? podemos dar vida a nuestros dibujos con tinta, cualquier cosa que dibujemos puede cobrar vida. Claro está a más complejo sea el dibujo más entrenamiento y disciplina se requiere. Le comentaba mientras comía placidamente.
-¿Y tú?¿En qué te especializas?¿Taijutsu quizás?
¿Sus músculos me darán la razón?